"Es lo poco que tenemos": Vallecas se revuelve para que el Rayo no se mueva del barrio

La afición del Rayo Vallecano lleva días en cólera. Peñas, aficionados y abonados temen que las conversaciones abiertas entre la Comunidad de Madrid y la directiva del club den sus frutos y se reubique el histórico estadio en otro lugar, presumiblemente fuera de Vallecas. Al menos, eso deslizaron las palabras de la presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso, en una entrevista reciente para el diario deportivo AS. "Estamos hablando con el club para buscar una nueva ubicación, porque cada vez es más insostenible que sigan en Vallecas", sugirió Ayuso.

La Consejería de Cultura, Turismo y Deporte de la Comunidad de Madrid ha confirmado a este periódico que ese diálogo está en marcha y que es "constante y fluido", pero no avanzan más información. Fuentes de la directiva del Rayo Vallecano, en negociaciones con Sol, vuelven a asegurar que su intención es "mantener el estadio lo más cerca posible de su ubicación original", pero no descartan moverse si encuentran un lugar "idóneo" cerca del barrio. Uno de los problemas que advierten y que les lleva a querer mudarse es el aforo, que consideran "muy limitado" –casi 15.000 personas– para un equipo de Primera División. Quieren doblarlo.

"Si la Comunidad nos vende el terreno, podemos construir otro estadio en Vallecas", garantizan fuentes de la directiva del Rayo

"Si nos dicen que hay algo idóneo en Méndez Álvaro nos iremos, que está más cerca [es otro distrito a más de dos kilómetros], pero no haríamos lo mismo con Villalba, por ejemplo", garantizan. También lanzan una oferta al aire: "Si la Comunidad nos vende el terreno del actual estadio sí nos planteamos construir otro allí mismo, sin moverse de Vallecas". No confirman si esta opción ha estado sobre la mesa en las conversaciones con las instituciones regionales, pero recuerdan que la mayoría de equipos a este nivel tienen sus propios campos de fútbol.

No obstante, el enfado entre la afición es evidente. "Es como quitarle a Astérix su pócima", sentencia Juan Jiménez Mancha, abonado al Rayo desde hace 13 años y autor del libro Los orígenes del Rayo Vallecano, sobre los primeros pasos de un equipo humilde y sin federar que ahora juega en Primera.

Jiménez Mancha vive en Vicálvaro, pero siente Vallecas "muy dentro". Allí ha vivido el delirio o la tristeza apoyando a su equipo desde la grada y prefiere no aventurarse ante las palabras de Ayuso, que, haciéndose eco de las reivindicaciones de la directiva, pretende buscar un espacio más amplio para albergar a los abonados que llegan atraídos por la popularidad creciente del club.

¿Qué le pasa a su estadio?

En el campo actual caben casi 15.000 personas, y en Vallecas apenas hay terrenos con espacio suficiente para más. Pero el aforo no es el único ni el principal problema. Todos los aficionados, abonados o trabajadores de otras federaciones que conviven con el Rayo en sus instalaciones, aunque no estén de acuerdo con un traslado fuera del barrio, sí coinciden unánimemente en que hace falta un cambio urgente en el campo. "Los baños están destrozados y en el de las mujeres no hay jabón o papel, ¡ni siquiera hay luz! Solo tienen esos focos pequeños para emergencias", expone Jiménez Mancha. "Siempre vamos orinados de casa", se ríe con un dardo entre líneas.

No es lo único. Por las noches, prosigue, "apenas está iluminado" y "casi no hay limpieza o mantenimiento, solo las cosas básicas después de un partido como recoger latas o papeles de la grada". Las entradas no pueden comprarse por Internet, aun siendo un club que lleva tiempo jugando en Primera, y en la tienda –"en mal estado y con cuatro cosas"– muchas veces "no pueden comprarse camisetas del equipo" porque traen pocas o faltan las básicas. Aunque la propiedad del espacio es de la Comunidad de Madrid, su cuidado corre a cargo del Rayo Vallecano, que tiene una concesión por la que paga cerca de 82.000 euros anuales.

