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Las bolsas encaran un último trimestre de 2020 plagado de minas
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Las bolsas encaran un último trimestre de 2020 plagado de minas

Los rebrotes de la pandemia han devuelto la inestabilidad a un mercado que se enfrenta también en las próximas semanas a importantes incertidumbres geopolíticas

Foto: Imagen de un broker ante unas pantallas de evolución del mercado. (Reuters)
Imagen de un broker ante unas pantallas de evolución del mercado. (Reuters)
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"Se plantea un trimestre muy difícil", advierte Ignacio Cantos, director de inversiones de atl Capital. Después de un ejercicio de agitación extrema como el que han tenido que soportar los inversores, a causa de la crisis del coronavirus, el último tramo del año se presenta plagado de minas capaces de hacer descarrilar una recuperación —económica y bursátil— que ya viene dando síntomas de debilidad.

Tras borrar todas las pérdidas acumuladas desde que el covid-19 empezó a zarandear al mercado, las bolsas mundiales han sufrido recortes superiores al 7% en poco más de tres semanas. El vertiginoso repunte de la pandemia en diversos países europeos, con España a la cabeza, ha puesto en jaque el discurso de que lo peor de la crisis era cosa del pasado y obliga a replantear medidas de contención que, inevitablemente, causarán —de hecho, ya lo están haciendo— un daño adicional a la economía.

Foto: Pantallas de cotización del Ibex en el interio de la Bolsa de Madrid. (EFE)

"A pesar de que las principales economías avanzadas y emergentes han iniciado su senda de recuperación, el repunte de los casos de contagio diarios a nivel global está provocando una moderación de su ritmo de avance, ante la adopción de nuevas medidas de restricción de la movilidad y distanciamiento social en algunos núcleos de población de España, Francia y Reino Unido, entre otros países, que continuarán lastrando, principalmente, la reactivación de los sectores de consumo social, como el turismo, la hostelería o el ocio. De ahí que aumente el riesgo de una recuperación divergente tanto a nivel geográfico como sectorial", observa Fátima Herranz, analista de Singular Bank.

Pero si las incertidumbres sobre la pandemia representan ya de por sí un factor lo suficientemente grave como para nublar las perspectivas del mercado, en las próximas semanas los inversores tendrán que lidiar con una serie de riesgos de tipo geopolítico que pueden llevar la tensión a cotas muy difíciles de gestionar, como son el Brexit y las elecciones presidenciales en Estados Unidos.

Un complejo entorno al que, como recuerda Cantos, pese a lo complicado del contexto económico —y más allá de la excepción negativa que representa el mercado español— las bolsas llegan tras haber protagonizado una fuerte recuperación en los últimos meses, que ya hacía difícil pensar en grandes alzas adicionales, aún en ausencia de incertidumbres. "Si alguien está pensando en ganar dinero en los próximos dos meses, que se olvide de la Bolsa", señala contundente Juan Carlos Castillo, responsable de análisis de Capital Bolsa.

placeholder Evolución del índice FTSE All-World en los últimos 12 meses. (Bloomberg)
Evolución del índice FTSE All-World en los últimos 12 meses. (Bloomberg)

De estos desafíos, el Brexit se presenta como el más inminente. El próximo 15 de octubre está prevista una cumbre de líderes europeos en la que debería consumarse el acuerdo que selle las condiciones de las nuevas relaciones económicas y comerciales entre Reino Unido y la Unión Europea. Esa es la fecha límite fijada por los líderes de ambos bloques para alcanzar un pacto que evite el levantamiento de barreras arancelarias a partir del próximo 1 de enero.

Después de más de cuatro años de vaivenes en los que siempre ha primado la idea de que un acuerdo sería logrado en última instancia, la posibilidad de una ruptura brusca amenaza con causar profundas disrupciones en las relaciones comerciales entre Reino Unido y la Unión Europea, que causará un inevitable daño en la economía de ambas regiones, aunque es de prever que sea la británica la más penalizada.

En cualquier caso, como advierte Cantos, el mercado ha asumido ya gran parte de ese riesgo, lo que estaría reflejado en la reciente caída de la libra por debajo del nivel de los 1,10 euros, que ya estaría reflejando una alta probabilidad de 'no deal'.

Elecciones EEUU

Respecto a las elecciones estadounidenses, si siempre resulta inevitable que estas dejen huella en los mercados, los comicios de 2020 se presentan especialmente relevantes. Pero no tanto por quién resulte vencedor, sino por el temor a que un resultado poco concluyente prolongue durante semanas una situación de inestabilidad institucional que, lógicamente, tendría su reflejo en una mayor volatilidad sobre el parqué.

Porque, aunque los mensajes del presidente del país, Donald Trump, en los que advierte del intento de sus rivales de adulterar los comicios, pueden verse como parte de su estrategia electoral, no son pocos los expertos que advierten que no puede descartarse por completo el riesgo de una transición de poderes convulsa, en la que tenga que tomar parte la Justicia.

"El mejor escenario sería el de una victoria clara de cualquiera de los dos candidatos, en la que el poder se concentre en un único partido, que pueda desplegar sin bloqueos su programa de gobierno", sugiere Roberto Scholtes, director de Estrategia de UBS en España, quien considera que las políticas propuestas por Trump o su rival, Joe Biden, combinan elementos que pueden considerarse positivos o negativos, en función de los sectores a los que se refieran.

