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El juego de tronos de Prisa: una guerra peligrosa para un negocio en dificultades
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Destitución de Monzón

El juego de tronos de Prisa: una guerra peligrosa para un negocio en dificultades

La salida de Monzón con apoyo del 52% del consejo expone una vez más las profundas divisiones existentes en el seno del grupo editorial

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Las guerras de poder vuelven a hacer estragos en el seno de Prisa. El grupo de medios propietario del diario 'El País' ha anunciado en la tarde de este viernes la destitución de su presidente, Javier Monzón, con el voto a favor del 52,2% del consejo, a instancias de Amber Capital, máximo accionista del grupo, que consigue llevar a cabo finalmente una jugada que llevaba meses pergeñando.

El golpe de mano del fondo británico, que ha contado con el respaldo de Telefónica, representa toda una arremetida contra Banco Santander, muñidor principal para el nombramiento de Monzón, hace algo menos de dos años, y pone sobre la mesa las profundas diferencias existentes entre los principales accionistas de un grupo que ha tenido en sus luchas intestinas un problema casi tan sangrante como en la evolución de su negocio.

No hay que remontarse demasiado en el tiempo para recordar episodios de tensión similares en la compañía, como los que precedieron a la salida de Juan Luis Cebrián de la presidencia del grupo, en los que precisamente Monzón tuvo un papel protagonista, con un primer intento frustrado de ocupar el puesto.

Foto: Prisa convoca consejo extraordinario mañana para estudiar oferta de compra.

La desdicha de Prisa nace del hecho de que, en gran medida, quienes hoy ocupan las principales posiciones en su consejo no están ahí como resultado de una apuesta estratégica por el grupo, sino como resultado de una larga serie de avatares, en no pocos casos accidentales –refinanciaciones, operaciones corporativas...– que han derivado en su entrada en el accionariado del grupo de medios. Y esto, con cierta frecuencia, parece traducirse en que sus prioridades no estén del todo alineadas con las del negocio, sino que su presencia en Prisa sea utilizada como mero instrumento para alcanzar otros fines.

Aparentemente, el relevo de Monzón –a la espera de saber quién será su sustituto definitivo, la solución interina de Joseph Oughourlian (Amber Capital)– no debería suponer un viraje en el rumbo de una compañía que mantiene sus funciones ejecutivas en las manos de su consejero delegado, Manuel Mirat. Pero, como reflejo de esas luchas intestinas entre sus principales accionistas, representa una señal poco favorable para un grupo inmerso en un viraje estratégico crucial tras años de turbulencias que, por momentos, han llegado a poner en cuestión su viabilidad.

La reciente refinanciación de su deuda y la venta de Santillana en España han dado a la compañía el oxígeno suficiente para trazar un nuevo rumbo futuro, que pasa por la segregación de sus dos grandes divisiones de negocio –Medios y Publicaciones– y por que el mercado confía en que le permita aflorar un mayor valor a un grupo que hoy por hoy capitaliza apenas 647 millones de euros, tras perder casi tres cuartas partes de su valor en menos de un lustro. Las últimas muestras de interés por el negocio de medios de la compañía han sido vistos como evidencias de que esta estrategia puede dar sus frutos.

La división del consejo supone un lastre a un grupo inmerso en un viraje estratégico

Pero no puede perderse de vista que la ejecución de este plan conlleva inevitables riesgos, máxime para una empresa que, pese a los avances registrados en los últimos tiempos, no deja de moverse bajo la losa de una aplastante deuda que alcanza las 6,7 veces su Ebitda tras los últimos movimientos. Hacer frente a ese escenario desde la posición de un consejo dividido –y el porcentaje de apoyos obtenidos a la propuesta de destitución de Monzón supone la representación práctica de esta división– obviamente no supone el mejor punto de partida.

A Prisa le aguardan aún intensas batallas para definir su nueva estructura directiva, un proceso en el que cabría esperar que sus accionistas limaran asperezas en pro de una unidad de acción que sería beneficiosa para el desarrollo del nuevo plan estratégico. Pero la larga lista de desencuentros entre los grupos que conforman el consejo y el elemento desestabilizador que históricamente ha representado la relación con el Gobierno no permiten augurar un desenlace favorable.

Prisa está acostumbrado a moverse desde hace años en circunstancias delicadas. Unas circunstancias derivadas, obviamente, de la decadencia que ha golpeado al negocio de la prensa tradicional. Pero si en el último lustro sus pérdidas en bolsa duplican las de Vocento –un grupo que tampoco ha tenido la mejor de las relaciones en su consejo– cabe achacarlo en buena medida al continuo juego de tronos al que se han dedicado sus accionistas. Y que parece lejos de haber concluido.

Las guerras de poder vuelven a hacer estragos en el seno de Prisa. El grupo de medios propietario del diario 'El País' ha anunciado en la tarde de este viernes la destitución de su presidente, Javier Monzón, con el voto a favor del 52,2% del consejo, a instancias de Amber Capital, máximo accionista del grupo, que consigue llevar a cabo finalmente una jugada que llevaba meses pergeñando.

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