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El asesino de la maleta: historia de un psicópata que violó y mató mujeres cada vez que salió de prisión
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El asesino de la maleta: historia de un psicópata que violó y mató mujeres cada vez que salió de prisión

Violó y mató a su abuela y asesinó a una amiga y acuchilló a su última pareja. Metió su cadáver en una maleta y la dejó en un solar del centro de Vigo. Su caso agita el avispero de la reinserción de asesinos y violadores reincidentes

Foto: Hallan un cadáver desmembrado metido en una maleta en un solar de Vigo. (EP/Adrián Irago)
Hallan un cadáver desmembrado metido en una maleta en un solar de Vigo. (EP/Adrián Irago)

Mató cada vez que pudo, cuando las rejas no se lo impedían, con violencia, crueldad y componente sexual. Todas sus víctimas fueron mujeres de su entorno: violó y arrancó los ojos a su abuela, asesinó a su vecina y mató a su última compañera. La empaquetó en una maleta plastificada y la dejó en un solar en Vigo hasta que el olor de la putrefacción levantó la liebre del crimen a finales de febrero, seis meses después de matarla.

La truculenta historia de José Manuel Durán González (Pontevedra, 1957) es la de un asesino en serie al que largas condenas en prisión y penales psiquiátricos no hicieron mella en sus deseos de matar; cada vez que expiró su condena y salió de la cárcel, cometió un crimen. Así ocurrió en 1988, 2004 y en 2023. Apenas tardó unos meses en volver a matar al verse libre.

La noche del 1 de marzo reingresó en la prisión de A Lama como quien vuelve a casa. Está acusado de apuñalar mortalmente a Carmen Bento, una mujer de mediana edad, carne de cañón de abusadores y con la que compartió lecho unos meses en Vigo. La víctima desapareció de un día para otro de un piso compartido en la calle Fragoso y su cadáver desnudo, encogido y putrefacto fue hallado el 22 de febrero dentro de una gran maleta envuelta en plástico en las inmediaciones del estadio de Balaídos. Pasó medio año tirada en un descampado hasta que un repartidor se percató del hedor y de la nube de gusanos que la corroían y llamó a la policía.

Foto: Solar donde se ha encontrado la maleta. (Europa Press)

Durán González, asesino y violador reincidente recién salido de la cárcel, saltó entre los posibles sospechosos. Se escabulló unos días hasta que la Policía Nacional logró identificar el cadáver, relacionarlos y reunir pruebas para incriminarlo. Lo arrestaron en la estación de autobuses de Pontevedra, cuando trataba de huir. Sería el tercero crimen (conocido) en el macabro palmarés de Durán González.

Tenía unos 30 años cuando liquidó a su propia abuela, Celestina Dorrío (83) en marzo de 1988. Ella lo había criado desde que sus padres lo mandaron de vuelta de Suiza. Entre otras atrocidades, la forzó sexualmente y le vació las cuencas de los ojos y la cosió a puñaladas: 16 en total, antes de abandonarla en la cuadra y cubrirla de paja con un jersey alrededor del cuello. Siguió viviendo en la casa y paseando por el pueblo hasta que unas vecinas echaron en falta a la anciana y hallaron su cadáver.

placeholder Solar de Vigo donde apareció la maleta con el cadáver en descomposición de una mujer. (EP/Adrián Irago)
Solar de Vigo donde apareció la maleta con el cadáver en descomposición de una mujer. (EP/Adrián Irago)

Fue condenado a quince años. No obtuvo ningún permiso penitenciario, pero en 2003 volvió a su pueblo en Pontevedra. Durán González tardó poco más de un año en matar a cuchilladas a su amiga y vecina, Alicia Rey, en un monte cercano. Le segó la aorta, la enterró bajo unas piedras y se quedó con su dinero y las joyas. Fue el 11 de diciembre del 2004. Por este segundo crimen sumó una condena de 17 años y medio que también cumplió íntegros, pero la pena llegó a su fin y otra vez volvió a verse en la calle el 14 febrero del 2023.

