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El caos de la línea C-3 de Renfe: “Es un servicio tercermundista a precio de lujo”
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RETRASOS SISTEMÁTICOS POR AVERÍAS

El caos de la línea C-3 de Renfe: “Es un servicio tercermundista a precio de lujo”

Los vecinos de Aranjuez, Pinto, Getafe, Ciempozuelos y Valdemoro están hartos de que los únicos trenes que les conectan con el centro vayan siempre con retrasos y repletos de gente

Foto: Pasajeros esperan la llegada de un tren de la c3 (M.Z.)
Pasajeros esperan la llegada de un tren de la c3 (M.Z.)

Son cerca de las 12 de la mañana y en la estación de tren de Pinto, en Madrid, cada vez se agolpan más personas que esperan durante más de 30 minutos a un tren que les lleve hasta el centro de la capital. En el andén o refugiados en la zona de los tornos, miran puntualmente a los carteles que anuncian el tiempo de demora, una vez más, con retraso. “Siempre cojo el anterior al mío por miedo a no llegar a tiempo”, cuenta Ramón, un vecino de San Cristóbal que trabaja de informático en Atocha, a donde tarda hora y media en llegar todos los días.

Mihaela, de Valdemoro, se gasta cada mes 83 euros en su abono para ir todos los días a Nuevos Ministerios con la misma línea. Pero además, en noviembre, gastó otros 100 euros en taxis para poder llegar puntual a su puesto. “Trabajo en una clínica dental como auxiliar de odontología y no puedo llegar tarde reiteradamente porque me pueden echar, no es el problema de mis jefes que yo viva lejos. Además tengo que preparar las cirugías, si llego tarde retraso todo”, se queja. “Es un servicio tercermundista a precio de lujo, estoy tan defraudada que ya estoy buscando trabajo en Valdemoro para no tener que coger transporte”.

Construída en 1851

Retrasos, vagones llenos, cambios de andén, averías constantes, mala accesibilidad… En la rutina de los usuarios de la línea de Cercanías C-3 no hay día que no se cuele un elemento inesperado que dificulta su ida al trabajo o su vuelta a casa. La línea conecta El Escorial y otros municipios del noroeste con el sur, pasando por el centro de la Comunidad, pero parece que es en el sur donde se concentran los problemas, concretamente en Aranjuez, Ciempozuelos, Valdemoro, Getafe, Pinto y el distrito de Villaverde. Este tramo es el segundo más antiguo de España, que se inauguró en 1851 para conectar Aranjuez con Atocha. Sin embargo, durante años apenas ha sufrido mejoras, a pesar de que por sus vías lleva, además de vecinos de Madrid, mercancías y trenes de media distancia.

Ese parece ser el principal problema de la línea, que ofrece un servicio, aseguran, mucho peor al del resto del resto de Cercanías madrileños. “Las averías son constantes porque la línea es muy vieja y pasan muchos trenes por ella. Y si uno se estropea no hay alternativa; hasta que no solucionan el problema o se llevan el tren, no se puede hacer nada, con los consiguientes retrasos”, explica Óscar Blanco, portavoz del ayuntamiento de Aranjuez. Este mismo jueves, por ejemplo, el recorrido sufrió tres averías en tres horas.

Siempre ha habido problemas en esta línea. La diferencia es que ahora más gente la usa

Este ayuntamiento, junto a otros cuatro de varios partidos políticos –PSOE, Podemos e Izquierda Unida principalmente- y ciudadanos de a pie, ha iniciado una campaña para reclamar una mejora de las condiciones de la única opción de transporte que tienen muchos vecinos de la zona. A través de la plataforma Afectados C-3 que han impulsado para mejorar las condiciones, han recogido ya más 1.700 firmas en menos de un mes. A diario, unos 500.000 usuarios toman esta línea. “Empezamos a montar la plataforma para hacernos eco de las quejas que había e informar también de las incidencias porque Renfe no informa de todas”, afirma Pablo Rodríguez, uno de los impulsores de la web.

Solicitan, por ejemplo, que se retome el plan de Fomento paralizado desde 2007 que contemplaba un desdoblamiento de las vías con las que descongestionar el tráfico ferroviario. Con el cambio del gobierno, las vías que ya habían llegado incluso a los márgenes de algunas estaciones empezaron a coger polvo y vegetación sin nadie que las colocase. Y sin ellas, el problema persiste.

placeholder De izquierda a derecha: La alcaldesa de Ciempozuelos (Chus Alonso), el de Pinto (Rafael Sánchez) y el portavoz de Getafe (Alex Martín) (M.Z.)
De izquierda a derecha: La alcaldesa de Ciempozuelos (Chus Alonso), el de Pinto (Rafael Sánchez) y el portavoz de Getafe (Alex Martín) (M.Z.)

“Nos escribe gente que ha perdido el trabajo por llegar sistemáticamente tarde, porque claro los jefes no se lo creen”, explica Rafael Sánchez, de Pinto. “Siempre ha habido problemas en esta línea. La diferencia es que ahora más gente la usa porque pasa por localidades donde viene a vivir cada vez más gente”, añade. “Es un problema de 20 años y la falta de inversión y mantenimiento ha agravado el estado”, comparte Óscar Blanco de Aranjuez.

