Los daños de los incendios forestales van más allá del efecto de las llamas
Las cenizas y el humo alteran la composición de los suelos forestales, impermeabilizándolos y provocando que repelan el agua, lo que aumenta el riesgo de corrimientos de tierras e inundaciones y acelera la erosión
Según datos del Ministerio Para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, en 2020 hubo un total de 7.745 de incendios forestales en España. De ellos, 5,168 fueron solo conatos (que afectaron a menos de una hectárea) y 2.577 fueron 'incendios' con una extensión que superaba una hectárea. Del total, 19 de ellos se consideraron 'grandes incendios', con una superficie afectada superior a las 500 ha. Los daños que provocaron en nuestros montes fue enorme, afectando a un total de 65.823 ha. Pero no fue solo el fuego lo que provocó daños, sino también el humo, la ceniza y, posteriormente, el agua.
"La hidrofobia de los terrenos conlleva un aumento de las inundaciones, la erosión y los corrimientos de tierras"
Esto se debe al efecto que tienen tanto el humo como la ceniza en la composición de los suelos en las proximidades de un incendio forestal. En un estudio elaborado por los investigadores M. E. Varela, E. Benito y E. de Blas de la Universidad de Vigo, se detalla que los suelos afectados por los incendios adquieren un carácter hidrofóbico que repele el agua). Esto, a su vez, provoca problemas diversos: "Es una de las principales causas de los corrimientos de tierras y de la erosión acelerada en los suelos quemados".
Para llevar a cabo su estudio, los investigadores analizaron, después de que tuvieran lugar una serie de incendios forestales en el noroeste de España, las propiedades de los suelos de las áreas quemadas y de aquellas cercanas que se habían visto inalteradas. Todas y cada una de las áreas quemadas mostraron una hidrofobia "alta o muy alta".
No es solo el área quemada
La alteración de las propiedades físicas de los suelos después de un incendio forestal pueden no afectar solo a los suelos que 'ha tocado' el fuego. Como se explica en un nuevo estudio elaborado por investigadores del 'Desert Research Institute' en EEUU, "los humos fríos producto de un incendio también provocan la hidrofobia de los suelos".
Esto, explican, podría provocar que áreas aparentemente inafectadas, también se vean sometidas a una alteración de la composición química y de sus propiedades físicas, sometiéndolas a los mismos riesgos que aquellas que si han sido calcinadas.
La líder del estudio, la Profesora Vera Samburova, comenta que "la explicación clásica para la hidrofobia provocada por fuego es que está causada por los efectos del humo y la ceniza en presencia del calor propio de un incendio, pero nuestro trabajo muestra que el humo producido no tiene que estar caliente para provocar la impermeabilización de los suelos". Además, explica los peligros de que esto ocurra: "Debemos prestar especial atención a este fenómeno dado que la hidrofobia de los terrenos conlleva un aumento de las inundaciones, la erosión y los corrimientos de tierras".
Un efecto poco estudiado
Aunque estos dos estudios muestran que ya entendemos que este fenómeno tiene lugar, todavía, explican los investigadores, no comprendemos los procesos químicos que tienen lugar y que conllevan la impermeabilización de los suelos. Es por esto que, como explica la propia Vera Samburova, "Nuestras prioridades son descubrir exactamente cómo tiene lugar esta hidrofobia de los suelos, dónde tiene lugar y durante cuánto tiempo los suelos alterados se ven afectados por este fenómeno".
La erosión, los corrimientos de tierras y las inundaciones son tres problemas que pueden tener una gran repercusión en nuestros montes y en las poblaciones rurales que dependen de ellos. Entender los problemas a los que nos enfrentamos, sobre todo ahora que los extremos climáticos se acentúan debido a la crisis climática, debe ser una de nuestras principales prioridades.
Según datos del Ministerio Para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, en 2020 hubo un total de 7.745 de incendios forestales en España. De ellos, 5,168 fueron solo conatos (que afectaron a menos de una hectárea) y 2.577 fueron 'incendios' con una extensión que superaba una hectárea. Del total, 19 de ellos se consideraron 'grandes incendios', con una superficie afectada superior a las 500 ha. Los daños que provocaron en nuestros montes fue enorme, afectando a un total de 65.823 ha. Pero no fue solo el fuego lo que provocó daños, sino también el humo, la ceniza y, posteriormente, el agua.