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Los últimos de Navacerrada: así languidece la estación de esquí más famosa de Madrid
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La nieve reaviva la lucha en el puerto

Los últimos de Navacerrada: así languidece la estación de esquí más famosa de Madrid

El Puerto se encamina hacia su cierre definitivo con una última pelea. La estación reabrirá un año más en plena guerra judicial mientras la realidad climática ahoga el negocio

Foto: Foto:  EFE/Pablo Martín.
Foto: EFE/Pablo Martín.

En esta tranquila y fría mañana de noviembre, Juanjo Gómez da una palada tras otra para retirar la nieve de la entrada de uno de los edificios residenciales mejor conservados de la calle Gino, en el Puerto de Navacerrada. Su movimiento marca el compás de un lugar que sin el paleo permanecería en un silencio sepulcral cubierto por una gruesa capa blanca y una mezcla de casas abandonadas y hoteles vacíos. "¿Te sabes el dicho? Al montañés ni le quites ni le des. Aunque yo prefiero afinarlo y decir que no le des ni le quites. Pues aquí nos dieron y ahora nos quieren quitar", comenta Gómez con una mezcla de sonrisa y hartazgo que simboliza la llegada de las primeras nieves al puerto y la visita de los medios en el año de la desaparición de la estación de esquí más antigua de Madrid.

Este vecino del mítico enclave serrano, la cuna de los medallistas olímpicos Fernández Ochoa y plató de televisión improvisado cada invierno, usa este dicho para resumir su opinión de la situación de una zona que desde hace algo menos de un año vive su momento más duro. El Ministerio de Transición Ecológica, dueño de los terrenos donde se encuentra la estación que da nombre al lugar, decidió no renovar parte de la concesión y eso lleva, irremediablemente según sus gestores, a su cierre. Eso sí, las nieves de noviembre y el foco mediático han reavivado la lucha en un enclave que agoniza, pero no termina de caer. E incluso busca redimirse o, al menos, mantenerse vivo un par de años más.

Foto: Final de Ski Freestyle celebrada en 2017 en Sierra Nevada (Albert Gea / Reuters)

La guerra por el monte madrileño, convertida ahora en otra batalla del cuerpo a cuerpo entre Madrid y el Gobierno central, empezó al final de la pasada temporada invernal, cuando se conoció que el ministerio comandado por Teresa Ribera, a través del Organismo Autónomo Parques Nacionales (OAPN), responsable final del terreno al estar junto al Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama, no renovaría la concesión dada a la estación en 1996 y por el periodo indicado de 25 años ante las pesimistas perspectivas climáticas. La decisión acababa de un plumazo con tres de las pistas más conocidas y utilizadas de la estación: Telégrafo, El Bosque y El Escaparate. 2021 sería el último año de esquí alpino en el enclave.

Sin embargo, la intención de la empresa gestora, apoyada por una plataforma llamada #SalvemosEsquíNavacerrada y con el sustento más o menos velado de la Comunidad de Madrid y la Junta de Castilla y León, es abrir este mismo invierno como lo han hecho en todos los anteriores, o incluso con más ganas. Y lo cierto es que la imagen en el monte muestra pocos cambios siete meses después del supuesto cierre.

Las primeras nevadas de la temporada dejan en la mañana de este martes de noviembre una imagen típica del invierno capitalino. A pesar del día y las condiciones climatológicas, decenas de coches suben de toda la región para ver el manto blanco bajo los telesillas que ya debían estar desmontados, según el mandato ministerial. Carlos y sus amigos posan para la foto con una bufanda de su país, Panamá, mientras descubren por primera vez la nieve, Francia y Javier disfrutan de las vistas y reniegan por haber encontrado los restaurantes cerrados. Y también hay muchos como David o Natalia, ambos de la sierra, que se mueven por los huecos de la montaña, paseando y haciendo esquí de travesía.

"Creía que iba a haber menos nieve, pero sí que ha caído bien, ha quedado bonita la estampa", comenta esta última que asegura no tener ni idea de que la estación fuera a volver a abrir: "Da mucha pena el cierre, pero es que ya es hora de que se haga algo con esto, no tiene sentido mantener algo así. Y te lo dice una que ha aprendido a esquiar aquí". Los coches e incluso taxis llenos que llegan a la zona con visitantes que recorren el entorno, contrastan con otra foto que se extiende en todo el puerto y también se ha convertido en un clásico: pese a que la estación tiene la intención de resistir y dicen tenerlo todo preparado para la reapertura, nada escapa a la sensación de abandono y de que su tiempo ha pasado.

placeholder Imagen de la Residencia Navacerrada. (Guillermo Cid)
Imagen de la Residencia Navacerrada. (Guillermo Cid)

El edificio que adecenta Juanjo Gómez es de los pocos realmente cuidados, junto a los que ocupan los militares, la Cruz Roja o los restaurantes que quedan abiertos. Incluso la icónica Residencia Navacerrada, una de las imágenes del puerto, de titularidad regional y pensada para fomentar el esquí autonómico, mantiene su figura gracias a puntales y con cintas para que la gente no se acerque. "Es una pena, dicen que van a reabrir la estación, pero mira, la escuela de esquí está cerrada, eso ya es una mala señal viendo la fecha que es", comenta Almudena, una vecina de la comarca que se ha acercado a ver la nieve y espera que no cierren la estación.

