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La nueva vida de la antigua casa de empeños que ni los madrileños conocen
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La nueva vida de la antigua casa de empeños que ni los madrileños conocen

El edificio, que solo abre sus puertas al público hoy, fue un convento y también la sede del Monte de Piedad, donde las clases populares entregaban sus enseres para conseguir un poco de dinero a cambio

Foto: La Casa de las Alhajas de Madrid. (O. C.)
La Casa de las Alhajas de Madrid. (O. C.)

Los ritmos agitados de la gran ciudad, a veces, le hacen pasar a uno por delante de imponentes edificios convertidos en algo estático, parte de un paisaje que parece inmutable, un decorado. Pero no siempre fue así. Es lo que sucede con la Casa de las Alhajas de Madrid, centro por el que pasaron miles de personas para empeñar en lo que un día fue el Monte de Piedad alguna de sus pertenencias para intentar salir de un bache. Después de haberse convertido en una sala de exposiciones de la extinta Fundación Caja Madrid y tras años cerrado, ahora el laboratorio de aprendizaje TeamLabs vuelve a revitalizar este emblemático inmueble en la plaza de San Martín, que abrirá sus puertas al público el próximo 22 de septiembre dentro del Open House Madrid.

El pasado de este enclave habla por sí solo, pues actualmente ocupa el lugar del que fuera el primer convento de Madrid, el de San Martín, fundado en 1126. Siete siglos más tarde, en 1836, fue abandonado. Años después, en 1868, llegaría su derribo con la desamortización de Mendizábal. Ahí fue cuando entraron en juego la Caja de Ahorros y el Monte de Piedad, ávidos de encontrar un lugar para su nueva sede a la que pudieran acudir los interesados en pequeños préstamos económicos a cambio del depósito de sus pocos efectos de valor, como alhajas, ropas y otros enseres.

El concurso público para la edificación de lo que luego pasaría a la historia como la Casa de las Alhajas debía respetar tres requisitos indispensables: la incombustibilidad de la estructura del edificio, el aislamiento para mayor seguridad de los objetos que se custodiaban y tener al menos una sala con capacidad para albergar a 400 personas donde celebrar subastas.

placeholder Detalle de la fachada de la Casa de las Alhajas de Madrid. (O. C.)
Detalle de la fachada de la Casa de las Alhajas de Madrid. (O. C.)

El proyecto ganador fue ideado por los arquitectos José María Aguilar y Fernando Arbós y Tremanti, autor este último de otros espacios emblemáticos de la capital como La Casa Encendida o el Panteón de los Hombres Ilustres. En 1875 llegó la inauguración del actual edificio, cuya fachada ejemplifica a la perfección la vibrante arquitectura de la segunda mitad del siglo XIX, con muros de ladrillo visto dispuestos a tizón y piedra caliza y basamento de granito.

El espacio se organiza en torno a un patio central cuadrado cubierto con un lucernario realizado en hierro y vidrio, donde antaño se situaban los mostradores para préstamos y empeños, y desde allí se accedía a las diferentes dependencias. "En las cuatro fachadas se reparten regularmente vanos que no sobresalen de los sólidos muros lisos de ladrillo visto, que demuestran sinceridad constructiva", recoge la Guía de Arquitectura de Madrid, del Colegio Oficial de Arquitectura de la región (COAM).

El espacio se organiza en torno a un patio cubierto con un gran lucernario, donde antaño se situaban los mostradores para empeños

Los únicos elementos ornamentales se centran en los guardapolvos de los vanos, decorados con pequeñas rosetas, y la portada principal, sencilla y de gusto italiano. En cuanto a la planta, el inmueble se encuentra separado del de atrás para evitar robos a butrón, comenta Alberto Tellería, vocal técnico de Madrid, Ciudadanía y Patrimonio (MCyP). Casi un siglo después de su inauguración, en 1980, llegó la primera restauración y su conversión en sala de exposiciones y conferencias. "Ahí se conservaron las pinturas del techo, pero no sé por qué las eliminaron en la segunda rehabilitación", subraya Tellería.

"En el moderno edificio contiguo de la plaza de las Descalzas se conserva la portada de la capilla del primitivo Monte de Piedad, seguramente terminada en 1721 y atribuida a Pedro de Ribera", añade la Guía, tratándose del único elemento que ha quedado del edificio original. En la rehabilitación a la que se refería Tellería, realizada por Carlos Manzano, se recuperó la sala central de operaciones, se acondicionó la sala de ventas como auditorio y se amplió el espacio de exposiciones hasta un total de 784 metros cuadrados.

