Los 5 nombres del PNV para el 'nuevo País Vasco': Estado Foral, Comunidad Estatal...
Los 'jeltzales' plantean que el preámbulo del reformado Estatuto de Gernika rebautice la denominación de la comunidad en su condición de nuevo "sujeto jurídico político"
Certificada la disolución de ETA, el PNV apenas ha tardado 48 horas en acentuar su perfil independentista y poner sobre la mesa las históricas reivindicaciones soberanistas del nacionalismo vasco. Dos días después de que el pasado jueves la banda terrorista oficializara su adiós con un comunicado en el que no había ni una palabra de autocrítica ni una mención a las víctimas, la formación 'jeltzale' fechaba su propuesta de marcado tinte soberanista para el preámbulo del futuro Estatuto de Gernika, que traspasa las fronteras del País Vasco y habla abiertamente de una "Euskal Herria" compuesta por "siete territorios", entre ellos Navarra. Con anterioridad, el viernes, el Gobierno vasco se había comprometido con el navarro a impulsar un grupo de trabajo con el Ejecutivo español para abordar a corto plazo cambios en la política penitenciaria, con el acercamiento de los presos de ETA a cárceles próximas a sus lugares de residencia como prioridad.
En su propuesta para la reforma del actual Estatuto, fechada el sábado 5 de mayo —un día después de que la cúpula del PNV, con Andoni Ortuzar a la cabeza, estuviera presente en el acto de Cambo-les-Bains (Francia) organizado para escenificar el adiós de ETA por quienes han ejercido de mediadores de la banda terrorista—, la formación ‘jeltzale’ plantea que el preámbulo del texto autonómico reconozca en su primer epígrafe la existencia de Euskal Herria como “un pueblo con identidad propia” y que está asentada geográficamente en siete territorios de España y Francia. Esto es, que asuma que Navarra y el “territorio gestionado por la Mancomunidad de Iparralde conformado por Lapurdi, Zuberoa y Baja Navarra” conforman un sujeto propio junto a las provincias de Guipúzcoa, Vizcaya y Álava.
El PNV recoge "la definición de Euskal Herria”en el primer epígrafe del preámbulo del futuro Estatuto vasco, de un lenguaje netamente soberanista
Este planteamiento que aborda “la definición de Euskal Herria” como comienzo del preámbulo del futuro Estatuto vasco forma parte de la propuesta que el PNV plantea en la ponencia de autogobierno que aborda en el Parlamento autonómico la reforma del texto de cara a dotar al País Vasco de un “nuevo estatus jurídico político” a lo largo de la presente legislatura.
El PNV obvia de forma deliberada en el primer epígrafe la denominación de comunidad autónoma vasca para ampliar las fronteras al territorio geográfico que históricamente ha anhelado el nacionalismo, aunque los cambios en las denominaciones también aluden, de fronteras para adentro, al propio nombre del País Vasco. Y es que la formación 'jeltzale' otorga un “alto valor simbólico” al nombre que debe “acompañar y definir” al País Vasco en su condición de nuevo “sujeto jurídico político”. Por ello, ya en su propuesta de reforma del Estatuto que planteó en febrero en el Parlamento vasco recogía cuatro alternativas para rebautizar al País Vasco. Pero ahora incluye un quinto planteamiento, el de Comunidad Estatal Vasca.
Comunidad Estatal Vasca, Comunidad Foral Vasca, Comunidad Nacional Vasca, Estado Autónomo Vasco y Estado Foral Vasco son las propuestas
Esta propuesta se suma a las de Comunidad Foral Vasca, planteada por el PNV porque “remite a los derechos históricos y a la foralidad que inspiran la propuesta”, o Comunidad Nacional Vasca, con la que el partido de Ortuzar busca poner en relieve “la identidad nacional del pueblo vasco". Entre las alternativas, también figuran la de Estado Autónomo Vasco, por ser la definición utilizada en el proyecto de Estatuto de 1931 que “nos remite al concepto estatal propio de modelos federales o confederales que han sido propuestos por distintos partidos”, y la de Estado Foral Vasco, al “aunar el concepto estatal con nuestra singularidad foral histórica que ahora quiere actualizarse”.
Estos cuatro nombres y sus justificaciones ya se reflejaban en la reforma estatutaria planteada hace tres meses por el PNV y que incluye el reconocimiento del “derecho a decidir” del pueblo vasco como principio, si bien el texto no concreta cómo se puede ejercer este principio y a través de qué mecanismos se puede articular, ya que no recoge la celebración de un referéndum. En este principio “democrático” y “de legalidad” del derecho a decidir ahonda la propuesta 'jeltzale' para el preámbulo del nuevo Estatuto, que viste de un lenguaje netamente soberanista.