Foto: Donald Trump, en una reunión de la OTAN en 2018. (Reuters)

En cualquier caso, en algunas de las cuestiones más fundamentales, las diferencias son nimias. Al menos así lo defiende Juan Luis García Alejo, director general de Andbank Wealth Management, quien observa que una victoria de Biden no debería suponer un cambio radical en la postura de Estados Unidos hacia el comercio internacional ni en sus relaciones con China. Además, subraya que en el entorno actual, la principal clave para la economía norteamericana radica en la aprobación de programas de estímulo fiscal para afianzar la recuperación. "Hasta ahora han sido posibles a través acuerdos entre ambos partidos y no es de esperar un escenario poselectoral en el que esto no vaya a ser posible", señala.

Más allá de esto, advierte García Alejo, el fondo del mercado en los próximos meses estará marcado por la evolución de la pandemia, la capacidad que muestren los gobiernos para refrenar la segunda ola sin recurrir a las medidas más contundentes de bloqueo social y económico, y las noticias sobre la carrera para obtener una cura efectiva o una vacuna en los próximos trimestres.

Y esta es, precisamente, una de las cuestiones a las que apunta Scholtes para presentar una imagen menos desalentadora del panorama que encaran las bolsas. "Si miras hacia final de año, es de esperar que el Brexit ya se haya resuelto, de un modo u otro; Estados Unidos debería tener ya un presidente; y habrá más claridad sobre la posibilidad de contar con una vacuna en los siguientes meses", señala el experto de UBS.

La necesidad de los grandes fondos institucionales de asumir riesgos para obtener rentabilidad debería actuar como un catalizador para las bolsas

En su opinión, las bolsas se adentran ahora en un escenario de máxima oscuridad, que podría alcanzar su culmen hacia mediados de octubre, con la llegada a la fecha límite del Brexit, el incremento de la atención en la carrera electoral estadounidense, un coronavirus que podría continuar ofreciendo datos poco alentadores y que aún no se verían contrarrestados por noticias sobre los tratamientos, y unos datos económicos contradictorios, que pongan en cuestión la continuidad de la recuperación.

"A partir de ahí esas incertidumbres deben ir resolviéndose. Y, en el peor caso, en que los desarrollos no sean favorables, podrían dilatar la mejora. Pero sin esas incertidumbres sobre el escenario los inversores ya podrán hacer planteamientos a medio y largo plazo", indica Scholtes, añadiendo el que para él es uno de los factores decisivos para mantener una visión positiva a medio plazo sobre los mercados: "A final de año habrá un amplio número de inversores institucionales que tendrán que plantearse cómo alcanzar sus objetivos de rentabilidad en un escenario de tipos cero a nivel mundial. Y no tendrán más opción que asumir más riesgos", señala, augurando que una nueva tendencia al alza en las bolsas irá acompañada de un movimiento de rotación hacia los sectores cíclicos, más penalizados durante la crisis.

Esta visión positiva es respaldada por firmas como Bank of America, que sigue otorgando un potencial considerable para la bolsa europea en los próximos meses. Con la confianza de que esta nueva oleada del virus pierda fuerza en los próximos meses, la entidad prevé un nuevo tirón en la recuperación que sería compatible con "un nuevo aumento del 15% para la renta variable europea y un rendimiento superior del 10% para las acciones cíclicas frente a las defensivas. Esperamos que la recuperación global madura se traduzca en un aumento de los rendimientos de los bonos, impulsando las finanzas y el 'value' frente a las acciones de crecimiento, al tiempo que pesa sobre la industria farmacéuticas y las utilities".

La esperanza del Ibex

En esas expectativas descansan las esperanzas de mejora de un mercado español que llega a este tramo final en una posición mucho más endeble que el resto de grandes índices mundiales. Mientras la bolsa global, impulsada por Wall Street, se mueve aún cerca de sus máximos, el Ibex acumula un retroceso superior al 34% desde mediados de febrero, que le deja ya claramente por debajo del nivel de los 7.000 puntos, en cotas que superó por primera vez hace más de 23 años.

El mayor impacto de la pandemia en la economía española, la exposición al mercado latinoamericano, también muy penalizado (especialmente, sus divisas) por la crisis, o la composición del índice español son algunas de las claves que explican que el índice español acumule en el ejercicio un castigo diez puntos porcentuales mayor al de los selectivos de Francia e Italia o casi 15 puntos superior al del Dax alemán.

"Es evidente que la bolsa española está barata, las salidas de dinero parecen excesivas. Pero es un tema de flujos. Hoy no hay interés por entrar en la bolsa española, tanto por cuestiones políticas como económicas, y no veo estabilidad para que esta situación se revierta. Y obviamente, si no entra dinero, la bolsa no sube", comenta Ignacio Cantos.

García Alejo, en cambio, sí espera que un retorno del optimismo económico global propicie un escenario en el que la bolsa española, por su componente más cíclico y más 'value', pueda cerrar la brecha abierta en los últimos meses con el resto de los grandes mercados europeos. Aunque una mejora de este tipo podría ser de corto alcance, según observa Scholtes. "De cara a un nuevo ciclo de crecimiento económico, la española es una bolsa coja, sin apenas presencia de sectores como el tecnológico, la salud o sin grandes industrias", advierte.

"Se plantea un trimestre muy difícil", advierte Ignacio Cantos, director de inversiones de atl Capital. Después de un ejercicio de agitación extrema como el que han tenido que soportar los inversores, a causa de la crisis del coronavirus, el último tramo del año se presenta plagado de minas capaces de hacer descarrilar una recuperación —económica y bursátil— que ya viene dando síntomas de debilidad.

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