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La batalla de Álava: por qué la provincia menos poblada de Euskadi va a decidir las elecciones
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ELECCIONES DEL 21 DE ABRIL

La batalla de Álava: por qué la provincia menos poblada de Euskadi va a decidir las elecciones

Salvo sorpresa, el PNV ganará en Vizcaya, y Bildu, en Guipúzcoa, por lo que el tercer territorio servirá para desempatar. La ley electoral vasca beneficia a la provincia, que con menos habitantes tiene el mismo número de escaños

Foto: Pello Otxandiano, candidato de Bildu. (EFE/Luis Tejido)
Pello Otxandiano, candidato de Bildu. (EFE/Luis Tejido)
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Lo que pase en Álava decidirá las elecciones vascas del 21 de abril. La provincia menos poblada de Euskadi determinará si el PNV y el PSE son capaces de sumar mayoría absoluta (38 escaños en un Parlamento de 75) y reeditar el Gobierno de coalición que ha regido la comunidad los últimos ocho años. O si Bildu se impone en número de parlamentarios a los jeltzales, provocando un auténtico terremoto. “Álava es el escenario más abierto y más reñido”, resume el politólogo y director del Deustobarómetro, Braulio Gómez. La ley electoral vasca y una realidad política muy peculiar —en los últimos años y en función de las elecciones, en el territorio ha ganado el PNV, Bildu, el PSOE y el PP— son los ingredientes de la tormenta perfecta y la izquierda radical lleva mucho tiempo trabajándose el escenario.

A priori, de las tres provincias vascas, Álava es la menos nacionalista. Vizcaya es territorio PNV y Guipúzcoa, de Bildu. En las elecciones municipales y forales del 28-M, la coalición abertzale radical ganó en la capital, Vitoria, donde se concentra el 75% de la población, y los jeltzales, en la provincia. Sin embargo, el 23-J el PSE se hizo con la primera plaza gracias al voto útil que los socialistas consiguieron capitalizar espoleando el discurso de que la alternativa a Pedro Sánchez era un Gobierno PP-Vox.

¿A favor de quién caerá el 21-A? Las principales encuestas apuntan dos opciones: o Bildu o el PNV y de ahí el papel clave de Álava porque, salvo sorpresa mayúscula, los jeltzales ganarán Vizcaya y la coalición radical, Guipúzcoa. La provincia, por tanto, servirá de desempate y dos de los principales sondeos (el de El Correo y el de EiTB de marzo) indican que Bildu va en cabeza.

Todo sin perder de vista, y he aquí la principal clave, que las tres provincias cuentan con el mismo número de escaños en el Parlamento vasco, 25 cada una, pero conseguir un representante por Álava es mucho más barato y, por tanto, sencillo. El territorio, con 332.851 habitantes, tiene tres veces menos habitantes que Vizcaya (1.144.019). Como se puede observar en el primer gráfico que acompaña a esta información, en las últimas elecciones autonómicas, celebradas en julio de 2020, a Bildu le costó unos 5.100 votos conseguir un representante en Álava frente a los casi 11.000 de Guipúzcoa y los 16.690 de Vizcaya. La tónica es similar para el conjunto de fuerzas y eso fue lo que permitió que Vox, con el 3,8% de votos, consiguiese acceder al Parlamento de Vitoria. Y esta es la razón por la que la ley electoral vasca merma los intereses del PNV, como explicó en este artículo el analista político de El Confidencial, Ignacio Varela.

Lo fácil que es conseguir un escaño por Álava fue un factor que Pello Otxandiano, el candidato de Bildu a lehendakari, no ocultó en una entrevista concedida a la Cadena SER y en la que remarcó la importancia que la coalición abertzale otorga a la provincia. Bildu encara el 21-A con la posibilidad real de disputar por primera vez al PNV la hegemonía del nacionalismo vasco y que Otxandiano vaya a encabezar la lista por Álava no es una anécdota ni un capricho. Demuestra la determinación de la coalición abertzale por ganar los comicios. Ninguna de las personas que hasta ahora habían liderado la plancha de la izquierda radical lo había hecho y supone, por cierto, tomar el relevo de Iñigo Urkullu, que sí tenía la costumbre de concurrir por la provincia.

Para Gómez es una decisión política y perfectamente estudiada. “No fuerzas la salida de tu provincia si no hay un interés, ni aunque seas de un pueblo limítrofe”, explica el politólogo, en referencia a que Otxandiano ha justificado su inclusión en la lista alavesa al hecho de que procede de Otxandio, un municipio de Vizcaya prácticamente en la frontera entre los dos territorios. “[Álava] Es donde hay que meter gasolina y Bildu quiere que Otxandiano quede primero, no fuerzas una salida de tu provincia para perder”, insiste el experto.

