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Madrid cierra las jaulas y veta los permisos para aves cantoras tras capturarse 205.000
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Madrid cierra las jaulas y veta los permisos para aves cantoras tras capturarse 205.000

La Comunidad ha decidido denegar las autorizaciones de este año a los 1.500 silvestristas madrileños. Europa solo permite apresar "pequeñas cantidades" si se cumplen algunas excepciones

Foto: Un jilguero ya capturado
Un jilguero ya capturado

La pregunta es directa y sencilla. ¿Tiene derecho un aficionado al canto de los pájaros silvestres a apresarlos y enjaularlos para su particular disfrute? El debate está servido. La Comunidad de Madrid lleva bastantes años permitiendo el silvestrismo, una práctica cinegética que permite la captura de machos de una serie de especies para quedarse con los mejores ejemplares, los que mejor cantan. Hasta este verano. En agosto, el Gobierno regional que preside Ángel Garrido decidió paralizar todas las autorizaciones de "manera preventiva". No le quedaba otra.

La Comisión Europea comunicó a España que nueve comunidades autónomas, entre ellas Madrid, estaban incumpliendo hasta tres artículos de la Directiva de Aves (2009/147/CE), lo que podría acabar en importantes multas económicas. Bruselas envió primero una carta de emplazamiento que daba dos meses para solucionar las irregularidades detectadas. No se hizo nada. Luego llegó el informe motivado, el último trámite antes de iniciar un procedimiento de infracción y llevar el tema al Tribunal de Justicia de la Unión Europea. "Tras este último informe todas las comunidades españolas han dejado de dar autorizaciones para capturar estas aves, señala Juan Carlos Atienza, de SEO BirdLife.

placeholder Una de las redes en forma de libre permitidas para capturar estas aves
Una de las redes en forma de libre permitidas para capturar estas aves

La Directiva de Aves regula que este tipo de pájaros no se pueden capturar, salvo unas excepciones muy concretas estipuladas en su artículo 9 (efectos perjudiciales para la salud y seguridad de las personas, perjuicios a los cultivos, investigación…) estipuladas en su artículo. Y cuando se pueden apresar, "en condiciones estrictamente controladas y de un modo selectivo", hay que hacerlo en "pequeñas cantidades". Todo ello pensando en que la captura se debe sustituir poco a poco por la cría en cautividad o por el simple disfrute en directo del canto del pájaro en la naturaleza, sin necesidad de capturarlo. El problema en Madrid, por ejemplo, es que la Comunidad solo ha permitido coger machos (las hembras no cantan). "Europa se enfadó, y con razón. ¿Cómo se va a poder desarrollar así la cría en cautividad si solo se apresan machos? Además, nunca se hacía en pequeñas cantidades", explica Atienza.

Foto: Jabalíes, en una calle de Torrelodones.

En este sentido los datos son contundentes. Podemos denuncia que entre 2010 y 2016 (ambos inclusive) se capturaron en toda la comunidad de Madrid 205.401 pájaros por parte de unos 1.500 aficionados que contaban con la autorización pertinente. Son los datos que ha obtenido el diputado de Equo Alejandro Sánchez en una respuesta parlamentaria del Gobierno regional. Se trata de 125.760 jilgueros, 54.280 pardillos y 25.361 verderones, las tres especies que se pueden apresar en la región. "Estas son las cifras legales, pero por supuesto existe un furtivismo asociado que se refleja en decenas de denuncias por todo el territorio y decomisos de pájaros capturados ilegalmente todos los años, incluidas especies no autorizadas como el pinzón, el verdecillo, el picogordo o el lúgano", señala Sánchez. La Federación Madrileña de Caza maneja otros datos. Entre 2010 y 2016 solo se han apresado 131.000 aves, a los que hay que sumar los 6.998 de 2017.