Y otra vez se repitió el mismo patrón. En pocos meses, este psicópata en serie, entabló una relación con una mujer en riesgo de exclusión. La mató, presuntamente, de una cuchillada en el pecho. La Policía Nacional trabaja con la hipótesis de que la apuñaló entre agosto y septiembre en el cuarto que ambos compartían —hallaron restos biológicos— y la transportó en la maleta unos 100 metros hasta la finca donde pasó meses desapercibida entre la maleza.

El crimen, pendiente de calificación entre asesinato u homicidio, no ha sido considerado un caso de violencia de género, precisan desde el Tribunal Superior de Xustiza de Galicia (TSXG), ya que no está claro si mantuvieron una relación sentimental o solo compartían habitación y mendicidad.

"La falta de atención postpenitenciaria es un gran fallo de nuestro sistema penal"

El caso agita el avispero de la reinserción social en los casos de asesinos y violadores reincidentes. "La falta de atención pospenitenciaria es uno de los grandes fallos de nuestro sistema penal", opina Gumersindo Guinarte, profesor de Derecho Penal en la Universidad de Santiago. La reforma del Código Penal del 2015 endureció estas penas y la condena de Durán hubiera sido más severa con un plus, pero "10 años de libertad vigilada, con toda probabilidad, no hubieran impedido la comisión de este nuevo delito", añade. "No hay ninguna garantía de no reincidencia; pero también hay que decir que esta es mínima en delitos de extrema gravedad. Incluso la prisión permanente se revisa, por lo que el sujeto podría obtener la libertad transcurrido un largo período de tiempo y efectivamente volver a delinquir", concluye.

A Lama, un pueblo atemorizado

A Lama es un municipio de 2.520 vecinos en el interior de la provincia de Pontevedra, conocido por albergar la prisión provincial. José Manuel Durán González, al que apodaron El Pirata, Kung Fu u O Chioleiro —que no tiene una traducción concreta al castellano— nació en A Lama en 1957. Durante la mayor parte de su vida adulta, su casa ha sido la cárcel de su pueblo, a donde regresó el pasado viernes.

Paradójicamente, una orden de alejamiento le impidía acercarse al municipio hasta el 2028 por el asesinato de una vecina y el terror que infunde. Poco le importó. Lo primero que hizo en febrero del 2023 tras verse libre fue regresar a la vieja casa familiar. Bajó de un taxi con una muleta frente al bar del pueblo y entró en busca de una conocida, relata un testigo. Los vecinos entraron en pánico y llamaron a la Guardia Civil, que lo arrestó el día 22.

Durán ha pasado más de la mitad de sus 66 años entre rejas, pero ha tenido a todo un pueblo en vilo, pendiente del final de sus condenas en 2003 y 2023. Da igual a quién se pregunte: cafeterías, entidades, clubes... Reconocen que estaban ojo avizor por si lo veían rondando cerca. "El pueblo estaba todo atemorizado, sobre todo las mujeres", relata uno de ellos. Tras su detención, cambió de planes y se fue a Vigo, donde no tardó en localizar a su siguiente víctima.

Pasó por el hospital psiquiátrico del Rebullón (Vigo) y el penal de Fontcalent (Alicante), pero nada hizo mella en su naturaleza criminal y sus perversiones sexuales. Su descaro es tal que, en sus traslados, cubría su rostro con una conocida publicación con desnudos femeninos. Al Chioleiro lo describen como un personaje inquietante que gustaba de fanfarronear y repartía amenazas cuando le parecía. Lo hizo, incluso, con el fiscal del caso y con los periodistas que cubrieron el juicio por el asesinato de Alicia Rey.

Mató cada vez que pudo, cuando las rejas no se lo impedían, con violencia, crueldad y componente sexual. Todas sus víctimas fueron mujeres de su entorno: violó y arrancó los ojos a su abuela, asesinó a su vecina y mató a su última compañera. La empaquetó en una maleta plastificada y la dejó en un solar en Vigo hasta que el olor de la putrefacción levantó la liebre del crimen a finales de febrero, seis meses después de matarla.

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