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Aguirre alerta del riesgo comunista y Gómez le acusa de privatizar hasta los pañales
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Aguirre alerta del riesgo comunista y Gómez le acusa de privatizar hasta los pañales

Alberto Mendoza.- 09/05/2011La campaña se pone seria. O al menos se calienta. Telemadrid acogió ayer el debate entre Esperanza Aguirre (PP), Tomás Gómez (PSOE) y Gregorio Gordo

Alberto Mendoza.- 09/05/2011

La campaña se pone seria. O al menos se calienta. Telemadrid acogió ayer el debate entre Esperanza Aguirre (PP), Tomás Gómez (PSOE) y Gregorio Gordo (IU), todos ellos aspirantes a gobernar desde la Puerta del Sol. La lideresa se mantuvo firme ante los ataques de lo que llamo la “coalición de socialistas y comunistas”, mientras que Invictus desplegó su gancho de izquierda para meter el miedo en el cuerpo a enfermos, dependientes y padres con hijos en edad escolar. Fue el broche a un fin de semana marcado por los fantasmas del pasado que recorrieron los mítines de Felipe González, José María Aznar y Francisco Camps, con recuerdo incluido para el abuelo republicano de José Luis Rodríguez Zapatero.

Los debates electorales se han convertido en un bien de lujo, pero no por  su calidad, sino por su escasez. España ha aportado a este campo televisivo los monólogos cara a cara, donde el moderador abandona su formación periodística para ejercer, cronómetro en mano, de árbitro de baloncesto. Gómez es un candidato con hambre y salió al ataque armado de propaganda ideológica. A punto estuvo de sacar de quicio a la presidenta, pero Aguirre tiene empaque y una demoledora hoja de periódico donde su adversario declaraba que quería para Madrid lo mismo que había hecho Zapatero por España. Empate en el regate corto y cero propuestas de profundidad.

Gómez no se atrevió a llamar condesa a su rival, pero le acusó hasta de cortar la provisión de pañales absorbentes en las residencias de ancianos. El panorama que pintó el candidato socialista era desolador: Aguirre ha regalado los hospitales a empresas constructoras; y las escuelas infantiles, a un oscuro fondo de inversión estadounidense; ha dejado Telemadrid en manos de la extrema derecha; se dispone a repartir entre sus amigos el agua del Canal de Isabel II y 1.800 personas mueren por contaminación en Madrid cada año.

La presidenta no pensaba que el ex alcalde de Parla fuera a salir tan guerrero en el plano ideológico, atreviéndose a ignorar la doctrina de Francis Fukuyama. Pero Aguirre se siente cómoda presumiendo de superioridad liberal frente a lo que tacha de fracaso de las políticas socialistas, y poniendo como ejemplo la hegemonía conservadora en Europa. Con el paso del tiempo se fue recomponiendo y supo asimilar el proyecto de Gómez con Zapatero, los cinco millones de parados y los recortes del Gobierno central.

No obstante, paradojas de la política, Aguirre tuvo que ponerse en plan socialdemócrata para vender su gestión y detallar que ha construido un colegio a la semana, un centro de salud al mes y 100 kilómetros de metro. La Thatcher castiza miró a cámara para prometer que "mientras sea presidenta, la sanidad será universal, gratuita y de máxima calidad", y acabó pidiendo el voto para ayudar a los más "desfavorecidos". Soft power para calmar al electorado centrista y un guiño a los suyos para advertir de la amenaza de la "coalición de socialistas y comunistas" que no tienen la "gallardía" de presentarse juntos.

 La intervención de Gregorio Gordo no pasará a la historia de los debates, pero sí servirá a los preparadores de portavoces como ejemplo de lo que no hay que hacer en televisión. El candidato de IU se sintió más cómodo atacando a Gómez y al Ejecutivo del PSOE que a Aguirre, aunque el líder del PSM no dejó de seducirle para hacer frente común a partir del 22-M. A cada crítica de Gordo por los recortes de Zapatero, Gómez le proponía hacer juntos una banca pública o fijar un impuesto a los beneficios de los banqueros, por lo que el debate derivó a un impúdico cortejo.

Felipe, Bin Laden y el abuelo de Zapatero

Al margen del debate madrileño, la campaña ha transitado este fin de semana por su particular pasaje del terror, con la aparición de afamados espectros. El casi procesado Francisco Camps acaricia una aplastante victoria, pero su discurso hace tiempo que está cogido con los alfileres de los sastres gurtelianos. "A mí, mis abuelos me transmitieron ternura, cariño. La ternura y el cariño que los abuelos transmiten forma parte de la educación esencial de cualquier persona. El Gobierno de Rodríguez Zapatero comenzó con la historia de un abuelo, el abuelo de Rodríguez Zapatero, que parece que no le transmitió la ternura y el cariño que normalmente le transmiten los abuelos a sus nietos", aseguró el sábado por la noche el presidente valenciano.

El PSOE salió en tromba a deplorar las absurdas palabras de Camps, buscando de paso cargarse de razón para dar forma a la teoría de que el PP está en la "derecha extrema" y sus candidatos no ganan en "dignidad" a, por ejemplo, Jorge Alarte. El candidato de los socialistas valencianos no ha logrado amenazar la hegemonía popular, por lo que se espera que dimita con dignidad tras el 22-M, algo que Camps no parece dispuesto a hacer, ni siquiera desde el banquillo.  

Zapatero no se tomó muy bien que se acordaran del capitán de Infantería Juan Rodríguez Lozano, fusilado en 1936, aunque ya Aznar había sacado el tema de los huesos "removidos" en alguno de sus mítines. El caso es que el Ministerio de Presidencia eligió la semana pasada para habilitar, con años de retraso, una web con el prometido mapa de fosas. Al mismo tiempo,  Alfredo Pérez Rubalcaba pidió a los grupos parlamentarios ideas para convertir el Valle de los Caídos en un centro de reconciliación, aunque recibió una respuesta clarividente de la efusiva diputada de Coalición Canaria, Ana Oramas, quien le replicó que ese lugar "no tiene arreglo", "mete miedo" y es "horroroso" y "siniestro".

En realidad, las campañas se diseñan para hablar de futuro, porque se supone que los electores eligen más en función de las expectativas que de lo hecho hasta entonces. Sin embargo, el pasado suele invadir el presente, y ayer se comprobó con la aparición de Felipe González, quien utilizó la muerte de Osama Bin Laden para justificar sus dudas sobre si tuvo que "volar" o no en Francia una guarida con dirigentes etarras. También aprovechó para darse un baño de masas Aznar, mientras Zapatero, casi un ex, se confesaba en La Sexta. El líder del PSOE cree que ni él ni Rajoy representan el futuro. Pretendía señalar así a Carme Chacón como relevo generacional o a Rubalcaba como político atemporal, pero todas las encuestas electorales vaticinan un Back to the Future con Mariano en el papel de Michael J. Fox.

Alberto Mendoza.- 09/05/2011