La Inspección Técnica de Edificios, por otro lado, depende del Ayuntamiento, aunque según otro socio del Rayo Vallecano y pequeño accionista, Fernando Sebastián, el edificio ni siquiera la tendría en orden. "No hay mantenimiento alguno y nadie hace nada", se queja en declaraciones a este periódico. El presidente del club, Raúl Martín Presa, fue el primero en sugerir trasladar el edificio para poder albergar a más público según un miembro de Beodos. Prefiere no dar su nombre para no tener problemas, pero sí responsabiliza al máximo directivo del Rayo Vallecano del desgaste que sufre el estadio y de "instar a la Comunidad de Madrid a buscar un nuevo espacio fuera de Vallecas, que es donde debe estar".

Ángel Domínguez Gelo, que es el presidente de la Asociación de Accionistas ADRV, recuerda que otras veces le mostraron su disconformidad con el traslado, pero "no hizo caso". Los accionistas minoritarios como él apenas tienen un 2% del valor de la empresa, mientras que la dirección concentra el 98%. Pero, aún así, cree que se les debe escuchar porque representan "el verdadero sentir de la afición". Dando un paseo por los alrededores del campo es fácil fijarse en que hay más ajetreo que en otras zonas de Vallecas. Hay vida en los bares y, cuando hay partido, "doblamos mesas al acabar", cuenta una camarera de un bar próximo a la zona, que prefiere no dar su nombre.

Grupos de niños uniformados entran y salen de una de las puertas laterales, más pequeña que el resto y en la que puede leerse que es un espacio para federaciones menores de otros deportes. Si el Rayo traslada su estadio, una de las opciones es que se derribe el edificio o se le busque un nuevo uso. Ese es el gran temor de José María García, el presidente de la Federación Madrileña de Billar y uno de los visitantes habituales del inmueble, que alberga a otros federados en deportes y juegos más minoritarios como el boxeo o el ajedrez.

Sospecha que si el equipo mueve su sede, ellos tendrán que abandonar el edificio y su destino será incierto. "No somos grandes equipos, pero nosotros también fomentamos el deporte, ¡no sería justo!", se lamenta. Más allá de estos testimonios, otros aficionados plantean soluciones que no pasan por cambiar de barrio. "Lo que muchos pedimos es que se tire ese campo y se construya uno nuevo sobre las ruinas de otro campo, como hizo el Atleti", explica Quique, madrileño y afanado seguidor del Rayo desde tiempo atrás. "En Vallecas, este estadio es de lo poco que tenemos, no hay muchos más atractivos turísticos", añade.

A este otro club madrileño al que se refiere le derribaron en 2017 su antiguo espacio de juego, el Vicente Calderón, para dar lugar al actual estadio Metropolitano, que se levantó sobre La Peineta. "Se va a liar parda en Vallecas", aventura este hincha. Habrá que esperar para verlo, aunque de momento el descontento es evidente. También en las instituciones, donde la noticia ya ha llegado y ha puesto manos a la obra a la oposición. La izquierda madrileña, Más Madrid y PSOE, ha salido públicamente a reivindicar que el estadio debe mantenerse donde está.

El frente político

"El Rayo Vallecano forma parte de la identidad y el sentimiento de Vallecas", proclamaba en un mensaje en la red social X el número dos de Rita Maestre, Félix López-Rey. El concejal en el Ayuntamiento de Madrid compartía la entrevista en la que Ayuso tildaba de "Insostenible" que el club siguiera en su hogar actual. "Más les valdría arreglar, ampliar y modernizar el actual contando con su afición", le respondió en sus redes López-Rey. No obstante, es la directiva la que debe acometer esas inversiones al tener el espacio, y no la Comunidad.

De hecho, el grupo municipal de Más Madrid, al que pertenece el edil, ha pedido al alcalde, José Luis Martínez-Almeida, que adscriba el inmueble al Consistorio para que la propiedad deje de estar en manos de Sol y así tener más margen de maniobra. Los socialistas, en cambio, se dirigieron a la Junta de Distrito de Puente de Vallecas –organismo que gestiona asuntos locales con participación vecinal– para que tome cartas en el asunto y lleve al próximo pleno una moción de urgencia para evitar un posible traslado.

"Vallecas no puede quedarse sin uno de sus símbolos por un nuevo capricho de Ayuso", señalaba otra edil del PSOE, María Caso. Más allá de la predisposición de la Comunidad para satisfacer lo que ha propuesto la directiva, de momento no hay ningún proyecto o plan concreto sobre la mesa.