“Yo creo que en Álava se está produciendo un cambio histórico-político importante. En las elecciones, Álava tiene que despuntar”, defendió Otxandiano en aquella entrevista, un mensaje que luego ha ido repitiendo en intervenciones posteriores. A lo que se refiere, y he aquí la segunda gran clave, es que ha llegado el momento de que termine de eclosionar la estrategia pragmática, de verbo y planteamientos moderados, que Bildu ha desplegado los últimos años y que, precisamente, empezó a ensayar en esta provincia.

Esta es la clave que permite a la izquierda abertzale hablarle de tú a tú al PNV. “El primer giro en la oferta electoral de Bildu fue Miren Larrión”, recuerda Gómez. Larrión fue la candidata de la coalición abertzale en las municipales de 2019 aunque saltó a la arena política en 2016, cuando formó parte de la terna de mujeres que Bildu presentó como cabezas de lista a las autonómicas, una vez que se confirmó la inhabilitación de Otegi por el caso Bateragune.

Lo de 2016 “fue una puerta abierta que convivía con el mundo antiguo”, apunta Gómez, pero lo de 2019 “ya respondía a una estrategia. No fue un movimiento de última hora por la inhabilitación de Otegi”. La candidata Larrión “fue muy bien recibida”, tuvo tres años para preparar su proyecto, trabajando, fundamentalmente, con entidades de carácter social y de izquierdas y se notó. “Se consolidó una voz que no se identificaba con el pasado de EH Bildu, un rostro y un discurso que no tenían nada que ver con aquello. Consiguió ampliar la base social del partido y ese espacio no se ha perdido”, advierte Gómez. La muestra más clara es que la candidata de la coalición radical en las pasadas municipales, Rocío Viterola, fue quien ganó los comicios, aunque posteriormente el PSE se hiciese con la alcaldía gracias al apoyo del PNV y el PP.

"No vamos a hacer lo que ha hecho Bildu, colocar a su candidato [en Álava] y reconocer que es por cálculo electoral", apuntan en el PNV

“Lo que no vamos a hacer es lo que ha hecho Bildu, colocar a su candidato y reconocer que es por una simple cuestión de cálculo electoral”, apuntan fuentes del PNV. En Sabin Etxea sostienen que Euskadi todavía no tiene “tensión electoral” y de ahí las encuestas que cuestionan el reinado de los jeltzales. Están convencidos de que en cuanto la maquinaria comience a funcionar a pleno rendimiento, el debate se va a centrar en dos modelos, el suyo y el que propugna Bildu y ante esa dicotomía, van a resultar vencedores. “De una forma mayoritaria ganamos en votos. La ciudadanía sigue viendo al PNV como la mejor opción de Gobierno”, apuntan estas voces. Además, están convencidos de que una mayor participación les beneficiará.

La última encuesta de EiTB apuntaba a una participación del 61,2%, una cifra todavía baja para el PNV. Una de las claves de las municipales del 28-M fue que una importante bolsa de votantes jeltzales no acudió a las urnas, no hubo realmente un trasvase de electores entre el PNV y Bildu, y volver a movilizar a ese grupo es uno de los objetivos de Sabin Etxea. Otro factor que puede beneficiar al PNV es si se impone una lógica de voto útil, es decir, ante el temor de que gane la coalición abertzale, determinados votantes del PSE y del PP podrían decantarse por los peneuvistas. De hecho, es un escenario que ya barajan los socialistas.

“Bildu tendrá un buen resultado si transmite la idea de que puede ganar, si se impone el voto del miedo, irá al PNV, y eso restará fundamentalmente al PP. Y nosotros lo que tenemos que trasladar es que votarnos también merece la pena porque vamos a ser imprescindibles para el futuro Gobierno”, apuntan fuentes del PSE, convencidos de que en Álava aún pueden retener parte del voto que captaron de otras formaciones el 23-J. Remarcan que ellos en las municipales se quedaron a menos de 1.000 votos de Bildu en Vitoria. No es una cuestión menor, realmente, la batalla de Álava es básicamente la batalla de Vitoria, donde reside el 75% de la población de la provincia.

Lo que pase en Álava decidirá las elecciones vascas del 21 de abril. La provincia menos poblada de Euskadi determinará si el PNV y el PSE son capaces de sumar mayoría absoluta (38 escaños en un Parlamento de 75) y reeditar el Gobierno de coalición que ha regido la comunidad los últimos ocho años. O si Bildu se impone en número de parlamentarios a los jeltzales, provocando un auténtico terremoto. “Álava es el escenario más abierto y más reñido”, resume el politólogo y director del Deustobarómetro, Braulio Gómez. La ley electoral vasca y una realidad política muy peculiar —en los últimos años y en función de las elecciones, en el territorio ha ganado el PNV, Bildu, el PSOE y el PP— son los ingredientes de la tormenta perfecta y la izquierda radical lleva mucho tiempo trabajándose el escenario.

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