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El oso pardo es el nuevo jabalí: las razones del extraño ataque a una mujer en Asturias
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PREOCUPACIÓN POR EL RECIENTE ATAQUE

El oso pardo es el nuevo jabalí: las razones del extraño ataque a una mujer en Asturias

Habrá que acostumbrarse en el norte de España a toparse con osos pardos buscando comida en los pueblos. La falta de mantenimiento forestal es la causa de su cercanía a los humanos

Foto: Un osezno recuperado en la comarca de Liébana (Cantabria).
Un osezno recuperado en la comarca de Liébana (Cantabria).

Habrá que ir acostumbrándose en el norte de España a toparse con osos pardos merodeando los contenedores de basura o cruzando alegremente una calle igual que nos hemos acostumbrado a que lo hagan los jabalís. ¿Peligroso? Los expertos aseguran que un jabalí es mucho más agresivo que un oso, aunque parezca lo contrario. Sin embargo, el ataque que padeció en la noche del domingo una mujer que paseaba por el monte en Cangas del Narcea (Asturias), aunque fue fortuito, le causó heridas por zarpazo y en breve será operada de la cadera. Esto ha abierto un interrogante que en la zona cantábrica muchos llevan tiempo planteando: ¿de verdad es seguro cruzarse con un oso?

Foto: Hembra de oso pardo con sus crías (EFE)

Se calcula que entre Cantabria, Asturias y Castilla y León, y algo menos en Galicia, hay cerca de 350 ejemplares, según datos de la Fundación Oso Pardo. Es decir, hay muy pocos y además son animales huidizos que evitan el conflicto. La muestra de ello es que no hay registro de ataques a humanos en los casi 40 años desde que se lleva un censo de la población, y anteriormente se sabía de casos excepcionales. Pero dejarlo todo en manos de la bajísima probabilidad de que un oso ataque a una persona parece arriesgado. ¿Y si llega a atacar a un niño? ¿Y si vuelve a ocurrir? ¿Con qué tranquilidad salimos ahora al monte?

“La forma de gestionar a los osos es ahuyentarlos, que no se acerquen a los pueblos ni se acostumbren a la cercanía con los humanos. A eso se dedica la Patrulla Oso, que vigila su buen estado y los ahuyenta con petardos y ruido”, indica José Víctor Rodríguez, alcalde de Cangas del Narcea. “Cuando tienes una especie en riesgo de extinción y la proteges, el número de ejemplares crece. Eso es muy bueno, el oso es un recurso turístico y ha estado aquí toda la vida, no queremos que se vaya. Pero en las últimas décadas se acerca más de lo normal a buscar alimento. Antes las producciones agrícolas estaban más arriba y había carroña en los montes. La convivencia entre el humano y el oso siempre ha sido pacífica y no hay motivos para pensar que esto pueda cambiar”.

placeholder La Fundación Oso analiza excrementos de oso en un pueblo. (EFE)
La Fundación Oso analiza excrementos de oso en un pueblo. (EFE)

Cada vez más al sur

El oso cada vez está más presente y lo demuestran los vídeos en redes sociales de osos internándose en pueblos o surgiendo en los caminos para pasmo de los transeúntes. La explicación es sencilla: la población de oso pardo aumenta y eso, unido al abandono rural, que implica una menor gestión forestal en los alrededores de los pueblos, hace que los osos cada vez se acerquen más en búsqueda de alimento. Así, los osos habitan nuevas zonas de la cordillera cantábrica que abandonan los humanos y es probable que con los años se vayan desplazando hacia el sur: Zamora, sur de León y otras regiones de la península. Y esto, claro está, genera cierto miedo.

“Hay montones de vídeos de osos, muchos de ellos filmados por ganaderos que los encuentran en los caminos. Si te fijas, se nota que, en cuanto detecta a la persona, el oso mira y se da la vuelta. Alguna gente persigue incluso al oso y este se marcha tranquilo. Ese es el comportamiento normal del oso en la naturaleza, es un animal huidizo que solo ataca si se siente acorralado”, explica Roberto Hartasánchez, presidente del Fondo para la Protección de los Animales Salvajes (Fapas) y uno de los mayores expertos en esta especie.

"El oso es un animal huidizo que solo ataca si se siente acorralado"

“Antiguamente, todos los pueblos tenían un perímetro grande de fincas de cultivo alrededor que amortiguaba que los osos llegaran al pueblo, porque si querían maíz lo comían en la vega. Pero en los últimos 30 años la disminución de la actividad humana en la montaña ha sido drástica, y ya solo queda la ganadería. Los pueblos van quedando dentro de bosques y matorrales y ahí es cuando se acercan los osos. Acuden a los árboles frutales junto a las casas, a los contenedores o adonde huelan alimento”.

