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¿Información privilegiada? Así venden los ejecutivos de las vacunas sus acciones
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Directivos de Moderna y Pfizer

¿Información privilegiada? Así venden los ejecutivos de las vacunas sus acciones

La esperanza de tener una cura contra el coronavirus ha desatado un huracán alrededor de la cotización de las farmacéuticas Moderna y Pfizer

Foto: Una jeringuilla, sobre el logo de Moderna. (Reuters)
Una jeringuilla, sobre el logo de Moderna. (Reuters)

En las últimas semanas, se ha producido un patrón nacido al calor de la publicación de la efectividad de las diferentes vacunas contra el coronavirus. Moderna y Pfizer daban cuenta de sus resultados y, casi acto seguido, sus directivos se llenaban los bolsillos vendiendo acciones y aprovechando la euforia de los mercados.

Eso, 'a priori', podría parecer sorprendente. ¿Cómo permiten los reguladores, cuya tarea es velar por la pulcritud de los mercados, que los directivos de una empresa se aprovechen de información privilegiada para engordar sus cuentas bancarias? Lo cierto es que estos ejecutivos se sirven de un truco legal conocido como normativa 10b5-1.

Esta regla, instaurada por la SEC —el regulador de los mercados en EEUU— en el año 2000, es una vía de escape que permite a los ejecutivos de empresas cotizadas establecer planes de ventas de acciones propias. Hasta aquí, todo normal. El problema es que esa normativa se ha pervertido, pues especifica claramente que la persona que hace líquidos esos títulos "no debe tener acceso a material con información no publicada".

Foto:  El CEO de Pfizer, Albert Bourla (EFE)

Para poder aprovechar la normativa 10b5-1, se deben cumplir tres condiciones: que el precio y la cantidad de acciones vendidas estén fijados, que esa cuantía quede determinada por una fórmula previamente establecida y que el bróker que negocia los títulos tenga una fecha fijada para hacerlo y no tenga acceso a información no publicada.

Cuesta creer que el jefe médico de Moderna, por ejemplo, no tenga acceso a una enorme cantidad de información no publicada en el momento en que se decidió a servirse de este mecanismo para sacar un buen sobresueldo este mes de noviembre. Esa misma opinión tiene la SEC. Su presidente, Jay Clayton, ya ha afirmado que están valorando introducir un periodo de veto a este tipo de transacciones, con la idea de frenar unas ventas cada vez más habituales en las farmacéuticas.

Los beneficios de la vacuna

El lunes 16 de noviembre, al mediodía en España, Moderna lanzaba un comunicado afirmando que su vacuna contra el coronavirus tenía una efectividad de casi el 95%. El mercado reaccionó con un tremendo optimismo y disparó la cotización de la farmacéutica hasta un 9,58%. Desde ese día, los títulos han escalado un 13,5%, elevando el valor de la firma hasta los 38.520 millones de dólares, prácticamente lo mismo que capitaliza Banco Santander en el Ibex.

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Ese mismo día 16, el jefe médico ('chief medical officer') de Moderna, Tal Zaks, hacía efectivas sus opciones para comprar 5.000 acciones a 12,21 dólares la unidad y otras 10.000 a 19,15 dólares la pieza. En total, un desembolso de 252.550 dólares que, sin embargo, recuperó rápido. Apenas unas horas después, ya había empaquetado esos 15.000 títulos en seis tramos diferentes, sacando 1.454.829 dólares. Zaks cerró el día con un beneficio neto de 1,2 millones de dólares.

No fue la única vez que ejecutaba esa operación, aprovechándose de la normativa 10b5-1 para no dar muchas explicaciones. El 2 de noviembre hacía lo propio, de nuevo con 15.000 acciones y un beneficio neto de 754.947 dólares, y lo repetía de nuevo el 9 de noviembre, incrementando su cuenta bancaria en 916.782 dólares.

En total, Zaks ha conseguido un beneficio de 2.874.008 dólares en lo que llevamos de mes, aprovechando las buenas perspectivas que tiene la vacuna de la compañía de la que forma parte.

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No ha sido el único directivo que ha aprovechado para hacer líquida su participación. Stephane Bancel, CEO de Moderna, ha vendido acciones por valor de 1,74 millones esta semana, en dos operaciones diferentes en las que ha puesto en el mercado 9.000 títulos propios y otros 10.000 que controlaba directamente. Al empresario francés se le calcula un patrimonio de 3.100 millones de dólares gracias sobre todo al 6% de Moderna que está a su nombre.

Locura bursátil

La esperanza de tener una cura contra el coronavirus ha desatado un huracán alrededor de la cotización de las farmacéuticas Moderna y Pfizer. En el caso de la estadounidense, el pasado lunes, el día del anuncio de la efectividad, se negociaron casi 71 millones de títulos.

Por ponerlo en perspectiva, es un 400% más que en la sesión anterior y significa que al menos una de cada cuatro acciones cambió de manos en un día. Moderna tiene un 'free float' —acciones que están en el mercado— de un total de 323 millones de participaciones en el capital, casi el 80% del total.

Durante las cinco sesiones que compusieron la semana pasada, se negociaron casi 150 millones de acciones de Moderna, casi el doble que la semana anterior —cuando todos los ojos estaban en la firma tras los resultados de Pfizer— y una cantidad muy superior a los 24,5 millones de la primera semana de noviembre.

En las últimas semanas, se ha producido un patrón nacido al calor de la publicación de la efectividad de las diferentes vacunas contra el coronavirus. Moderna y Pfizer daban cuenta de sus resultados y, casi acto seguido, sus directivos se llenaban los bolsillos vendiendo acciones y aprovechando la euforia de los mercados.

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