Tampoco ayuda a mejorar la imagen del sitio que la concesión de los terrenos edificados como viviendas, esta vez pertenecientes al Ayuntamiento de Cercedilla y cedidos a través de la construcción del ferrocarril en el puerto en la década de 1920 (en principio para construir sanatorios en altura) esté también caducada y se juegue con el más que posible desahucio de las mismas. En webs como Idealista se encuentran fácilmente hasta 9 inmuebles en venta en la zona con precios que van de los 60.000 euros a los 190.000.

Su caso es paralelo al de la estación, pues ambos procesos no tienen nada que ver, pero su coincidencia en el tiempo genera una tormenta perfecta en la que la reapertura de la estación suena como el último coletazo de un futuro diferente. Con la misma cantidad de madrileños y segovianos llenando la montaña, o queriendo hacerlo, pero con una imagen muy distinta de la zona.

Tradición contra clima, y pelea política

Mirando al cielo y analizando la situación, la idea de Aurora Guerrero, directora de la estación de esquí, es reabrir, si todo cuadra, el próximo puente de diciembre, y con esa idea trabajan, aunque depende de si el frío es suficiente para encender los cañones y la lluvia no hace acto de presencia en la zona. Llevan todo el año, aseguran, haciendo el mantenimiento indicado y cumpliendo lo pedido para este tipo de infraestructuras, e incluso han lanzado las ofertas de trabajo pertinente. Sin embargo, no queda claro si su iniciativa la seguirán todos los locales de alrededor tras el anuncio hecho a finales de la temporada pasada, ni cómo irá la temporada. De momento, los vecinos que quedan, como Gómez, o desde algo más lejos Almudena, se aferran a la nostalgia y a la tradición como la mejor defensa de un lugar emblemático de la comunidad, pero su lucha choca con la realidad del clima y lo pactado con los dueños de los terrenos.

Navacerrada es la estación más antigua de Madrid y la segunda de España (nacida a finales de los 40 solo por detrás de La Molina), pero también la más cercana a la capital, a solo unos 45 minutos de la ciudad y con tren directo a las pistas. Tuvo momentos de gran apogeo entre los 60 y los 80, pero luego la afluencia fue decayendo. Sin embargo, Guerrero defiende que es la estación del Sistema Central que más días de temporada tiene, y lo denomina como la "autoescuela del esquí" por la cantidad de gente que acude a ella para bautizarse en este deporte. De ahí que las tres pistas que deben cerrar sean clave, ya que son las más fáciles y asequibles de la estación, y las únicas con cañones de nieve.

Con esa idea, la de mantener la afición de esta disciplina en la región y los empleos (hablan de 30 directos y más de 200 indirectos), han interpuesto un recurso contencioso-administrativo que sería su base legal más fuerte para reabrir este invierno. La falta de decisión jurídica pararía el proceso de desmantelamiento de la estación. "No nos pueden decir que estemos haciendo nada ilegal. Nadie nos ha mandado una comunicación oficial de desmantelamiento. Ni siquiera se sabe cuál es la administración competente para la retirada de las estructuras", añade Guerrero. Hace algo más de un mes fue la propia Junta de Castilla y León la que se desmarcó, asegurando que no es competente para decidir sobre el futuro del puerto, devolviendo la patata a Parques Nacionales.

Frente a esta opinión está la de los defensores del cierre como el propio ministerio, algunos ayuntamientos de la zona o entidades como Ecologistas en Acción. "Es una ocupación ilegal que ampara el gobierno de la Junta de Castilla y León retrasando los informes que debe presentar o diciendo que no es competente y con el beneplácito de la Comunidad de Madrid. No tienen sentido los argumentos que dan como que en 2020 no pudieron abrir por la pandemia. La concesión es la que es y sabían a lo que se atenían cuando lo firmaron", comenta María Ángeles Nieto, coordinadora de Ecologistas en Acción en la Comunidad de Madrid y una veterana de las luchas en la sierra. "Están intentando dar largas para que no se haga nada, que el tiempo pase, pero es que la realidad es la que es".

placeholder Cierre de la estación en marzo de 2021. (EFE)
Cierre de la estación en marzo de 2021. (EFE)

En el caso del puerto, además, está el problema de las diferentes instituciones implicadas. Por un lado está el ministerio, dueño de los terrenos que lindan con el parque nacional (se hizo un apartado especial cuando se creó en los años 90 para que se pudiera esquiar tanto en Navacerrada como en Valdesquí), la Comunidad de Madrid, dueña de las instalaciones y de gran parte del puerto y la Junta de Castilla y León, en cuya ladera de la montaña se encuentran las pistas más problemáticas. De los tres, es el ministerio el que ha decidido el cierre, pero como recuerda Nieto, sin el apoyo de las otras instituciones, el problema se intrinca en papeleos y pelotazos de uno a otro lado de la frontera. Más con el lugar convertido en símbolo de la guerra política nacional.