El ataque de este domingo apunta en esa dirección. Con base en los detalles narrados por los acompañantes de la víctima, una vecina de Cangas de 75 años, el oso pardo irrumpió en el camino a poca distancia de la casa familiar. Lo hizo desde la frondosa vegetación (la falta de mantenimiento de los caminos es un problema grande) y se topó con la mujer. El oso, probablemente asustado y en un acto de autodefensa, le dio un zarpazo y la embistió antes de volver a desaparecer entre la vegetación. Tal vez el oso oyó pasar al primer grupo, pensó que ya se habían alejado, y se encontró de bruces con Carmen, la víctima, que se había quedado algo descolgada. Habría sido esa horrible casualidad el motivo aparente del ataque. Pero, de nuevo, ¿podemos dejarlo todo a la buena o mala fortuna?

El objetivo ahora es encontrar al animal. El Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) de las comandancias de Oviedo y Cangas de Narcea ha estado todo el lunes y el martes buscando al ejemplar junto a patrullas de seguridad ciudadana de la Guardia Civil y técnicos del Principado de Asturias y de la Fundación Oso. “El Seprona de Oviedo instruirá diligencias para esclarecer los hechos. Lo primero es encontrar al animal”, señalan desde la Guardia Civil en el principado.

El objetivo es detectar al animal y comprobar si es agresivo. “Esto es complicado. En Cangas calculamos que hay siete ejemplares. Si se trata de dos osos con sus crías, será fácil saber qué oso ha sido, pero si son varios adultos se va a hacer muy difícil”, dice el alcalde. Si se da con el animal y muestra un comportamiento agresivo, se le llevará a otra zona de montaña, pero en ningún caso será ejecutado.

placeholder Un oso pardo en el monte asturiano. (EFE)
Un oso pardo en el monte asturiano. (EFE)

El oso "olió sangre"

“Ese oso, el de Sanande, olió sangre y ahora sabe que es fácil cazar a humanos, lo tendrán que eliminar”, dijo Toño Rodríguez, alcalde de barrio de Moal, perteneciente a Cangas del Narcea, al diario ‘El Comercio’. Por supuesto, parte de la población no cree en las bondades del oso pardo y asegura que es más fiero de lo que lo pintan. “Están en época de celo. Mi mujer y yo hemos visto muchas marcas recientes de oso en la corteza de los árboles cercanos a Moal, y en el pueblo les hemos visto varias veces. Donde la capilla le vimos hacia las 10 de la noche, pero en las antiguas escuelas (zona más céntrica del pueblo) incluso a las dos de la tarde. En el bosque he tenido dos encuentros recientemente con el oso, pero las dos veces huyó”.

Hartasánchez lo tiene claro: decir que un ejemplar, por el mero hecho de haberse topado con una persona, tomará a los humanos como presas, es no saber nada de la especie. “Solamente habría motivos para preocuparse si dentro de poco ocurriera otro incidente. Pero el histórico demuestra que no hay ataques de osos a humanos, más allá de algún incidente excepcional con un cazador que lo ha acorralado. También es excepcional que a un senderista le caiga una piedra encima y es mucho más frecuente que un perro ataque a una persona, y no por eso criminalizamos a los perros”.

Para evitar el miedo de la población, el Principado de Asturias tendrá que desbrozar bien las lindes de los caminos e intentar que los matorrales no lleguen hasta los pueblos. Es decir, invertir dinero en mantener el monte que se ha ido despoblando con los años. “Nosotros aquí estamos igual de inquietos que siempre”, dice tranquilo el alcalde de Cangas. “Lo único que me preocupa es el susto que se ha llevado Carmen, qué secuelas psicológicas y físicas tendrá. Pero por lo demás, nada. Lo normal es que esto no se repita jamás”.

Habrá que ir acostumbrándose en el norte de España a toparse con osos pardos merodeando los contenedores de basura o cruzando alegremente una calle igual que nos hemos acostumbrado a que lo hagan los jabalís. ¿Peligroso? Los expertos aseguran que un jabalí es mucho más agresivo que un oso, aunque parezca lo contrario. Sin embargo, el ataque que padeció en la noche del domingo una mujer que paseaba por el monte en Cangas del Narcea (Asturias), aunque fue fortuito, le causó heridas por zarpazo y en breve será operada de la cadera. Esto ha abierto un interrogante que en la zona cantábrica muchos llevan tiempo planteando: ¿de verdad es seguro cruzarse con un oso?

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