La pugna entre Iberdrola y Repsol aflora los conflictos de interés en los despachos 'top'

En el mundo de la abogacía de los negocios, una de las decisiones más importantes desde el punto de vista de la facturación es elegir bien tus clientes, porque en el futuro podrán ser un elemento altamente condicionador. Así lo ve el socio director en España de uno de los principales bufetes del mundo, que asegura que cuando empezó su carrera, ya le advirtieron que el mayor problema al que se enfrentaría sería el de los conflictos de interés.

Este asunto ha aflorado con toda su crudeza en la demanda interpuesta por Iberdrola frente a Repsol el pasado mes de febrero por competencia desleal y publicidad engañosa, tal y como avanzó este medio. La cuestión es controvertida para los abogados, ya que la propia demandada ha sentido esta ofensiva como una agresión que nada tiene que ver con resarcir una injusticia, sino con utilizar los tribunales para causarle un daño reputacional y reducir sus posibilidades de competir en el ámbito energético.

En medio de las dos partes, se encuentran los despachos de abogados con un dilema imposible de resolver: por un lado, no quieren colaborar en la ofensiva contra una empresa que les da mucho trabajo en otros ámbitos como el M&A o el asesoramiento fiscal, laboral o regulatorio, entre otros ámbitos. Pero por otro, tampoco quieren rechazar el encargo de otra firma que les puede dar amplios ingresos con otro tipo de trabajos.

Así, fuentes del sector legal ven en el conflicto de interés la principal razón de que ni Iberdrola ni Repsol hayan contratado a algunos de los despachos más grandes del mercado y con los que suelen trabajar. Aunque Ontier, que ha asumido el encargo de Iberdrola y Dentons, el defensor de Repsol, son despachos solventes y con prestigio en el mercado, no son las firmas con las que las dos principales energéticas del país trabajan habitualmente para pleitos como este. Ni Dentons ni Ontier se encuentran entre los 25 despachos que más facturan en España, de acuerdo con el ránking elaborado por este diario.

Fuentes del sector legal ven en el conflicto de interés la razón de que ni Iberdrola ni Repsol hayan contratado a los despachos más grandes

El Confidencial ha podido confirmar que varios despachos de abogados grandes han rechazado este caso, justificando conflicto de interés con la otra parte.

¿Estrategia de conflictuar?

En el sector, fuentes jurídicas y empresariales señalan que en el caso de Iberdrola se trata incluso de una estrategia. Ya desde hace años, entre los despachos creen que Iberdrola reparte mucho trabajo entre la mayoría de grandes bufetes a los que paga de manera generosa con el objetivo de desarmar legalmente a sus potenciales enemigos y competidores en el futuro. Esa dependencia de los ingresos de una empresa puede crear en muchos casos una fuerte influencia sobre sus decisiones.

Solo para el caso Villarejo, Iberdrola fichó a Garrigues, Uría Menéndez, CMS Albiñana & Suárez de Lezo, Baker McKenzie y González Franco Abogados. La hiperactividad en el ámbito del M&A también le permite contratar a otros grandes despachos españoles como Cuatrecasas, firmas británicas (Linklaters, A&O Shearman, etc) o estadounidenses (Latham & Watkins, White & Case). Un sinfín de contratos que posteriormente obligan a los despachos a cerrarse la puerta de otros trabajos de la competencia de Iberdrola. Sea del ámbito que sea.

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Pero en este conflicto su rival, Repsol, es también de una envergadura muy considerable y con presencia internacional, por lo que grandes despachos han preferido ponerse de perfil. Máxime, cuando se trata de un litigio donde el daño reputacional es una de las principales aristas. Por ahora, la cuestión es muy incipiente y no se pueden anticipar resultados, pero una reclamación previa por razones muy similares que Iberdrola puso ante Autocontrol por los anuncios de Repsol ha sido íntegramente desestimada.

Muchos despachos solo tienen que sacar el Código Deontológico de la Abogacía Española para negarse a entrar en el caso. Esta guía de buenas prácticas señala en su primer punto referido a los conflictos de interés que "no podrá desempeñarse la defensa o el asesoramiento de intereses contrapuestos con otros que se esté o haya estado defendiendo o asesorando, o con los propios, ya que la lealtad hacia el cliente es principio fundamental de la Abogacía". "En el caso de conflicto de intereses entre dos o más clientes, deberá renunciar a la defensa o al asesoramiento de ambos, para la obligada preservación de la independencia, salvo autorización expresa de todos para intervenir a favor de cualquiera de ellos", añade a este respecto.

Los conflictos de interés no solo abarcan a clientes presentes, sino también pasados. El Código Deontológico de los abogados en España señala que "no podrán desempeñarse encargos profesionales que impliquen actuaciones contra un anterior cliente, salvo que se asegure que no hay riesgo de que el secreto de las informaciones obtenidas en la relación con el antiguo cliente pueda ser vulnerado; o cuando de ninguna manera pudiera resultar beneficiado el nuevo cliente con aquellas informaciones. A estos efectos se tomará en cuenta el tipo de los asuntos en que se haya intervenido y el tiempo transcurrido. En ningún caso se podrá asumir encargos profesionales que impliquen actuaciones contra un anterior cliente en el seno del procedimiento en que se haya intervenido en defensa de éste, ni en los incidentes, recursos, ejecuciones o nuevos procedimientos que de él traigan su causa".