Bañuelos, el conquistador español en Brasil

Ha reaparecido en sociedad. Dos años y medio después de que Enrique Bañuelos concediera su primera y única entrevista a un medio de comunicación hasta la fecha parecen un lustro. El constructor, que se convirtió en el rosto del pinchazo de la burbuja inmobiliaria en España, ha vuelto a hablar con la prensa y lo ha hecho en una de las revistas de mayor prestigio del país que ha elegido para levantar su imperio de las cenizas, Brasil. EXAME ha publicado un pormenorizado perfil del que fuera el tercer hombre más rico de España antes de la crisis y el más perjudicado de la misma.

Mucho ha cambiado desde la foto de El País, en abril de 2004, a la actual. En ese tiempo, la fortuna personal de Bañuelos ha pasado de 7.700 millones de dólares –que le valió para ocupar el puesto 95 de los hombres más ricos del mundo según Forbes- a 2.000 millones de dólares.

Pero el cambio no es sólo una cuestión de números. La imagen de Bañuelos se ha visto duramente afectada por el crash inmobiliario y esta losa le persigue allá donde va. No en vano, la estrategia que ha seguido Bañuelos desde que salió de España ha sido la de asociarse con constructores locales para “evitar su reputación de empresario controvertido y que no contamine sus negocios en Brasil”, asegura la publicación, “Muchas compañías y bancos no quieren hacer negocios con él por recelo”.

Bañuelos aterrizó en Brasil a finales de 2008 con el objetivo de comprar compañías locales y crear una promotora de real estate en el país. “Brasil es el mayor mercado emergente en el momento”, explica el constructor en EXAME, “Para aquellos que quieran hacer negocios, está incluso por delante de china”.

En los últimos meses la actividad de adquisiciones y fusiones llevada a cabo por Bañuelos para dar lugar a Adra Empreendiemtos Inmobiliarios ha sido frenética. La compañía nace de la unión de las tres constructoras brasileñas controladas por Veremonte Participaçoes, que tenía como principal accionista al español, Klabin Segall, Agra y Abyara.

Pero las aspiraciones de Bañuelos no se quedan en el ladrillo. Éste es un punto de partida desde el que entrar en otros sectores, “Siempre comienzo mis actividades en un país en el sector inmobiliario”, asegura en la entrevista, “Luego me muevo a otros sectores”.

En este sentido, el empresario apuesta por el turismo –quiere comprar o entrar en el capital de CVC, el mayor tour operador del país-, las carreras de caballos –comprando y modernizando el Jockey Club de Sao Paulo-, la industria hotelera –tanto con hoteles de bajo coste como de cinco y seis estrellas-, medio ambiente y energía.

A sus 43 años de edad, tiene su residencia en Londres pero se desplaza para pasar temporadas al otro lado del Atlántico, dónde para relajarse se dedica a pasear por las calles de Sao Paulo. “Me gusta andar y no se conducir, por eso ando mucho”.

Y entre viaje y viaje busca un hueco para volver a España donde viven sus hijas, de 9 y 11 años, y con las que habla dos veces al día por videoconferencia, como explica a EXAME.

Y es que Bañuelos, un hombre hecho a sí mismo, quiere dar a sus hijas la infancia que él no tuvo. Su padre, trabajador del sector del acero, murió en un accidente cuando el empresario era muy pequeño. La empresa para la que trabajaba pagó los estudios de un Enrique que veía como su madre pasaba verdaderos apuros económicos para llegar a fin de mes, “la comida normalmente se acababa antes de que terminara el mes”, recuerda.

Ahora, sus hijas estudian en un colegio normal, reciben clases particulares de mandarín y viven todo lo normal que las hijas de un millonario pueden vivir. “Quiero que crezcan como niñas normales”.