Cómo recuperar el olfato tras el covid: ejercicios y mucha paciencia

Entrenar y mucha paciencia. Esta es la fórmula para recuperar el olfato tras haber pasado el covid. La pérdida de este sentido y del gusto puede persistir una vez superada la infección y para acortar los tiempos de recuperación, el Hospital Clínico San Carlos de Madrid cuenta con una unidad específica. Aunque el área fue creada en 2017, el centro se ha visto obligado a incrementar los efectivos y aumentar los días de consulta tras multiplicarse por dos el volumen de pacientes a causa de la pandemia, según explica el responsable del proyecto, el doctor Pablo Sarrió.

Javier Olivares es uno de ellos y aunque no sufrió un covid muy duro, arrastra la pérdida del olfato. “Me contagié en la segunda o tercera ola, en diciembre del 2020. Solo tuve síntomas leves, malestar, dolores articulares y de cabeza que aún persisten junto a la pérdida de olfato. Al principio no le di importancia, pero luego se te hace un mundo. Ahora lo voy recuperando poco a poco”, relata.

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No todos los pacientes se encuentran en la misma fase de recuperación y, por consiguiente, no todos necesitan las mismas rutinas para recuperar el sentido. “Nosotros elegimos los ejercicios para el entrenamiento olfatorio en función de la exploración de los pacientes. Más concretamente personalizamos el entrenamiento con la olfatometría (prueba de olfato) que les realizamos en la consulta. Intentamos averiguar cuáles son las familias de odorantes en las que el paciente presenta mayor alteración”, detalla Sarrió.

El entrenamiento lo hace el paciente en su casa con un 'kit' de cuatro olores

El entrenamiento que usa el equipo del Clínico “lo realiza el paciente cómodamente en su casa con un ‘kit’ de cuatro olores. Deben dedicar diez minutos por la mañana y otros diez por la tarde. La forma más sencilla de hacerlo sería oler los botes durante ese tiempo pero nosotros, además, pedimos que jueguen a adivinar a qué huelen, que intenten identificarlos y que los asocien a imágenes. Usamos olores cotidianos, no es esencial que sean fuertes”.

Javier ha ido a dos revisiones tras la primera consulta. “En la primera nos hacen un test con olores para ver si sabemos de qué se trata. Según los resultados, nos llevamos a casa unos tarritos de olores, una especie de pasta blanca, para entrenar. La primera vez me dieron limón, plátano y rosa para que los oliese un par de veces al día durante unos minutos y así estimular de forma repetida el sentido. La segunda, me dieron eucalipto, aguarrás, coco y vainilla”, afirma. El suyo es un caso casi extremo. “Estuve sin oler absolutamente nada unos 3 ó 4 meses, hasta que me enteré del tratamiento del Clínico porque soy trabajador de allí. Llevo en terapia desde que me incorporé a trabajar”, describe.

La pérdida de este sentido no es la única secuela que puede quedar. En otras ocasiones, la recuperación es parcial puesto que persisten otros tipos de alteraciones. “Actualmente hemos visto más de 400 pacientes nuevos exclusivamente por problemas olfatorios relacionados con el covid. Pero, además de esas pérdidas, también vemos muchos otros tipos de alteraciones olfativas como poliposis, anosmias postraumáticas, tóxicas, degenerativas, congénitas...”, enumera el doctor.

Los pacientes suelen notar mejoría entre los tres y los seis primeros meses

Como cualquier tratamiento, el proceso se puede demorar. “Es una terapia que da buenos resultados pero tiene un problema: van apareciendo de forma muy paulatina en el tiempo, muy poco a poco. Por ello, se les pide que tengan paciencia y mantengan una buena constancia a la hora de realizar los ejercicios”. La edad es un factor que también interviene en el proceso de recuperación. “Depende mucho de la edad del paciente, la motivación y del tiempo de evolución. Las personas más jóvenes tienden a recuperar más rápido. La mayoría de los pacientes tienen algo de mejoría entre los tres y los seis primeros meses desde el inicio de la terapia”, un análisis que confirma también Javier. “Aún confundo olores, no consigo saber a qué corresponden algunos de ellos, pero sí que he recuperado ya bastante olfato”.

Aun así, el centro intenta llevar un control exhaustivo de cada caso. “Nosotros hemos montado un circuito específico para este tipo de pacientes, incluyendo pruebas diagnósticas, recomendaciones, encuestas de calidad de vida, seguimiento, entrenamiento personalizado en función de resultados, etc.”, aclara Sarrió. “Nosotros vamos reevaluándolos periódicamente y valorando si necesitan un nuevo ciclo de entrenamiento y cambiamos los odorantes en función de las necesidades de cada uno. Hay pacientes que con 3-4 meses tienen suficiente, otros necesitarán incluso años. Es muy variable”. Un proceso lento pero necesario para acabar con una de las secuelas que atormentan a los que alguna vez se contagiaron de covid.