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Lecciones para los inversores de la crisis de China y el revés de las materias primas
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Lecciones para los inversores de la crisis de China y el revés de las materias primas

Las fuertes caídas este lunes de las materias primas y de las compañías ligadas al sector evidencian los peligros de aferrarse a un relato unidireccional sobre el rumbo de los mercados

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Invertir en materias primas o en compañías que se benefician de su encarecimiento ha sido, con diferencia, la mejor manera de protegerse frente a las incertidumbres generadas por la invasión rusa de Ucrania. Este lunes, sin embargo, se convirtieron en un pesado lastre en las carteras de los inversores que han apostado por ellas.

Los castigos han resultado tan contundentes como para poner en cuestión la lógica que ha explicado la apuesta por este tipo de activos. Los precios del petróleo se hundieron más de un 5%, con el barril de Brent al filo de los 100 dólares, el mineral de hierro también encajaba pérdidas superiores al 5% y en el caso del paladio los números rojos rebasaban el 10%. En paralelo, los sectores de energía y de recursos básicos del Stoxx 600 europeo sufrían pérdidas por encima del 4 y del 5%, respectivamente. En el Ibex, ArcelorMittal se llevaba la peor parte, dejándose más de un 8% de su valor, mientras que Acerinox y Repsol sufrían pérdidas en el entorno del 4,5%.

Pese a este brusco viraje, no cabe pensar que la perspectiva de dificultades de aprovisionamiento en productos tan relevantes como el maíz, el petróleo y el gas o el níquel que ha impulsado la subida de precios de las materias primas en las últimas semanas ha quedado diluida. Todo lo contrario. A las dificultades generadas por la guerra ucraniana se vienen sumando desde hace semanas nuevas distorsiones en las cadenas de suministros generadas por la sucesión de brotes del coronavirus en China, que amenazan con empantanar aún más los flujos comerciales.

Foto: Parqué de la Bolsa de Madrid. (EFE/Vega Alonso del Val)

Pero precisamente en la situación de China se encuentran las razones que explican el derrumbe este lunes de las materias primas y los sectores asociados. Los datos conocidos hasta la fecha ya vienen mostrando la desaceleración generada por los duros confinamientos con las que el gobierno del gigante asiático sigue respondiendo a las oleadas del virus (el PIB de Shanghai, la región más afectada por estas medidas, creció en el primer trimestre del año un 3,1%, una cifra sensiblemente inferior a la media del país, que fue del 4,8%). Y a medida que la situación sanitaria sigue empeorando en otras regiones del país, como Pekín, en el mercado se teme que el empeño gubernamental en la política de covid cero provoque un frenazo aún más considerable, lo que acabaría siendo un lastre para la demanda de materias primas.

El caso de China, por las peculiaridades de su estrategia contra el covid, resulta muy particular y difícilmente extrapolable, pero sirve para ilustrar el difícil encaje que tienen las piezas con las que tratan de componer hoy su estrategia los inversores. Una inflación muy elevada, un giro acelerado en las políticas de los bancos centrales y las dificultades derivadas de la guerra en Ucrania han dado forma a un escenario con demasiadas ramificaciones como para asumir relatos unidireccionales.

Apostar por una inflación persistentemente alta puede acabar siendo un error costoso

Algunos elementos presentes en el escenario financiero actual justifican visiones como las que presentan a petroleras o bancos como los grandes vencedores de este entorno. Pero no puede obviarse que, al mismo tiempo, entran en interacción con otras fuerzas que pueden modificar las condiciones de forma muy significativa. Al fin y al cabo, cualquier golpe severo para al crecimiento económico derivado, sin ir más lejos, por los altos precios de la energía tiene el potencial de cambiar por completo el panorama y, siguiendo con los casos citados, poner en riesgo la calidad del crédito de los bancos o reducir la demanda de petróleo.

Son muchos los expertos que vienen señalando desde hace tiempo que tan erróneo como ha sido infravalorar las presiones inflacionarias como un fenómeno pasajero puede resultar ahora asumirla como una realidad llamada a perpetuarse en sus elevados niveles actuales. En el horizonte económico y financiero se yerguen actualmente una serie de incertidumbres de tal magnitud que resulta casi imposible determinar que rumbo acabará tomando la economía mundial.

Para los inversores todo esto no significa otra cosa que la obligación de observar con atención los acontecimientos y tratar de estar preparados para ajustar sus posiciones en función de los mismos. Porque lo que ha quedado claro con el movimiento de este lunes es que aferrarse a una única jugada, por muy lógica que parezca, puede acabar resultando un error muy gravoso.

Invertir en materias primas o en compañías que se benefician de su encarecimiento ha sido, con diferencia, la mejor manera de protegerse frente a las incertidumbres generadas por la invasión rusa de Ucrania. Este lunes, sin embargo, se convirtieron en un pesado lastre en las carteras de los inversores que han apostado por ellas.

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