Sprays y mucho color: 55 artistas vuelven a llenar de vida las calles de Lavapiés

Estos días, el madrileño barrio de Lavapiés anda repleto de arte urbano. Entre sus callejuelas se puede observar a los artistas montados en sus escaleras con monos remangados llenos de pintura, intentando plasmar sus diseños sobre los antiguos comercios a punta de brochas, sprays y mucho color. Desde abajo, los transeúntes no pueden evitar pararse a fotografiar sus obras favoritas. Si las fachadas hablaran, muy posiblemente contarían la vida que se hace a su alrededor.

Una vez al año, desde hace diez, el Festival C.A.L.L.E. Lavapiés le pone color a los escaparates de los comercios para contar historias a través del arte, convirtiendo el barrio en un gran museo urbano en donde se fusiona la pintura con la vida de los vecinos. La propuesta nació de la idea de uno de los miembros de la asociación, que propuso decorar los comercios para Navidad y hacerlo como una especie de “anti-belén”. Esto nunca se llegó a realizar: en su lugar, la propuesta se convirtió en un encuentro de artistas que cada año da la bienvenida a los primeros días de calor de la ciudad.

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Este año, 55 de ellos han sido los escogidos de entre más de 300 participantes para pintar los comercios del barrio, una cifra mucho más alta que en ediciones pasadas, aseguran desde la organización. El gran mural de este año está a cargo del madrileño Javier Lobo, de 40 años, o como lo conocen en el mundo del arte, Miek. Su obra, titulada El Guardián de la Razón está inspirada en el libro El arte de amar, del psicoanalista y filósofo judío Eric Fromm.

Miek plasma sobre distintas tonalidades de color café un mismo personaje haciendo tres gestos diferentes. Cada pose simboliza una actitud frente a la vida en la calle: la amistad, la razón y la disciplina. “Intento transmitir la importancia de tener un espíritu conciliador con los demás”, explica Miek. En total ha estado nueve días trabajando 12 horas al día para darle vida a este mural que se ubica en la calle Argumosa, a la altura del número 28.

A pocos metros de allí, en el bar Donde da la vuelta el viento, este año las abuelas del Centro de Mayores de Distrito Centro fueron las encargadas de hacer el mural conmemorativo del décimo aniversario del festival. El homenaje tiene título claro: La década en el comercio.

Pilar Raya, de 80 años, fue una de las encargadas de ponerle color al cristal del bar. Raya cuenta orgullosa que ella también rellenó el arcoíris de colores que dibujaron encima del letrero del metro de Lavapiés. Sin duda, lo que más le gusta de participar en el festival es compartir con la gente y el aperitivo del final.

Como un homenaje a estas señoras que dan vida al barrio, la artista Marinándome está ilustrando sobre los cristales del restaurante Brutal Burrito sus actividades favoritas. “Quiero representar la vida de estas calles a través de uno de sus elementos más característicos: las señoras del barrio”. En cada ilustración se muestran acciones cotidianas del día a día como hacer la compra o ir al bar a tomar un vermut con las amigas. “Señoras disfrutonas”, se puede leer en uno de los dibujos.

Creado por la Asociación de Comerciantes del barrio, bajo la dirección artística de Madrid Street Art Project y con el respaldo de Alhambra, el festival promueve las intervenciones artísticas en comercios. María Esteban, de la Asociación de Comerciantes y Empresarios de Lavapiés, asegura que esta edición les hace especial ilusión después de la pandemia.

“Se trata de traer arte al barrio y que los vecinos lo puedan disfrutar de camino a la carnicería o en la ferretería”, asegura Esteban. Las obras se podrán visitar del 17 de abril al 14 de mayo, y cuentan con recorridos guiados que tienen un precio de 5 euros por hora.

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Sobre la peluquería Zhervo, reconocida por ganar en varias ocasiones un festival cada vez más prestigioso, trabaja Creto, un joven colombiano que en realidad se llama David. Una chica le hace fotos mientras pinta. Llegó a Madrid hace siete años y se dedica al diseño gráfico cuando el arte no le da para comer. Su obra trata sobre la migración. No está muy seguro de cómo quiere titular su obra: Migrar siempre da g(s)usto, se dice después de pensarlo un rato.

Sobre el escaparate de la peluquería se puede ver cómo el mural va tomando forma: a un lado, una chica sostiene un barco; en el otro, un hombre conserva una casa entre sus manos. “El antes y el después, la encrucijada que supone migrar”, explica el artista. A las dos figuras les separan las fronteras pintadas sobre las puertas del local. “Quiero representar la parte positiva de la migración y las oportunidades que da crear una nueva vida”, relata Creto.

Además de pintura, también hay varios artistas que se han dejado seducir por las instalaciones. Uno de ellos es Víctor Solanas-Díaz, que ha llenado de cedés El Quijote (Ave María, 52). Estos forman parte de su obra Mirror- Mirror, “espejito, espejito”, la célebre frase de la bruja de Blancanieves. Busca redefinir el espacio público mediante una obra que cuenta con elementos industriales, en este caso antiguos cientos de cedés. Estos actúan como espejos que van cambiando de color: “Quiero que la gente que lo vea y reflexione sobre el espacio y sobre el tiempo en que vivimos”, asegura.