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Las correlaciones entre mercados han estallado... y los gestores probarán su valía
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Las correlaciones entre mercados han estallado... y los gestores probarán su valía

Las correlaciones entre mercados que funcionaban en 2016 han dejado de funcionar desde las elecciones en EEUU. Algo que suele anunciar una ralentización del ciclo económico

Foto: Doland Trump firma uno de sus primeros decretos como presidente. (Reuters)
Doland Trump firma uno de sus primeros decretos como presidente. (Reuters)

En el mundo de la inversión, suele haber correlaciones entre mercados y activos (bolsa, deuda, divisas, materias primas), es decir, se mueven al unísono tanto al alza como a la baja. Esto simplifica bastante la labor de los gestores de fondos de inversión, tanto a la hora de posicionarse como a la de cubrirse ante posibles caídas. Pero ahora las correlaciones que llevaban funcionando desde hace una década han saltado por los aires. El detonante ha sido la victoria electoral de Donald Trump, y ahora los profesionales de la inversión deben demostrar su valía en un entorno mucho más difícil.

Morgan Stanley ha emitido una nota de estrategia en la que alerta de este fenómeno, que califica de 'crash'. "Y 'crash' no es un término que usemos a la ligera en Morgan Stanley", advierten. "Pero no se nos ocurre otra palabra para describir cuánto han caído las correlaciones entre activos y con qué velocidad lo han hecho. En sólo cuatro meses, hemos pasado de unos mercados con lazos inusualmente fuertes a un escenario con rentabilidades muy divergentes", como se puede apreciar en este gráfico.

Según su estratega Phanikiran Naraparaju, estas rupturas de las correlaciones suelen suceder en las últimas etapas de un ciclo económico. Ahora bien, en esta ocasión también existen factores propios de cada mercado que pueden distorsionar esta habitual coincidencia, ya que los inversores están más preocupados por cuestiones propias de cada activo que por una ralentización económica global. En todo caso, el consenso del mercado ahora espera un escenario de subidas de tipos generalizadas que, tarde o temprano, acabarán por enfriar el crecimiento.

Tres tipos de correlaciones se han quebrado

Morgan Stanley identifica tres áreas en las que se han roto las correlaciones. La primera es la que se da entre diferentes tipos de activos, por ejemplo, entre los tipos de interés del mercado de bonos y el precio de las acciones en bolsa. De esta forma, la subida del dólar no ha hecho caer a la renta variable como muchos esperaban, sino que ha vivido un 'rally' en los últimos meses de 2016 que ahora se ha frenado de momento.

La segunda es la correlación interregional, es decir, entre diferentes regiones para el mismo tipo de activos: por ejemplo, se ha venido abajo el lazo entre los tipos de interés en Europa y Japón. A juicio de este banco de inversión, esto se puede explicar por la divergencia entre las políticas monetarias de las dos zonas y por los diferentes riesgos políticos que afrontan.

Los gestores tienen que demostrar que valen

En tercer lugar, se ha quebrado la relación dentro de la propia bolsa, es decir, los movimientos al unísono de los diferentes valores con los índices. Esto es lo que se conoce como 'beta' en el argot, y facilita la gestión de fondos: si hay mucha correlación de los valores con los índices, no importa demasiado en qué empresas inviertes porque tu rentabilidad va a ser siempre muy parecida a la del conjunto del mercado.

Pero si no hay 'beta', entonces hay que buscar 'alfa', que es la ganancia no correlacionada con el índice; es decir, el gestor tiene que acertar al escoger los valores que van a hacerlo bien (y así batirán al índice); porque si elige los que luego lo harán mal, su rentabilidad será muy inferior, sus inversores estarán descontentos y se irán a los fondos que lo han hecho mejor. Eso tiene la ventaja de diferenciar a los buenos gestores de los malos. Y la desventaja de que, si no funcionan las correlaciones, es más difícil cubrirse ante caídas apostando por los activos que suelen moverse al revés que la bolsa.

En el mundo de la inversión, suele haber correlaciones entre mercados y activos (bolsa, deuda, divisas, materias primas), es decir, se mueven al unísono tanto al alza como a la baja. Esto simplifica bastante la labor de los gestores de fondos de inversión, tanto a la hora de posicionarse como a la de cubrirse ante posibles caídas. Pero ahora las correlaciones que llevaban funcionando desde hace una década han saltado por los aires. El detonante ha sido la victoria electoral de Donald Trump, y ahora los profesionales de la inversión deben demostrar su valía en un entorno mucho más difícil.

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