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La pandemia agrava todavía más la pobreza energética de los españoles
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Una situación insostenible

La pandemia agrava todavía más la pobreza energética de los españoles

De los cuatro indicadores oficiales para monitorizar la pobreza energética, dos de ellos empeoraron en España el año pasado (y otro se mantuvo estable). Autoconsumo y comunidades energéticas son medidas fundamentales de cara al futuro

Foto: Iniciativa de Greenpeace en la Semana de la Pobreza Energética. (Greenpeace)
Iniciativa de Greenpeace en la Semana de la Pobreza Energética. (Greenpeace)

Tras la actual crisis de precios del gas, entre conflictos y tensiones geopolíticas diarias, se esconde un impacto directo en el bolsillo de todos los consumidores sobre un bien básico como es la energía, tanto para hogares como para empresas. Lo que muchas veces no sale a la luz pública, y que todavía se acrecienta más con los precios actuales, son aquellas personas que no tienen acceso a la energía porque no les alcanza el sueldo para pagar las facturas y viven en edificaciones con muros y equipos que son un coladero de energía.

Esto se conoce como pobreza energética y un tercio del mundo la sufre, más de 2.000 millones de personas, y en nuestro país afecta ya a 6,8 millones de ciudadanos, según el estudio de Médicos del Mundo.

La población española con una temperatura inadecuada en la vivienda en invierno creció del 7,6% al 10,9% del 2019 al 2020

Esa es la “cifra de la vergüenza”, una ingente cantidad de población que no puede satisfacer ni cubrir las necesidades básicas de suministro de energía en su hogar. Mitigar, reducir y eliminar la pobreza energética es un objetivo intrínseco a la propia democratización de la energía que también se persigue con la lucha contra el cambio climático.

Poner la lupa en las personas

Es un problema que engloba tanto la pobreza, entendida como tal, la exclusión social y el estado de bienestar. El propio Gobierno de España, concienciado a la vez que la Unión Europea, publicó en 2019 la Estrategia Nacional contra la Pobreza Energética con el fin de analizar las causas, subsanarlas con políticas públicas y garantizar el ejercicio efectivo del derecho que toda la ciudadanía tiene a la energía.

Foto: La transición energética depende de la adopción del autoconsumo. (EFE/Sascha Steinbach)

Entre otras medidas, y con el objetivo de monitorizar los casos de pobreza energética, se emplearon los 4 indicadores oficiales del Observatorio Europeo contra la Pobreza Energética (EPOV): gasto energético desproporcionado, que refleja el porcentaje de hogares cuyo gasto energético en relación con sus ingresos es más del doble que el de la media nacional; la pobreza energética escondida, el porcentaje de hogares cuyo gasto de energía absoluto es inferior a la media nacional; la incapacidad para mantener la vivienda a una temperatura adecuada y el retraso en el pago de las facturas.

La pobreza energética aumenta

Ahora han sido actualizados y las noticias no son las que se esperaban. La pandemia agravó la situación. La pobreza energética se enquista en España tras el paso de los peores meses de la pandemia de covid-19 durante 2020. Tras la actualización de los indicadores a finales de diciembre de 2021, de los cuatro principales de seguimiento, dos han empeorado, uno se ha mantenido estable y otro ha mejorado respecto a 2019.

placeholder El autoconsumo y las comunidades energéticas son esenciales. (Reuters/Susana Vera)
El autoconsumo y las comunidades energéticas son esenciales. (Reuters/Susana Vera)

La evolución del criterio de ponderación de la población con una temperatura inadecuada en la vivienda en invierno creció del 7,6% al 10,9%, mientras que el retraso en el pago de facturas pasó del 6,6% al 9,6%. El indicador de gasto desproporcionado se movió, de manera apenas perceptible, del 16,7% al 16,8% y el de pobreza energética escondida pasó del 10,6% al 10,3%.

Los resultados son un reflejo de la severa dificultad que han sufrido los hogares más vulnerables, con restricciones y parones en la actividad laboral, para hacer frente al pago de facturas en 2020 y el crudo invierno al que se enfrentaron. El Gobierno puso en marcha su “escudo social”, sin el que los indicadores se hubieran disparado, pero no fueron tan eficaces como se esperaba.

Actuar sobre la raíz del problema

Con parches se puede sanar una herida, pero, a medio/largo plazo se puede volver a abrir o surgir otra si no se eliminan los factores que la causan. Esa es la premisa para actuar de la propuesta de una decena de destacadas asociaciones, entre las que se encuentra Ecologistas en Acción, Greenpeace, OCU o la Fundación Renovables. Además, a todos los factores anteriores se une el injustificado alto precio de la electricidad del segundo semestre de 2021 y que seguimos sufriendo actualmente.

Las organizaciones reivindican, en la Semana contra la Pobreza Energética, la creación de una tarifa social, con un suministro gratuito de electricidad verde para a las personas vulnerables, junto con la prohibición de cortes suministros básicos de luz, agua y gas, implementando el principio de precaución antes de realizar cualquier corte. Así mismo, es importante evitar el despilfarro de energía de los hogares vulnerables y asumir la aplicación urgente de medidas de eficiencia. Ambas se conjugan en un plan de acción con medidas para asegurar un confort térmico con la demanda mínima de energía procedente de fuentes renovables, entre otras.

Foto: Instalación de placas solares en una vivienda. (EFE)

En cuanto al sector empresarial, abogan por romper la férrea integración de los grupos empresariales a lo largo de toda la cadena de valor de la energía, evitando la concentración de poder sectorial y facilitar el paso a nuevos y pequeños actores multidisciplinares. A ello se une la prioridad de inversión pública en este proceso y potenciar la energía comunitaria gracias a las modalidades de autoconsumo y las comunidades energéticas.

Una receta contra la pobreza energética con unas severas pero efectivas soluciones. Para revertir el shock económico de la pandemia, unido a los precios de los combustibles fósiles, urge más que nunca que la pobreza energética sea un pilar central en la estrategia del Gobierno. Solo de esta manera es posible obtener a un modelo energético y social más robusto, distribuido, justo, equitativo, solidario y sostenible.

Tras la actual crisis de precios del gas, entre conflictos y tensiones geopolíticas diarias, se esconde un impacto directo en el bolsillo de todos los consumidores sobre un bien básico como es la energía, tanto para hogares como para empresas. Lo que muchas veces no sale a la luz pública, y que todavía se acrecienta más con los precios actuales, son aquellas personas que no tienen acceso a la energía porque no les alcanza el sueldo para pagar las facturas y viven en edificaciones con muros y equipos que son un coladero de energía.

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