Plan para resucitar el poblado de sanitarios abandonado en la Sierra de Guadarrama

El Valle de La Fuenfría, en el corazón de la Sierra de Guadarrama, esconde un antiguo poblado abandonado. El complejo, ubicado en un paraje privilegiado en mitad de la montaña, a poco más de una hora de Madrid en coche, estuvo lleno de vida el siglo pasado. Fue habitado durante décadas por los trabajadores del Hospital de la Fuenfría, todavía en funcionamiento, pero las viviendas están ahora cerradas a cal y canto y ya solo quedan los recuerdos y el anhelo casi imposible de una segunda vida. Ese deseo, sin embargo, podría convertirse en realidad. La Comunidad de Madrid trabaja ya en un plan para recuperar el enclave con varias fórmulas sobre la mesa, de nuevo con usos asociados al centro sanitario.

El proyecto para rehabilitar el poblado de La Fuenfría es una vieja reivindicación de Cercedilla, el término municipal donde se asienta, aunque nunca ha llegado a materializarse. Los inmuebles son propiedad de la Tesorería General de la Seguridad Social, dependiente del Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, pero desde 1985 la gestión está transferida a la Comunidad de Madrid, que a través del Servicio Madrileño de Salud (SERMAS) se encarga de los bloques de viviendas y del hospital, utilizado para la atención de pacientes de media y larga estancia.

Fuentes de la Consejería de Sanidad explican a El Confidencial que el plan está todavía en una fase inicial y no manejan ningún calendario, aunque ya exploran diferentes vías. Una de ellas es ceder los edificios del poblado al Ayuntamiento de Cercedilla para el uso municipal que considere.

También transformar las antiguas casas en residencias de media estancia para salud mental o incluso rehabilitarlas y emplearlas de nuevo para los profesionales sanitarios del Hospital de La Fuenfría si así lo requieren. "Tenemos varias opciones, aunque ninguna de ellas cerrada y seguimos estudiando la mejor alternativa", detallan en el departamento que dirige Fátima Matute. Desde la Tesorería General de la Seguridad Social, no obstante, aseguran que hasta la fecha no han recibido ninguna comunicación oficial por parte del Gobierno autonómico.

La situación del poblado es delicada. La colonia, que consta de varios edificios, está prácticamente abandonada a su suerte. Las viviendas se han desalojado progresivamente, a medida que se jubilaban los trabajadores del hospital, y ya no queda nadie. Es como un pueblo fantasma en mitad de la montaña. La Consejería asegura que todas las casas están vaciadas y tapiadas para evitar la entrada de okupas, aunque no se realiza ningún tipo de mantenimiento. Lo único que funciona es la calle principal del enclave, que ahora se utiliza como aparcamiento para el personal de La Fuenfría.

El panorama actual contrasta con la vida que hubo durante el siglo XX, especialmente en las décadas de los 60 y 70. En el poblado llegaron a vivir hasta una treintena de familias, lo que inundó de niños el lugar. Era como una mini ciudad entre las cumbres, con un bloque para los matrimonios y sus pequeños (las viviendas más grandes) y otro para los trabajadores que eran solteros. El complejo, que en invierno estaba casi aislado por las abundantes nevadas, contaba con un economato para las compras del día a día y con su propia escuela.

Descendientes de los moradores originarios que pasaron allí su infancia y colectivos vecinales de Cercedilla han propuesto en varias ocasiones la recuperación del espacio, entre la tristeza y la resignación, alertando de que el deterioro puede ser irreversible para cualquier uso. Pero más allá del plano sentimental, a nadie se le escapa la contradicción de que la Administración cuente con estos inmuebles vacíos mientras anuncia medidas para el acceso a la vivienda y refuerzos en la asistencia sanitaria.

El poblado siempre estuvo ligado a la actividad del Hospital de la Fuenfría. Diseñado por el arquitecto Antonio Palacios, fue inaugurado el 1 de diciembre de 1921 por el rey Alfonso XIII. El estallido de la guerra civil obligó a cerrarlo hasta 1950, cuando reabrió como un referente para la atención de enfermos con dolencias pulmonares, como el tratamiento de los silicóticos de las minas asturianas o los tuberculosos. Cada estancia o habitación estaba cuidada al detalle, con unas vistas espectaculares de la Sierra de Guadarrama, ahora catalogada como Parque Nacional.

La Fuenfría conserva su reputación en la actualidad y es uno de los principales hospitales de media y larga estancia de España. Durante la pandemia del covid-19, de hecho, jugó un papel fundamental en la recuperación de los pacientes más graves. La Comunidad de Madrid es consciente de su importancia en la red sanitaria y por eso impulsará esta legislatura la rehabilitación del complejo.