En la pelea también se han metido de por medio partidos como Vox, que hace unas semanas presenta una Proposición No de Ley (PNL) en la asamblea regional madrileña pidiendo que se declare la estación como Bien de Interés Cultural (BIC) y que, complementariamente, se declare la actividad deportiva del esquí que allí se practica como Patrimonio Inmaterial de la Comunidad de Madrid. Además, se solicita que se haga lo mismo en la comunidad vecina. "Me parece ya lo último. Es un insulto a la inteligencia y a los ciudadanos", señala Nieto. "Además, que no se quiere acabar con el esquí en la zona, sino recuperar las primeras formas de esquí, los orígenes. Vamos, solo tienen que mirar al Puerto de Cotos".

El futuro y Valcotos

La mención a Cotos no es casual y es que es ahí donde está el que puede ser el futuro de Navacerrada. Allí, desde 1969 y hasta 1999 estuvo abierta una estación satélite de Navacerrada, nacida como alternativa al colapso del puerto principal y Valdesquí y cuya retirada se ha convertido en un modelo para los ecologistas. Valcotos, así se llamaba la estación, cerró como estación después de que la propia Comunidad de Madrid le negase los permisos para instalar cañones de nieve en la montaña al propietario de los terrenos como última medida desesperada para intentar salvar unas pistas que agonizaban por la caída de las precipitaciones y el cambio climático. Su negociación acabó en una expropiación forzada. "Es todo un éxito, ahora hay más gente que va a Cotos de la que va a Navacerrada y van todo el año a practicar actividades con un impacto ambiental muchísimo menor", comenta Nieto.

La expropiación la llevó a cabo el propio Partido Popular de Madrid, entonces comandado por Alberto Ruiz-Gallardón, y varios de los cargos que en ese momento apoyaron la expropiación ahora se niegan a hacer algo parecido en el caso actual. "Incluso en este caso tiene más sentido, porque es una concesión y no un terreno privado como en Cotos. Pero nada, ahora se niegan". La regeneración de Cotos se llevó a cabo durante 12 años y costó más de 5 millones de euros del presupuesto a cargo de la región madrileña (Ignacio González fue la cara visible del final de la obra) y todavía ahora, más de 20 años después, las labores de seguimiento continúan.

placeholder Imagen de Valcotos cuando aún existía la estación alpina. (Comunidad de Madrid)
Imagen de Valcotos cuando aún existía la estación alpina. (Comunidad de Madrid)

Sus laderas se han ido cubriendo de árboles autóctonos que van cicatrizando el monte, pero la intervención ha ido mucho más allá. Lejos de prohibir toda la actividad en la zona, ahora hay áreas reservadas para trineos, snowboard y esquí de fondo o travesía con una pequeña estación de esquí nórdico gratuita que explota una empresa regional que, según Nieto, ya se ha intentado privatizar "tiene muchísimo éxito y recupera los orígenes del esquí". En total se desmontaron 5.750 metros de remontes, 65 pilonas, 20 edificios y se regeneraron seis pistas (24,2 hectáreas y 3.330 de longitud) y se recuperaron, según cálculos del proyecto, 200 hectáreas de gran valor ambiental.

Esta actuación fue pionera en España, siendo el primer caso de expropiación y desmantelamiento de una estación de esquí por motivos conservacionistas, siendo un proyecto de recuperación único y pionero en España que se empezó pocos años después de que se concediera el último permiso a Navacerrada avisando del peligro de la situación climática. La gran duda ahora es, ¿se puede hacer lo mismo en Navacerrada?

Para conservacionistas y defensores del cierre de la estación es una salida lógica y que responde a la situación que vive la sierra madrileña "ni siquiera sabemos cuánto nos cuesta mantener la estación abierta. Madrid no da ese dato". E incluso debería ir acompañado de un plan de desescalada gradual que evite las gigantescas aglomeraciones de excursionistas que acuden a la sierra cada fin de semana desde la capital durante todo el año. Pero los que defienden su mantenimiento aseguran que son casos diferentes, que Valcotos era una estación sin mucho sentido y que Navacerrada no es comparable.

¿El principio del fin del esquí alpino español?

