Merlin confía en aprobar en verano el plan de levantar mil millones para centros de datos

Merlin Properties celebró ayer su Junta General de Accionista y oficializó ante todos sus inversores la operación que lleva meses preparando: acelerar el plan de crecimiento de los centros de datos para conseguir, en cinco años, sumar 200 megavatios que generarán unas rentas de 350 millones.

La oportunidad para hacerlo es ahora y la socimi está en la posición perfecta para subirse a ese tren. El problema es conseguir los recursos para comprar un billete que el equipo directivo de Merlin, liderado por su consejero delegado, Ismael Clemente, cifra en mil millones de capital que, sumado al endeudamiento, le dará un poder inversor de 2.000 millones.

Salir al mercado a pedir esa cantidad, cuando se capitaliza poco más de 5.000 millones, es un trago difícil de beber para los accionistas de la compañía, que se enfrentan a una importante dilución. La otra cara de la moneda es comprobar cómo, desde que se conocieron los planes de Merlin, el valor se ha disparado un 40% en bolsa, hasta cotizar en máximos a valor ajustado (incluyendo reparto de dividendos).

Esta buena recepción ha permitido acercar posturas entre el núcleo duro del consejo y confiar en que, el próximo verano, el máximo órgano de administración pueda dar luz verde al equipo gestor para salir a buscar los mil millones de capital necesarios. Una inyección que tiene muchas posibilidades de hacerse en varias fases e, incluso, de varias formas.

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El diseño definitivo se va a decidir en cuestión de semanas, ya que los dos bancos asesores contratados para analizar la operación, Goldman Sachs y Morgan Stanley, presentarán sus informes en mayo y junio. Con este trabajo hecho, el consejo debatirá y decidirá el plan de acción definitivo, previsiblemente, en julio.

Gracias al rally alcista de Merlin desde que se conocieron sus planes, y a su política de dividendos, incluyendo el extraordinario por la venta de las oficinas de BBVA, los accionistas que acudieron a la salida a bolsa de la socimi hace una década han recuperado el doble de su inversión. Argumento de peso con el que Merlin puede pedir a sus accionistas que vuelvan a confiar en ellos.

Pero tanto Clemente como el presidente de la socimi, Javier García-Carranza, defendieron ante sus inversores que la compañía tiene tres líneas rojas: dividendo, dilución y endeudamiento. Mantener la remuneración al accionista, tratar de diluirle lo menos posible y controlar el endeudamiento son los tres vértices del triángulo equilátero que deberá definir de aquí a julio el plan definitivo.

Una de las variables con la que se prevé jugar es el tiempo, ya que al tratarse de un plan a varios años, hay parte de esos mil millones que no se va a necesitar hasta dentro de uno, dos o tres años, lo que abre la puerta a hacer movimientos de dos tiempos, acordando ahora la futura entrada de un inversor. Otra opción sería pedir menos dinero a los accionistas y vender algún activo para llegar a los mil millones buscados con una menor dilución.

Además, la socimi está analizando la cartera de 300.000 metros cuadrados de suelo logístico que tiene sin desarrollar para ver cuáles pueden ser explotados como centros de datos, piezas que también ayudar a terminar de completar el puzzle que está tratando de resolver la socimi.

Una de las variables con la que Merlin puede jugar para levantar el dinero que necesita es el tiempo

En cualquier caso, son planes B del verdadero plan, que es convertir a Merlin en una empresa donde el 45% de las rentas vendrán de centro de datos y otro 15% de centros logísticos destinados a comercio online. Una suerte de socimi del siglo XXI, donde las oficinas y los centros comerciales, representarán solo el 40% del negocio, frente al 80%. Y esta foto fue bendecida ayer por todo el consejo ante su Asamblea General.

El consenso y buen tono para avanzar en esta línea parece claro. El siguiente pasó será que se confirme en julio dando luz verde al plan de acción. Eso dará certidumbre al equipo gestor, a los accionistas y al mercado, al que tanto le gusta saber dónde pisa. La última pieza que falta por encajar es el cómo (ampliación, ventas...) y en cuántos tiempos.