Los periodos hábiles de captura son dos: primero en verano, donde está permitida el apresamiento de machos todos los domingos del mes de agosto. Y luego en invierno, del tercer domingo de octubre hasta el segundo de diciembre, donde las capturas se dedican, en teoría, a la captura de individuos para la cría en cautividad. La consejería marca desde 2013 un límite de ejemplares que se pueden coger, aunque luego cada silvestrista solo se pude quedar con dos aves en verano y uno en invierno. De esos tres al final se acaba soltando uno. "Yo en 2017 capturé unos 400 o 500 pájaros, y solté la gran mayoría", señala Manuel Custodio, responsable de silvestrismo de la Federación Madrileña de Caza.

placeholder Un jilguero capturado.
Un jilguero capturado.

Bruselas afeó a Madrid que nunca ha acreditado que no exista coincidencia entre las fechas que ha autorizado para la captura y el periodo de reproducción de las especies, lo que vulnera la legislación europea. "Es evidente, por tanto, que Madrid no está progresando hacia el establecimiento de una población viable para la cría en cautividad, como se propugna en las directrices técnicas", explican desde SEO BirdLife. La Comunidad de Madrid respondió al primer requerimiento europeo que no permite la captura de fringílidos durante su periodo de reproducción, aunque no ha presentado ninguna aclaración sobre el periodo exacto en que se conceden las autorizaciones. "Puesto que uno de los periodos de captura es durante el verano, parece que coincide parcialmente con el periodo reproductivo. Madrid no ha hecho más precisiones ni ha refutado este hecho", concluyen desde la asociación ecologista.

En Madrid solo se captura con red abatible, un sistema que es revisado y precintado por la consejería de Medio Ambiente. La red se pone en el suelo y se cierra como un libro. Los defensores de esta práctica alegan que es una actividad tradicional con un gran acervo cultural y sin fines lucrativos. Custodio señala que ningún pájaro es dañado y que al final se retraen muy pocas aves del campo. "No somos criminales, todo lo contrario. Cada cuatro o cinco años solo necesitamos retraer cinco o seis ejemplares. En ningún caso las poblaciones se ven afectadas", explica Custodio. Él, por ejemplo, tiene actualmente seis jilgueros y tres pardillos.

Foto: Control de la población de conejos por parte de la Comunidad de Madrid.

Lo que está claro es que con el paso de los años las Comunidades Autónomas se han puesto de acuerdo para reducir poco a poco el número de capturas permitidas. El objetivo era que los silvestristas tuvieran tiempo para tener un 'stock' de aves con las que criar. Hasta 2012 no había límite. En 2013 Europa exigió cumplir con las directrices y calcular los cupos en referencia a las poblaciones. Ese año se puso como tope 23.500 aves capturadas en Madrid, una cifra que bajó a 7.214 en 2017. Las autorizaciones siempre han oscilado en todos estos años entre 1.400 y 1.500 por temporada. "Es cierto que hay un límite en las capturas, ¿pero hay control real y efectivo para ver si se cumple el cupo?", se preguntan desde BirdLife. "Nosotros somos los primeros interesados en que se cumpla la ley. Los silvestristas denunciamos la venta de ejemplares furtivos en Internet", explica Custodio.

Luis del Olmo, Director General de Medio Ambiente y Sostenibilidad de La Comunidad de Madrid, señala que la suspensión de autorizaciones de este año no es definitiva. "Es una medida condicionada hasta que el ministerio facilite instrucciones generales sobre la cría en cautividad, la alternativa. Pero para eso también hay que autorizar un número de capturas. Hoy en día la cría en cautividad no es posible, no tiene éxito, es un procedimiento muy complejo". La PNL de Podemos, aprobada en la Asamblea pero que no es de obligado cumplimiento para el Ejecutivo autonómico, pide a la Comunidad que apoye "al sector a mejorar las técnicas de cría en cautividad en beneficio de la actividad tradicional" y que se encargue un "estudio al CSIC que identifique las causas del posible declive de los fringílidos y aporte recomendaciones para su conservación".

