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Vuelven las dos Europas: compra de bonos en el centro, ventas en la periferia
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impacto de la crisis griega

Vuelven las dos Europas: compra de bonos en el centro, ventas en la periferia

No alcanza, ni mucho menos, la dimensión de otros coletazos de la crisis del euro. Pero los últimos acontecimientos en Grecia confirman que el mercado sigue haciendo distinciones dentro del euro

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Los impactos no son tan intensos como en 2010. Ni como en 2011. Pero el automatismo sigue incorporado en los inversores. Consiste en dividir la Eurozona en dos partes cuando se produce un nuevo coletazo de la crisis. Por un lado está el núcleo, más fiable y en el que por tanto predominan las compras de bonos. Por otro, la periferia, en la que lo que mandan son las ventas precisamente porque su solvencia es más cuestionable.

[Siga en directo la reacción de los mercados al 'corralito' en Grecia]

Eso mismo, esa misma distinción, es la que vuelve a escena este lunes, en la que los últimos acontecimientos producidos en Grecia se saldan con una nueva ración de compras de deuda soberana alemana, austriaca o frances y con otra dosis de ventas en bonos españoles, portugueses e italianos. No ocurre con la contundencia del pasado, que para eso el Banco Central Europeo (BCE) tiene abierto su programa de compra de bonos públicos y privados, su famosa expansión cuantitativa (QE), que actúa como elemento persuario y muro de contención de esas ventas.

Las compras, con el consiguiente descenso de unos rendimientos que bajan cuando el precio sube, propician que la rentabilidad del bund germano baje del 0,92 al 0,80%; la del holandés, del 1,15 al 1,05%; la del austriaco, del 1,25 al 1,17%; y la del bono francés, del 1,30 al 1,23%.

Por el contrario, las ventas provocan que el rendimiento del bono español suba del 2,11 al 2,31%; el del bono italiano, del 2,15 al 2,35%; y el del bono italiano, del 2,15 al 3,03%.

Como consecuencia de estos movimientos, la prima de riesgo española, que mide la diferencia entre la rentabilidad de los bonos alemanes y españoles a 10 años, escala de los 119 a los 151 puntos básicos.

Los impactos no son tan intensos como en 2010. Ni como en 2011. Pero el automatismo sigue incorporado en los inversores. Consiste en dividir la Eurozona en dos partes cuando se produce un nuevo coletazo de la crisis. Por un lado está el núcleo, más fiable y en el que por tanto predominan las compras de bonos. Por otro, la periferia, en la que lo que mandan son las ventas precisamente porque su solvencia es más cuestionable.

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