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El brote de 'leishmaniasis' de Madrid afectó a dos orangutanes en peligro de extinción
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primera vez que se detecta en estos grandes primates

El brote de 'leishmaniasis' de Madrid afectó a dos orangutanes en peligro de extinción

Entre junio y octubre de 2017 dos ejemplares contrajeron la enfermedad, uno en el zoo de Madrid y otro en el centro Rainfer de Alcobendas. Ambos se encontraban inmunodeprimidos

Foto: El zoo de Madrid fue escenario, por primera vez, del nacimiento de un orangután de Borneo en 2010 (EFE)
El zoo de Madrid fue escenario, por primera vez, del nacimiento de un orangután de Borneo en 2010 (EFE)

El parque forestal Bosque Sur fue el epicentro del mayor brote de 'leishmaniasis' conocido hasta la fecha en la cuenca mediterránea. La epidemia, que obligó a la Comunidad de Madrid a eliminar a unos 29.000 conejos —tras descartar a los perros, esta especie fue declarada el principal reservorio de la enfermedad— en los últimos años, se tenía por controlada a finales de 2017.

Hoy sabemos que la presencia de esta patología ha acabado afectando a dos orangutanes de Borneo, una especie en peligro de extinción: el primero de ellos, un macho de 36 años, fue diagnosticado con la enfermedad en marzo de 2017 en el Centro de Rescate de Primates Rainfer, en Alcobendas. La segunda, una orangután de 34 años, contrajo la 'leishmaniasis' en el Zoo de Madrid, a más de 20 kilómetros del lugar donde se produjo el primer contagio.

Foto: Control de la población de conejos por parte de la Comunidad de Madrid.

Aunque la leishmaniasis es endémica en nuestro país, este brote tuvo una especial virulencia ya que llegó a enfermar a 677 personas en Madrid y alrededores, llegando a su clímax en 2011, cuando se registraron 197 casos. La caída paulatina de afectados hasta los 13 de 2016 hacía indicar que el brote se había consumado el pasado año. Y hasta cierto punto, así ocurrió en humanos, pero nadie contaba con otros grandes primates.

La información no ha trascendido hasta hace unos días, cuando investigadores de ambos centros y de la Facultad de Veterinaria de la Universidad Complutense de Madrid publicaron los resultados en la revista 'Parasites & Vectors'. Se trata de la primera vez que la enfermedad se detecta en esta especie de primate, una de las más cercanas al ser humano, con un 97% de parentesco genético.

Alrededor de diciembre de 2016, los veterinarios de Rainfer se dieron cuenta de que el orangután Boris estaba apático y había perdido mucho peso. No lograban dar con la clave. "Los síntomas eran bastante pocos normales: le hicimos radiografías y ecografías pero no daban una respuesta", cuenta a Teknautas Marta Bustelo, portavoz del centro. Su análisis de sangre arrojó una anemia galopante pero no tuvieron que mantener la sospecha durante demasiado tiempo, ya que pronto las evidencias apuntaron al parásito 'Leishmania infantum' como desencadenante.

Era la primera vez que veían algo así en los 23 años de vida del centro.

Además, tanto en el centro de Alcobendas como en el zoo de Madrid apareció la pistola humeante: un nutrido grupo de moscas de la arena o flebotomos que demostraron ser portadoras de este parásito. De las dos variedades de 'leishmaniasis' que hay, cutánea y visceral, Boris sufrió la segunda, que es más grave.

La verdadera causa de estos casos

Pero el reciente repunte de casos en los alrededores de Madrid no ayuda, por sí mismo, a justificar la primera infección en orangutanes documentada en el mundo.

"Boris estuvo casi a punto de morirse", reconoce Bustelo, "principalmente porque tanto él como la orangutana del zoo de Madrid eran animales muy inmunodeprimidos". El macho es un orangután rescatado del mundo del espectáculo que ingresó en Rainfer en el año 2008. "Tuvo un tipo de vida muy estresante, y eso es algo que se cronifica y acaba inmunodeprimiendo a los animales", añade la portavoz.

Boris estuvo casi a punto de morirse

En cambio, la orangutana del zoo de Madrid no procedía del mundo del espectáculo ya que fue transferida en 2009 desde el Artis Royal Zoo de Amsterdam, donde nació. Sin embargo, el trasiego propio de estos recintos, así como la exposición constante al público, pudieron haber afectado a su resistencia a enfermedades como ésta. En cualquier caso, resulta peculiar la coincidencia en el tiempo de ambos casos.

Ambos orangutanes fueron sometidos a un tratamiento con miltefosina, que la especialista de Rainfer equipara casi a una quimioterapia. "En nuestro caso bastó con un mes de tratamiento, pero con la orangutana del zoo fue necesario repetir"

Actualmente, ambos animales dan analíticas normales y han recuperado el peso perdido. Sin embargo, no pueden bajar la guardia ya que siguen siendo portadores del parásito. Andrea Carretero, veterinaria en el centro de primates, cuenta a este periódico que están tratando de limitar la exposición de estos primates a los flebotomos.

placeholder Khansa, uno de los bebé orangutan del zoo de Singapur, con su madre Anita (Reuters)
Khansa, uno de los bebé orangutan del zoo de Singapur, con su madre Anita (Reuters)

"No podemos tomar las mismas medidas de prevención que alguien con un perro en su casa", explica, "así que sobre todo intentamos que los animales entren a sus dormitorios antes y después de las zonas horarias de más actividad del mosquito: amanecer y anochecer".

Es probable que, antes que en España, esta infección en orangutanes se haya dado en algún otro país, por ejemplo Indonesia.

Sin embargo, la atroz persecución que sufren estos pacíficos primates —más de 100.000 han muerto en los últimos años en Borneo, su mayor santuario, principalmente por la pérdida de su hábitat natural en favor de la industria maderera y del aceite de palma— hace imposible que alguien se parara a observar si ese mal aspecto era por 'leishmania' o, simplemente, por supervivencia.

El parque forestal Bosque Sur fue el epicentro del mayor brote de 'leishmaniasis' conocido hasta la fecha en la cuenca mediterránea. La epidemia, que obligó a la Comunidad de Madrid a eliminar a unos 29.000 conejos —tras descartar a los perros, esta especie fue declarada el principal reservorio de la enfermedad— en los últimos años, se tenía por controlada a finales de 2017.

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