El arquitecto de Madrid en el siglo XIX

"Fernando Arbós ideó un edificio fantástico. Se trata de un arquitecto muy poco conocido, pero que puede ser el equivalente para la arquitectura madrileña, como lo son Antonio Palacios o Gutiérrez Soto en el siglo XX", apunta Pablo Olalquiaga, vicedecano del COAM. Suyas también son la todavía presente La Casa Encendida y la curiosa iglesia en esquina entre la calle Alcalá con Lagasca, dedicada a San Manuel y San Benito. "Y construyó otros edificios de viviendas muy importantes de la época. Es uno de los profesionales con mayor presencia en los círculos académicos de historia del arte y un arquitecto de primer nivel", comenta el experto.

placeholder Panorámica de la Casa de las Alhajas. (O. C.)
Panorámica de la Casa de las Alhajas. (O. C.)

La época iba con Arbós y Arbós iba con la época: "Es un edificio de planta clásica con un estilo ecléctico que incorpora un lenguaje clasicista. Su peculiaridad son los almacenes y una sala preciosa con luz cenital. La sala de ventas también era peculiar, ahora transformada en auditorio", añade Olalquiaga. La excepcionalidad de la Casa de las Alhajas estaba en que siempre tuvo el mismo uso para el que se ideó, hasta ahora.

La crisis financiera de Caja Madrid hizo que este histórico enclave, como tantos otros, entrara en desuso, y no hay nada peor para la conservación de un inmueble que su abandono. Todo ello a pesar de haber recibido en 1979 la máxima protección posible al haber sido catalogado de Bien de Interés Cultural en la categoría de monumento. "Eso significa que está garantizada la conservación de todos los elementos arquitectónicos, tanto de su exterior como del interior", explica Olalquiaga.

Dignidad y nobleza en un edificio para el pueblo

Desde el punto de vista del vicedecano del COAM, lo más reseñable de la Casa de las Alhajas radica en que, en su momento, fue el edificio más moderno y de mayor calidad que se podía disfrutar en la capital. "Me gusta que lo revistieran de esa dignidad y nobleza, algo que quizá deberíamos tener más presente hoy en día. Que de manera independiente de quién le vaya a dar uso, en este caso las clases populares, se construyera de esa forma", señala.

placeholder Detalle de la puerta con verja metálica de la Casa de las Alhajas. (O. C.)
Detalle de la puerta con verja metálica de la Casa de las Alhajas. (O. C.)

Tal fue la situación vivida con este inmueble de 6.000 metros cuadrados que llegó un momento que era más conocido por los turistas que por la ciudadanía madrileña. "Hay que poner en valor edificios como estos. A nosotros nos gustaría que, al igual que ha ocurrido a lo largo de su historia, que ha estado siempre abierto al público, ahora también se pudiera disfrutar por la sociedad. Esa ha sido siempre la voluntad del edificio y habría que respetarla", remarca Olalquiaga.

La memoria colectiva juega un papel crucial para ello. Se cuentan por centenares las personas, ya mayores, que seguramente desfilaron por el imponente hall de entrada de la Casa de las Alhajas para empeñar alguna de sus modestas pertenencias. ¿Podrán volver a un edificio que se construyó pensado para dar un servicio a las clases más humildes de la ciudad? Por lo pronto, estará abierto al público el viernes 22 de septiembre dentro de la programación de la Open House Madrid.

Los ritmos agitados de la gran ciudad, a veces, le hacen pasar a uno por delante de imponentes edificios convertidos en algo estático, parte de un paisaje que parece inmutable, un decorado. Pero no siempre fue así. Es lo que sucede con la Casa de las Alhajas de Madrid, centro por el que pasaron miles de personas para empeñar en lo que un día fue el Monte de Piedad alguna de sus pertenencias para intentar salir de un bache. Después de haberse convertido en una sala de exposiciones de la extinta Fundación Caja Madrid y tras años cerrado, ahora el laboratorio de aprendizaje TeamLabs vuelve a revitalizar este emblemático inmueble en la plaza de San Martín, que abrirá sus puertas al público el próximo 22 de septiembre dentro del Open House Madrid.

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