Para Gómez, por ejemplo, que se define como esquiador, monitor y montañero de los pies a la cabeza, la decisión de acabar con la estación es el último movimiento de la obsesión del Estado con este monte, pero se niega a perderlo. "Hay muchísimos montes por ahí para aprovechar y prestar atención. No sé por qué la obsesión con este. Y te digo que yo soy naturalista como el que más, pero no creo que cerrar la estación sea la solución a nada. Y no sé cómo los ayuntamientos de alrededor no se levantan contra este atropello".

Su opinión, como la de otros vecinos y defensores del esquí en la zona, es que la estación hace más bien que mal al lugar, que controla los accesos a la sierra, mantiene el monte limpio y cuidado, da trabajo, alternativas a los jóvenes y permite una salida ante la despoblación rural. Pero incluso con estos argumentos hay otros inapelables que van más allá de este caso, la sierra madrileña e incluso más allá de Europa: el esquí alpino cada vez tiene más complicado sobrevivir y Navacerrada es un ejemplo de lo que ocurre.

Según datos de la AEMET, en diciembre, la máxima histórica en el Puerto es de 17 grados y se dio en 1952. A esta cifra le siguen los 16 alcanzados en 2018, pero es que en el top 10 de máximas de diciembre, 6 años son de la última década. Si abrimos el plano, se ve cómo las altas temperaturas acortan los inviernos y ahogan la temporada. Además, las precipitaciones también se están resintiendo. Aunque de una forma más paulatina, los días de caída de agua que coinciden con una temperatura por debajo de los 0 grados han ido bajando poco a poco. Por lo que la combinación de ambas cifras complica y mucho la supervivencia de actividades como el esquí alpino que necesita grandes capas blancas para poder practicarse.

Eso sí, el problema no es único en el centro de España. Según una investigación de la Universidad de Waterloo (Canadá) publicada en 2018, solo 13 de las 21 sedes que han albergado los JJOO de Invierno en toda su historia mantendrían condiciones adecuadas para acogerlos en 2050. En el caso de los Juegos Paralímpicos de Invierno, que se celebran en marzo, solo 10 ubicaciones seguirían siendo fiables en poco más de 30 años.

placeholder Fin de la temporada de esquí en Navacerrada, 31 de marzo de 2021. (EFE)
Fin de la temporada de esquí en Navacerrada, 31 de marzo de 2021. (EFE)

En España incluso la idea de albergar los JJOO en 2030, que es la idea de una propuesta conjunta de Aragón y Cataluña, se ve como algo casi imposible para muchos. Incluso montañeros del nivel y la fama de Killian Jornet se han sumado a la plataforma que pide su paralización. "Unos Juegos deben hacerse donde haya nieve y en 2030 será escasa en el Pirineo", aseguraba en la presentación de la plataforma 'Stop JJOO'. "Tenemos que ser realistas con las implicaciones de unos Juegos".

Sin ir tan lejos, María Rosa Fraguell Sansbelló, profesora de geografía e investigadora del Laboratorio de Análisis y Gestión del Paisaje de la Universitat de Girona, ya opinaba en 2018 que bajo cualquier criterio económico y medioambiental algunas de las estaciones españolas deberían estar ya cerradas. Y citaba los casos de La Covatilla (Salamanca) y Valdesquí (Madrid), "totalmente inviables". Según los cálculos de los expertos, una instalación de este tipo "debería estar abierta unos 120 días para que sea rentable", un periodo que habitualmente se sitúa entre principios de diciembre y Semana Santa. Sin embargo, en la práctica hay estaciones que abren y cierran continuamente.

David, vecino de Galapagar y que intenta remontar los caminos de Navacerrada con sus esquís de travesía aprovechando las primeras nieves de este martes, cierra su opinión con un recuerdo. "Es una pena que se cierre y entiendo los argumentos que piden que se alargue la concesión, pero es lógico que se acabe desmantelando. Todos estos sitios se construyeron cuando en la sierra caían nevadas de un metro. Pero esto ya no es así, por mucho que nos empeñemos".

En esta tranquila y fría mañana de noviembre, Juanjo Gómez da una palada tras otra para retirar la nieve de la entrada de uno de los edificios residenciales mejor conservados de la calle Gino, en el Puerto de Navacerrada. Su movimiento marca el compás de un lugar que sin el paleo permanecería en un silencio sepulcral cubierto por una gruesa capa blanca y una mezcla de casas abandonadas y hoteles vacíos. "¿Te sabes el dicho? Al montañés ni le quites ni le des. Aunque yo prefiero afinarlo y decir que no le des ni le quites. Pues aquí nos dieron y ahora nos quieren quitar", comenta Gómez con una mezcla de sonrisa y hartazgo que simboliza la llegada de las primeras nieves al puerto y la visita de los medios en el año de la desaparición de la estación de esquí más antigua de Madrid.

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