La cuestión del preámbulo es de gran importancia porque en él se establecen conceptos clave para el nacionalismo, como la definición del País Vasco, los “derechos históricos” que le asisten, el reconocimiento de su identidad nacional o su relación con el conjunto de España (el Estatuto de Gernika carece de un preámbulo o una exposición de motivos, disposiciones habituales en normas fundamentales, caso de la Constitución o el Estatuto catalán). Por ello, dada la desmesurada terminología nacionalista, se hace inviable que la propuesta del PNV sume el apoyo de las fuerzas constitucionalistas, entre ellas su propio socio de gobierno, el PSE, que ya se ha mostrado muy crítico con una propuesta que, según denuncia, "recuerda mucho" al plan soberanista impulsado por Juan José Ibarretxe, que se saldó con un gran fracaso político y una fractura a nivel social en el País Vasco. “Todos sabemos cómo terminó el planteamiento de Ibarretxe”, ha advertido la secretaria general de los socialistas vascos, Idoia Mendia.
El PSE, socio de gobierno del PNV, censura la propuesta: "Recuerda mucho al plan soberanista de Juan José Ibarretxe, y todos sabemos cómo acabó"
Las discrepancias políticas se evidenciarán este miércoles en la reunión de la ponencia del autogobierno, donde los diferentes partidos confrontarán sus propuestas para el preámbulo del nuevo estatus. El PSE se ha abierto a que el futuro texto reconozca al País Vasco como una “nación”, pero en su concepción cultural diferenciada, despojado este término de su concepción independentista, dejando de forma “clara que no se fundamenta en una supuesta soberanía diferenciada”. Pero la propuesta del PNV, lejos de atender a este planteamiento socialista en aras a alcanzar un posible consenso más allá de las fuerzas nacionalistas, transita por esta vía más soberanista y no hace si no acrecentar la distancia con el PSE.
El Gobierno vasco admite que es "innegable" que los puntos de partida son "muy distantes", pero no cierra la puerta a alcanzar un acuerdo para un nuevo estatus para el País Vasco. Su portavoz, Josu Erkoreka, se ha negado a hacer "un planteamiento pesimista en estos momentos" y ha asegurado que el gabinete de Iñigo Urkullu "no abdicará" de su pretensión de "superar dificultades, aproximar posiciones y alcanzar acuerdos" en la ponencia de autogobierno del Parlamento de Vitoria. En todo caso, pone de manifiesto que estas diferencias eran "previsibles", por lo que no debe pillar a nadie por sorpresa. "No creo que nadie pensara que en la ponencia de autogobierno fuera de entrada todo el conjunto de formaciones políticas que forman parte de la misma, renunciando a sus posiciones de partida. Por tanto, no creo que sea algo que deba sorprender en este momento", señala.
El PNV plantea una relación "bilateral" y de "no subordinación" con el Estado y el reconocimiento del "derecho a decidir" de la ciudadanía vasca
Las diferencias, en todo caso, también descansan en otros de los planteamientos del PNV, que plantea que el nuevo texto autonómico recoja una relación “bilateral” con el Estado de “naturaleza confederal” y “no subordinación” con el resto de España, con el reconocimiento de la ciudadanía vasca del “derecho a decidir”. “La actualización del autogobierno vasco debe atender el principio de legalidad. No obstante, el respeto a la legalidad no debe provocar la vulneración del principio democrático. Un principio que exige dotar de un valor relevante y primario a la decisión de la ciudadanía vasca. Se trata, por tanto, de reconocer el derecho y la capacidad de los vascos para expresar y ejercer su voluntad colectiva de cara a la consecución de fórmulas de convivencia acordadas voluntariamente y de establecer mecanismos que garanticen que los compromisos alcanzados serán respetados”, sostiene al respecto la propuesta del PNV.
El calendario de trabajo de la ponencia está establecido con vistas a tratar de llegar a un acuerdo de mínimos para verano, cuando los diferentes partidos pretendían que, en su caso, se pudieran sentar las bases para poder avanzar en la reforma estatutaria. Pero, vistos los planteamientos, los disensos se van a imponer a los consensos y se antoja complicado que se pueda llegar a un entendimiento básico de cara a la articulación de un texto que posteriormente debería ser refrendado en el Congreso de los Diputados, donde la postura del PSOE sería clave en caso de que Podemos respalde la propuesta. En este sentido, la formación de Pablo Iglesias está próxima a las tesis del PNV y defiende que el País Vasco constituye una nación diferenciada.
Certificada la disolución de ETA, el PNV apenas ha tardado 48 horas en acentuar su perfil independentista y poner sobre la mesa las históricas reivindicaciones soberanistas del nacionalismo vasco. Dos días después de que el pasado jueves la banda terrorista oficializara su adiós con un comunicado en el que no había ni una palabra de autocrítica ni una mención a las víctimas, la formación 'jeltzale' fechaba su propuesta de marcado tinte soberanista para el preámbulo del futuro Estatuto de Gernika, que traspasa las fronteras del País Vasco y habla abiertamente de una "Euskal Herria" compuesta por "siete territorios", entre ellos Navarra. Con anterioridad, el viernes, el Gobierno vasco se había comprometido con el navarro a impulsar un grupo de trabajo con el Ejecutivo español para abordar a corto plazo cambios en la política penitenciaria, con el acercamiento de los presos de ETA a cárceles próximas a sus lugares de residencia como prioridad.
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