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El gran fotógrafo del periodismo, el cine y el glamur al que conquistó Madrid
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JORDI SOCÍAS

El gran fotógrafo del periodismo, el cine y el glamur al que conquistó Madrid

La exposición de la sala del Canal de Isabel II, que finaliza este fin de semana, recorre 50 años de trayectoria de una de las figuras más importantes del periodismo fotográfico en España

Foto: Una de las fotografías de Jordi Socías expuesta en la muestra. (Cedida)
Una de las fotografías de Jordi Socías expuesta en la muestra. (Cedida)

Entre una foto y otra, da la impresión de que Jordi Socías observa al visitante. Da lo mismo que sea Penélope Cruz que unos lugareños pillados in fraganti en la isla de Sicilia. Todo guarda un mismo aroma, como de dulce y placentera realidad. Socías, fotógrafo y observador a sueldo de las mejores publicaciones de este país, es un fino retratista, estilista de la vida y de aquellos personajes que han definido el universo social, intelectual y político de estos últimos cincuenta años.

La sala del Canal de Isabel II se convierte, nuevamente, en sede de una excelente muestra de fotografía. El edificio que fuera depósito de aguas, una construcción de gran tamaño, realizada en ladrillo, es el lugar elegido para conmemorar el medio siglo de trayectoria del fotógrafo catalan, con un importante paso por Madrid, al frente de publicaciones como Diario 16 o El Europeo.

Tres plantas que han contado con la inestimable participación del fotógrafo, que se ha implicado dando su opinión y jugando con diferentes analogías entre instantáneas, mostrando ese delicado e irónico humor que le caracteriza. A su lado, la comisaria Lucía Laín ha ido seleccionando y afinando la mirada, mostrando un ojo verdaderamente hábil. Que lo mismo tira de la calle, que de la composición, que de aquello que forma parte de lo supuestamente rutinario y cotidiano.

Una escenografía al descubierto

Son Pedro Almodóvar (caracterizado como Jack Nance en Cabeza Borradora, el filme de David Lynch) y Paloma Picasso quienes dan la entrada a la exposición. También dos imágenes tomadas en el exterior de una ciudad. "Son obras de casi cuatro metros de altura que nos reciben, son miradas que nos están apuntando a los ojos, y escenas de calle", relata Laín de una puesta en escena cuidada hasta el último detalle, buscando esas relaciones que apuntan a aquello que permanece invisible: "Tanto Jordi como yo coincidimos en que la singularidad de este edificio, tan ecléctico y tan particular, tenía que convivir con su obra de tal manera que todo se integrara".

placeholder Una fotografía de Socías de Almodóvar y Rossy de Palma tomada en 1988. (Cedida)
Una fotografía de Socías de Almodóvar y Rossy de Palma tomada en 1988. (Cedida)

De esta forma, se cede protagonismo al edificio, descubriendo una escenografía magnífica. "Y así ya el espectador se da cuenta de que, de alguna forma, está ante un gran retratista y un observador, también, de nuestro tiempo y de un cambio de siglo", continúa contando Laín, experta en este tipo de formatos, con los que trabaja habitualmente en exposiciones de todo tipo.

La Movida madrileña y sus revistas

La muestra, Jordi Socías. Al final de la escapada, que concluye este fin de semana, da visibilidad a la trayectoria de un fotógrafo que transita cinco décadas y dos siglos, desde los años 70 hasta el presente más inmediato. "Todo eso se tenía que captar casi a golpe de vista", señala de una planta baja que también dibuja su fuerte contacto con lo que es la industria editorial. Un punto de encuentro que se aprecia en revistas como Madrid Me Mata, Cinemanía, El Gran Musical o El País Semanal, donde dejó una "huella imborrable" como editor gráfico.

placeholder Varias fotografías de la exposición. (Cedida)
Varias fotografías de la exposición. (Cedida)

"Él tiene una visión muy cosmopolita, algo que se respira en la exposición", indica Laín, que se reunió varias veces con Socías para elegir aquellas fotografías que mejor han definido su trabajo. Es Madrid en los ochenta la que atrapa al fotógrafo. "Se ve metido en su vorágine, no solo como retratista de los hitos de la Transición, sino también como participante en algunas de las revistas más relevantes de la Movida madrileña". Con diseñadores como Oscar Mariné, con el que realiza composiciones muy ingeniosas, combinando diseño y fotografía, y rodeándose de muchos de los artistas que van a ser un referente en la historia del cine español de las décadas siguientes.

Retratista de la cultura

La cultura, y todos sus personajes, será uno de sus temas preferidos. "En todos los aspectos, haciendo retratos de grandes figuras internacionales y nacionales. Exportando nuestra cultura también", destaca Laín de unas obras que se van a convertir en iconográficas, definiendo lo que era nuestro cine más allá de nuestras fronteras. Una imagen fija de aquella que se conocía, la que se realizaba en movimiento.

"El cine es clave en su fotografía", apunta Laín de Socías, que asiste a rodajes como fotógrafo invitado hasta época muy reciente: "La música también es muy importante en su vida y hemos querido reflejarlo con el Miles Davis de la banda sonora que suena. Esto nos entronca también con la experiencia de idear la exposición". Una labor que ha conllevado ir a su estudio, bucear en sus negativos, y revisar durante meses todo: "Viendo qué podemos rescatar, porque él tenía ya una dilatada carrera, con muchas selecciones y exposiciones previas".

Aire realista e irónico

La exposición es importante por esos retratos de grandes nombres, pero Socías no se queda ahí, sino que también deambula por la calle y se fija en otros detalles, tiene un pulso sólido, lo que ayuda a que todo de algún modo encaje. Desde la frescura de un Antonio Banderas colgado de un luminoso, hasta una obra de Olafur Eliasson en la Tate Modern de Londres: "Realmente, a Jordi, no se le puede encasillar. Podría decir que fue fotógrafo antes de tener la cámara. Él desde niño está viendo cine constantemente. Él mismo me contó, y se refleja en el libro de la exposición, que se subía en lo alto de un árbol que había detrás del cine de su barrio, y allí con sus amigos, a través de un ventanuco, veía las películas".

placeholder Antonio Banderas, en una de las obras más icónicas de Socías. (Cedida)
Antonio Banderas, en una de las obras más icónicas de Socías. (Cedida)

Socías educa la mirada, "es una persona muy sensible a la estética". Algo que también se descubre en el texto que el escritor Manuel Vicent le dedica en el catálogo del que Laín habla. "Como los grandes que fundaron la agencia Magnum, Jordi Socías se ha alineado entre aquellos fotógrafos que saben que la belleza es inseparable de la función. En este sentido, cualquiera de sus trabajos siempre ha tenido un aire realista, irónico y cosmopolita, bajo la férrea norma de la modernidad, que no es otra cosa que una mezcla de naturalismo y sofisticación, con un toque de fino 27 humor que convierten cualquier imagen en un flujo surreal, de la misma forma que aparecía el mundo en el principio dentro del agua de la palangana cuando se revelaba fluctuando", escribe Vicent. Y remata: "El nombre de Jordi Socías va unido al periodismo, al cine, a la política y al glamour".

Entre una foto y otra, da la impresión de que Jordi Socías observa al visitante. Da lo mismo que sea Penélope Cruz que unos lugareños pillados in fraganti en la isla de Sicilia. Todo guarda un mismo aroma, como de dulce y placentera realidad. Socías, fotógrafo y observador a sueldo de las mejores publicaciones de este país, es un fino retratista, estilista de la vida y de aquellos personajes que han definido el universo social, intelectual y político de estos últimos cincuenta años.

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