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Ómicron amenaza las ayudas a los más vulnerables

Cáritas Madrid Universitaria reparte comida todos los miércoles del año a personas sin hogar pero la sexta ola pone en serio riesgo la continuidad de la actividad

Foto: Voluntarios de Cáritas preparando los bocadillos. (Cáritas)
Voluntarios de Cáritas preparando los bocadillos. (Cáritas)

Cáritas Madrid Universitaria puso en marcha en 2014 un movimiento novedoso, altruista y que tiene por objetivo que nadie se quede sin cena en Nochebuena. Este grupo de casi 300 voluntarios reparten cada 24 de diciembre unos 350 menús que salen, desde el inicio de la actividad, de la misma cocina: la del hostelero madrileño Jorge García Trillas que, de manera desinteresada, guisa platos para que las personas más desfavorecidas disfruten también de la cena de la víspera del día de Navidad. Bajo el lema ‘Nadie sin Cenar’, universitarios de toda la Comunidad de Madrid han completado la octava edición de esta campaña.

Pilar Martínez es una de esas voluntarias. Estudia un máster de Ingeniería de Minas en la Universidad Politécnica de la capital de España y es el segundo año en el que se ha involucrado en estas acciones. “Es una experiencia muy buena porque la gente es muy agradecida. No le dan tanto valor a la cena en sí como a un rato de acompañamiento y charla en el que puedes conocer la situación de cada una de estas personas. El valor de nuestra misión es ese, nos centramos mucho en el trato personal porque, al fin y al cabo, la comida se compra y el dinero lo pueden conseguir pidiendo pero encontrar a alguien que te escuche un rato es mucho más difícil”, asegura Pilar.

Aunque algunos años han optado por ofrecer comida caliente, en esta ocasión se han decantado por la fría.“A veces es peor el alimento caliente que se enfría así que este año hemos repartido empanadas, bocadillos de jamón y de tortilla, café caliente y magdalenas y bollos para el desayuno del día siguiente”, explica esta voluntaria de Cáritas Madrid Universitaria.

La tarea del voluntario va mucho más allá y se extiende a cada miércoles durante el curso lectivo

Pero la labor desinteresada de estos jóvenes no se reduce solamente al día (a la tarde, mejor dicho) de Nochebuena. La tarea va mucho más allá y se extiende a cada miércoles durante el curso lectivo. Para la faena durante todo el año, el número de voluntarios cae: de los casi 300 que se ofrecen para el día 24 de diciembre a una veintena que se encargan de distribuir bocadillos, refrescos, caldo y zumos dependiendo de la época del año en la que nos encontremos.

“Preparamos unos 80 bocadillos aunque no todos quieren de todo por lo que podemos llegar a unas 100 personas semanalmente. Empezamos a prepararlos sobre las 20:00 h. en la Parroquia de Nuestra Señora del Buen Suceso, en la calle Princesa, y estamos repartiendo hasta pasadas las 22:00 h. Luego hacemos una pequeña reunión para comentar cómo ha ido la actividad porque, además de ofrecer comida, la compañía que damos también es muy importante. En Madrid hay más problema de soledad que de hambre”, afirma Pilar.

El radio de acción de Cáritas Madrid Universitaria incluye diversas zonas, desde San Bernardo y Plaza de España hasta Gran Vía, Sol, Ópera y la calle y Plaza Mayor. Pero el covid no es selectivo y tampoco respeta las buenas intenciones. La llegada de la variante Ómicron y el aumento incesante de positivos y de la incidencia ha obligado a la organización a volver a tomar medidas para evitar los contagios en la medida de lo posible.

“El año pasado tomábamos la temperatura a todo el mundo que entraba en la Parroquia, nos habíamos dado una tregua pero hemos tenido que volver a hacerlo ante el aumento de contagios. Durante el resto de la actividad que se realiza al aire libre, todos los voluntarios llevamos mascarillas y también les damos a las personas sin hogar que no tienen”, argumenta esta joven estudiante. Pero, los positivos también pueden llegar al voluntariado y, en ese caso, sí podría afectar a la actividad puesto que el número de personas disponibles para el reparto se vería reducido.

“Si alguno de nosotros se contagia o es contacto estrecho de algún positivo lógicamente no acude porque tiene que estar en cuarentena. De momento no nos ha ocurrido ni este año ni el pasado”, pero Pilar y sus compañeros son conscientes de que la llegada de Ómicron y su elevada facilidad para el contagio puede dar al traste con su labor aunque, de momento, se muestra optimista.

“Si los positivos siguen creciendo nos veríamos obligados a parar la actividad pero creo que si el año pasado conseguimos sacar el curso adelante sin vacunas, este año también podremos”. Aunque Pilar aclara que solo cesaría la actividad en caso de brote dentro de Cáritas Madrid Universitaria. “Si hay varios positivos sí que tendríamos que parar durante los días de la cuarentena. Para evitar esta situación en la medida de lo posible, antes de entrar en el voluntariado se rellena un formulario en el que se pregunta si se ha sido contacto estrecho de un positivo o si se ha tenido síntomas compatibles con el covid en los últimos diez días”, asegura Pilar Martínez.

Toda precaución es poca. pero aún más para evitar que campañas y acciones tan bondadosas como estas sigan su curso normal y no se vean afectadas ni, en el peor de los casos, obligadas a parar durante un tiempo por corto que este sea. En eso, y en otros muchos ámbitos más, Cáritas Madrid Universitaria, formada por Pilar y sus compañeros, es todo un ejemplo.

Cáritas Madrid Universitaria puso en marcha en 2014 un movimiento novedoso, altruista y que tiene por objetivo que nadie se quede sin cena en Nochebuena. Este grupo de casi 300 voluntarios reparten cada 24 de diciembre unos 350 menús que salen, desde el inicio de la actividad, de la misma cocina: la del hostelero madrileño Jorge García Trillas que, de manera desinteresada, guisa platos para que las personas más desfavorecidas disfruten también de la cena de la víspera del día de Navidad. Bajo el lema ‘Nadie sin Cenar’, universitarios de toda la Comunidad de Madrid han completado la octava edición de esta campaña.

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