placeholder Red abatible o de libro para capturar aves silvestres
Red abatible o de libro para capturar aves silvestres

La plataforma en defensa del silvestrismo de la Federación ha encargado un informe jurídico al bufete Cremades & Calvo Sotelo para analizar las consecuencias que tendría la erradicación de esta práctica en España. "La actividad silvestrista, con las limitaciones de captura que se tienen, no disminuye sensiblemente las poblaciones por lo que se estaría dentro de los criterios de aprovechamiento equilibrado establecidos. En este sentido y sobre este aspecto concreto, la perdurabilidad del silvestrismo implicaría que la actividad seguiría siendo una práctica estrictamente regulada de tal forma que las capturas de aves seguirían estando minuciosamente controladas", señala el texto.

Los datos más recientes que maneja el Consejo Europeo del censo de aves comunes en Europa (EBCC, 2015) reflejan que el pardillo común sufre un declive del 67% y el verdecillo de un 47%. Aunque el verderón común ha experimentado un aumento del 14% a largo plazo, actualmente sufre una disminución a corto plazo de un 9%. Lo mismo pasa con el pinzón vulgar, que ha bajado un 4%. En cuanto al jilguero común, que ha experimentado un crecimiento del 2% a largo plazo, su población también ha disminuido a corto plazo un 14%. Es decir, "que las capturas pondrían en riesgo la viabilidad futura de las poblaciones de las aves afectadas".

Foto: Algunos de los trofeos de los ejemplares abatidos que se conservan en el Centro de Recuperación de Animales Silvestres (CRAS) de la Comunidad de Madrid. (EFE)

La Federación Madrileña de Caza se defiende. "Atendiendo a los cupos de captura propuestos, inferiores al 1% de la tasa de mortandad de ejemplares adultos, en general nada parece indicar que las poblaciones de estas cinco especies se puedan ver afectadas de modo apreciable estadísticamente por la práctica del silvestrismo en España". Si el objetivo es que solo exista la cría en cautividad, "resulta imprescindible el establecimiento de un período transitorio de adaptación a la cría en cautividad cuya duración estimada sería al menos de unos diez años, de tal forma que actualmente la cría en cautividad no es en nada una solución alternativa satisfactoria al desarrollo del silvestrismo siendo que no existe ningún estudio ni informe técnico-científico que demuestre la viabilidad de la cría en cautividad de las especies fringílidas", reza el informe elaborado por Cremades & Calvo Sotelo

Los ecologistas siempre han mantenido que hay una alternativa posible con la cría en cautividad: "La reproducción en cautividad de las aves fringílidas que se utilizan en silvestrismo no solo es factible, sino que además está ya muy extendida". Los silvestristas no opinan igual. "Teniendo en cuenta las cualidades cantoras de las especies fringílidas empleadas en el silvestrismo se hace eminentemente necesaria la captura de aves nacidas en libertad. El origen de los pájaros ha de ser silvestre porque los pájaros detraídos de su medio natural han incorporado el cante propio de su especie, pues desde el mismo momento de su nacimiento están escuchando a sus padres y congéneres de la misma especie en período de aprendizaje". Es decir, que la actividad del silvestrismo no tiene sentido si el canto no se encuentra asilvestrado. "La supresión de las capturas o el obtener ejemplares que hayan sido criados en cautividad llevaría a la erradicación plena del silvestrismo".

La pregunta es directa y sencilla. ¿Tiene derecho un aficionado al canto de los pájaros silvestres a apresarlos y enjaularlos para su particular disfrute? El debate está servido. La Comunidad de Madrid lleva bastantes años permitiendo el silvestrismo, una práctica cinegética que permite la captura de machos de una serie de especies para quedarse con los mejores ejemplares, los que mejor cantan. Hasta este verano. En agosto, el Gobierno regional que preside Ángel Garrido decidió paralizar todas las autorizaciones de "manera preventiva". No le quedaba otra.

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