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La sed se apodera de Santiago de Chile tras 13 años de sequía
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La sed se apodera de Santiago de Chile tras 13 años de sequía

El gobernador de la Región Metropolitana de Santiago, Claudio Orrego, ha introducido nuevas medidas para hacer frente a la falta de agua que podrían suponer el corte del suministro a millones de personas

Foto: Santiago de Chile, la ciudad sometida a 13 años de sequía. (iStock)
Santiago de Chile, la ciudad sometida a 13 años de sequía. (iStock)

13 años de sequía. No se trata del título de la nueva novela de Terry Tempest Williams (Refugio -1991-), sino la dura y más brutal realidad que afrontan los habitantes de Santiago de Chile. Los datos dan fe de ello: en los meses en los que más llueve allí (mayo, junio, julio y agosto), históricamente, las precipitaciones medias superaban, en todos y cada uno de los meses, los 200 litros de agua por metro cuadrado. En 2021, en cambio, en ningún mes se alcanzaron los 100 litros por metro cuadrado, y solo en uno se superaron los 50. El ejemplo más flagrante de esto es el mes de julio, cuando la media de precipitaciones históricas alcanza los 700mm de lluvias, y, el año pasado, el pluviómetro se quedó en cero. Sí, nada en absoluto.

Esta tendencia de la última década y media no solo se ha hecho notar en la capital de Chile, sino en toda la cuenca hidrográfica a la que pertenece la ciudad (la del río Maipo), que también se encuentra bajo mínimos. Es esta la que abastece a los más de 6,2 millones de habitantes de Santiago de Chile que, ahora, se enfrentan a que las autoridades, por primera vez, han impuesto un racionamiento de los recursos hídricos a la población, cortando el suministro a diversas áreas en determinados días (y rotando entre los múltiples distritos), por lo que todos los ciudadanos se quedarán sin agua.

"Debemos prepararnos para esta situación, porque no tendremos agua para todos los que viven aquí"

El Gobernador de la región metropolitana de Santiago, Claudio Orrego, explicaba en una rueda de prensa que "una ciudad no puede vivir sin agua. Estamos en una situación sin precedentes en los 491 años de historia de la ciudad (fundada en 1541 por el extremeño Pedro de Valdivia). Debemos prepararnos para esta situación, porque no tendremos agua para todos los que viven aquí".

En la misma conferencia, el gobernador anunció la creación de un sistema de alerta de tramos (organizado por colores) en el que, si la situación es verde, no ocurre nada; si es amarilla, se emiten comunicados públicos avisando de la escasez de agua; si es naranja, se reduce la presión de la red de suministro y, finalmente, si es roja se corta el agua a un área determinada de la ciudad (dividida en secciones de, aproximadamente 1,7 millones de habitantes) de forma rotatoria y durante un periodo de tiempo que no podrá exceder las 24 horas.

placeholder Desierto chileno. (iStock)
Desierto chileno. (iStock)

Este sistema dependerá, directamente, de la capacidad de suministro que tengan los ríos Maipo y Mapocho, que han disminuido preocupantemente sus caudales desde que esta sequía comenzó en el año 2009. Según estimaciones del Gobierno chileno, el acceso de los habitantes del país al suministro de agua potable y de saneamiento ha disminuido entre un 10 y un 37% en los últimos 30 años y, según prevén, en el peor de los escenarios, las áreas del norte y del centro de Chile podrían ver una reducción de hasta el 50% para el año 2060.

El caudal de los ríos será el que, automáticamente, determine el nivel de alarma y el corte del suministro que podrá ocurrir cada doce, seis o cuatro días, cada vez a una zona distinta de la ciudad para no someter a sus habitantes a un estrés hídrico desproporcionado. De todos modos, las zonas de la ciudad que sí tienen acceso a acuíferos estarán "exentas de estas restricciones del suministro", ha explicado Claudio Orrego.

placeholder El Gobernador de la Región Metropolitana de Santiago, Claudio Orrego. (EFE/Mario Ruiz)
El Gobernador de la Región Metropolitana de Santiago, Claudio Orrego. (EFE/Mario Ruiz)

En nuestro país, aunque la situación de sequía que tanto nos preocupó durante los meses de enero y febrero ha sido solventada en algunas áreas (por ejemplo, las reservas de agua de los embalses de Extremadura, Andalucía y Murcia no superan el 40% del máximo todavía, mientras que País Vasco, Navarra y La Rioja disponen de más del 80% del total), el peligro de una sequía que se extienda más y más en el tiempo sobrevuela nuestras cabezas.

Foto: Pantano de Ricobayo en la provincia de Zamora, muy por debajo de su capacidad. (EFE/Mariam A. Montesinos)

En declaraciones a Planeta A, el portavoz de la Agencia Estatal de Meteorología, Rubén del Campo, explicaba que lo que está cambiando no son las precipitaciones totales, sino los patrones (cuánto, cómo, durante qué cantidad de tiempo y dónde) de las lluvias en nuestro país. "Aunque en el conjunto del Europa desde finales del siglo XIX hasta la actualidad el volumen de lluvia se ha mantenido más o menos similar, en el sur del continente sí se observa que los periodos de escasez pluviométrica se están alargando y son más frecuentes".

Esto supone que los cambios de los patrones de lluvias (debidos en su mayor parte al cambio climático que estamos experimentando y que hace peores y más frecuentes los eventos climáticos extremos como las sequías o las olas de calor) sí tendrán un impacto en cómo de llenos están nuestros pantanos, lagos y embalses y, si tenemos la poca fortuna de encontrarnos en una situación similar a la de Santiago de Chile, es posible que tengamos que aplicar medidas tan extremas como las que han implantado ellos.

13 años de sequía. No se trata del título de la nueva novela de Terry Tempest Williams (Refugio -1991-), sino la dura y más brutal realidad que afrontan los habitantes de Santiago de Chile. Los datos dan fe de ello: en los meses en los que más llueve allí (mayo, junio, julio y agosto), históricamente, las precipitaciones medias superaban, en todos y cada uno de los meses, los 200 litros de agua por metro cuadrado. En 2021, en cambio, en ningún mes se alcanzaron los 100 litros por metro cuadrado, y solo en uno se superaron los 50. El ejemplo más flagrante de esto es el mes de julio, cuando la media de precipitaciones históricas alcanza los 700mm de lluvias, y, el año pasado, el pluviómetro se quedó en cero. Sí, nada en absoluto.

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