Ahora que estos alcaldes han llegado al poder en localidades tradicionalmente del Partido Popular, es cuando han empezado a movilizarse por una petición histórica de la zona. “Ellos lo han tenido fácil porque gobernaban en los ayuntamientos, la Comunidad y el Gobierno, pero no han hecho nada”, considera Chus Alonso de Ciempozuelos, quien cree además que existe una discriminación respecto al resto de madrileños. “Esta es una muestra más de que el sur está abandonado, esto en el norte no pasa”.

Así se siente al menos Elena, una vecina de El Casar (Getafe) que va todos los días a Atocha a la correduría de seguros donde trabaja: “¿Si pago los mismos impuestos que los de Parla por qué tengo que esperar 20 minutos más o no tener asiento? Da muchísima rabia, porque yo pago mi abono todos los meses para que me den un servicio de calidad, no tercermundista. Igual al resto de la Comunidad”. A la llegada a Atocha, muchos usuarios se quejan también de que el tren se detenga sistemáticamente cinco minutos para dejar paso al que viene de Parla, sobre todo en hora punta, lo que agrava el retraso.

“Somos ciudades obreras, curritos que necesitamos desplazarnos para trabajar y el transporte publico es nuestra manera de llegar” explica Alex Martín portavoz del ayuntamiento de Getafe, la localidad que más ha visto crecer su población en los últimos años. “Cuando hay protocolo anticontaminación que por ejemplo en Getafe seguro que pronto actúa también, ¿como se van a mover? Si su transporte no funciona adecuadamente que nos expliquen cómo”.

Somos ciudades obreras que necesitamos desplazarnos para trabajar y el transporte público es nuestra única opción

Hace unos días la presidenta de la Comunidad de Madrid, Cristina Cifuentes anunció que se vería con los alcaldes afectados por la C-3 para mediar entre las partes y están buscando una fecha para las próximas semanas. Hasta el momento, los alcaldes no han recibido ninguna otra notificación de Fomento, Renfe o Adif. De hecho, el pasado 1 de diciembre acudieron al ministerio de Fomento a verse con el ministro, que no les atendió. A las pocas horas, Renfe emitía un comunicado donde aseguraba que la puntualidad de la línea era del 96%. Nadie se cree la cifra a la que acusan de no contemplar, por ejemplo, los trenes que directamente se cancelan con o sin aviso. “Ha sido como un insulto a la inteligencia a los usuarios de toda la línea. Es totalmente falso porque aparte de los problemas de accesibilidad está también la frecuencia, los retrasos, trenes más cortos…”, se queja Rafael.

Preguntados por este periódico, Adif reconoce que el hecho de que la línea comparta trayecto con otras "comporta una importante saturación de la infraestructura" y que la mayoría de los retrasos oficiales se deben a causas ajenas a ellos. Como objetivos de mejora remiten al Plan de Cercanías de Madrid que verá la luz a principios de 2018. A parte de las medidas previstas que afectarán a toda la red, como la reestructuración de vías de Atocha, aseguran que entre Villaverde y Aranjuez se instalará un Bloqueo Automático Banalizado y que está previsto el desplazamiento de los desvíos de Pinto a una zona de mejor funcionalidad para más fiabilidad. También aseguran que se sustituirán los sustentadores e hilos de contacto de toda la C-3.

Trenes cortos y falta de accesibilidad

Renfe, por su parte, no ha dado explicaciones a los problemas de la línea que corresponden a su competencia. Por ejemplo, que a cualquier hora sea habitual encontrarse con los vagones llenos porque que a menudo pasan sólo trenes cortos por las estaciones de la C-3. El motivo es que los convoyes que tienen más vagones se destinan a otras líneas, según denuncian desde la plataforma. Otro problema: los trenes Civis que se pusieron en marcha para acortar el tiempo entre Aranjuez y Atocha reduciendo paradas tampoco resultan efectivos, porque precisamente debido al embudo al llegar a Madrid, el recorte efectivo es de tan sólo 4 minutos.

Además los ayuntamientos de Ciempozuelos y Getafe también reclaman mayor accesibilidad a las vías de tren y que no se den casos como el de Carlos, un usuario de silla de ruedas y vecino de Ciempozuelos. “Puedo coger el tren de Madrid a Ciempozuelos, pero no al revés, porque el andén me queda al otro lado de un paso subterráneo así que dependo de mis hermanos para que me lleven en coche a Madrid o a Valdemoro, donde sí hay ascensor”, se lamenta. “Tampoco puedo coger buses porque no están preparados, me tienen secuestrado”. Algunas estaciones, como la de Aranjuez, ya tienen obras en marcha, "con 10 años de retraso".

A nivel de infraestructuras, Aranjuez reclama también que su párking disuasorio no se comparta con antiguos vagones y viejas vías de tren, mientras que Getafe Industrial pide un mejor mantenimiento de sus instalaciones. Para estas y otras medidas Adif alega que no podrán licitar cualquier obra de mejora hasta la rescisión de los contratos del anterior plan. Mientras, vecinos y ayuntamientos seguirán esperando: “Queremos una C-3 digna e igual a la del resto de madrileños”.

Son cerca de las 12 de la mañana y en la estación de tren de Pinto, en Madrid, cada vez se agolpan más personas que esperan durante más de 30 minutos a un tren que les lleve hasta el centro de la capital. En el andén o refugiados en la zona de los tornos, miran puntualmente a los carteles que anuncian el tiempo de demora, una vez más, con retraso. “Siempre cojo el anterior al mío por miedo a no llegar a tiempo”, cuenta Ramón, un vecino de San Cristóbal que trabaja de informático en Atocha, a donde tarda hora y media en llegar todos los días.

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