Cómo tratar a un adicto a las nuevas tecnologías: "Algunos se desmayan porque no pueden dejar los videojuegos"

"Hay casos en los que algunos jóvenes pueden llegar a desmayarse porque no pueden dejar de jugar los videojuegos. La industria cada vez tiene más elementos adictivos, como los micropagos, y eso puede llegar a producir severos problemas". Quien habla es Ignacio Civeira, psiquiatra del Hospital Gregorio Marañón de Madrid, sobre una realidad oculta que ahora empieza a aflorar y que incluso comienza a tratarse: la adicción a las nuevas tecnologías. La Comunidad de Madrid estrenó el pasado 26 de julio el Centro Integral de Prevención e Investigación en Adicciones Comportamentales, un centro pionero en España que afronta esta situación a través de la iniciativa 'AdCom Madrid'. No se centrará solo en esos casos, también en las dependencias al juego, al sexo o las compras compulsivas.

Las nuevas tecnologías han abierto un mundo de posibilidades y entretenimiento. Pero también numerosos problemas. "No es lo mismo un uso diario del teléfono, algo habitual, a padecer de ansiedad solo por portarlo. Al igual que tampoco es lo mismo jugar todos los días durante horas que renunciar a necesidades básicas por no poder dejar de hacerlo", señala el psicólogo clínico del hospital, Ricardo Hodann, que también trata a estos pacientes.

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El tratamiento, como cualquier adicción, es complejo. “Las adicciones comportamentales tienen muchas similitudes con las adicciones a sustancias, hay un uso excesivo de esa conducta y no son capaces de controlarla aunque les esté haciendo daño”, explica Hoddan. El proceso se divide en función de qué tipo de personas lo soliciten. El primer tramo va desde los 12 a los 17 años, donde la posible adicción a las nuevas tecnologías es más elevado, y de los 18 en adelante.

Este proyecto pionero contará con profesionales del Instituto de Psiquiatría y Salud Mental del Hospital Gregorio Marañón. Un psiquiatra de adultos, uno de niños y adolescentes, un psicólogo experto en adicciones, una enfermera especialista en salud mental y un trabajador social. Sus objetivos serán prevenir, investigar y dar asistencia en el campo de la Salud Mental y las Adicciones Comportamentales.

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“Entendemos que es verano y muchos de los jóvenes están de vacaciones, con lo que prevemos un aumento considerable de esos pacientes a partir de septiembre”, afirma Hoddan, que apunta que en el primer mes recibieron a 70 personas y que en este momento el cupo de los adultos está completo. Sus solicitudes "sorprendieron" en el hospital, al ser bastante más elevadas que las del primer grupo.

Los tratamientos son una novedad en España. “En salud mental no se ha hecho nada similar en España, ni prácticamente en Europa, todos los pacientes pueden pedir cita a través de la página web", explica Civeira. Los pacientes, explican desde el Gregorio Marañón, se clasifican en tres secciones. La primera, mayoritaria, no necesita tratamiento y son los que hacen un uso inadecuado de las herramientas. El segundo, donde se encuentran personas a las que les afecta otra patología; y el tercero, en el que la situación es lo suficientemente grave como para aplicar tratamiento. Este psiquiatra señala que desde que se presentó el proyecto, en 2019, hasta ahora, la pandemia "ha podido pronunciar significativamente los problemas".

“La situación era dramática e insostenible para muchos. Cuando comenzamos, el 50% de los pacientes entraban en tratamiento; es decir, la tercera fase. Ahora, por fortuna, ha descendido al 11%, pero la media debería ser del 4%”, comentan los profesionales sanitarios. “Cuando la vida depende de estos factores, se corren grandes riesgos, como tener serios problemas de ansiedad en caso de que se acabe la batería del teléfono”, subrayan.

El proyecto, no obstante, está llamado a ser la primera piedra de una enorme construcción. “Debe ser a largo plazo y debe expandirse. En Asturias o en Lleida se han puesto en marcha centros similares de adicciones y ya nos hemos puesto en contacto para avanzar juntos”, explica Civeira. La investigación es una rama clave del centro, porque aunque las patologías no dependan de sustancias, tienen muchos puntos comunes: el factor genético, hábitos pocos saludables o problemas emocionales. En el caso de los videojuegos todavía no hay datos que puedan explicar los estímulos adictivos que generan, pero de lo que no hay ninguna duda es que los producen.

A nivel teórico ya se habían planteado muchos de los factores adictivos que presentan las nuevas tecnologías, pero no se había puesto en marcha en la práctica. Ahora, con esta iniciativa que se está llevando a cabo en el Gregorio Marañón, se espera facilitar una ayuda a uno de los problemas que han pasado más desapercibidos.