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El PP de Galicia se rearma con los restos de Cs para sobrevivir a las municipales
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José Araújo, el último edil

El PP de Galicia se rearma con los restos de Cs para sobrevivir a las municipales

El fichaje del único edil de Cs en Ourense revela la estrategia popular para salvar los muebles en sus elecciones más desfavorables

Foto: El alcalde de Ourense, Gonzalo Pérez Jácome. (EFE Brais Lorenzo)
El alcalde de Ourense, Gonzalo Pérez Jácome. (EFE Brais Lorenzo)

El PP de las mayorías absolutas en Galicia es el mismo que no gobierna ninguna de sus siete ciudades, y de la cuatro diputaciones solo salvó Ourense mediante un intercambio que hizo alcalde de la capital provincial al controvertido Gonzalo Pérez Jácome. Ese es el escenario que se le presenta al partido en las municipales del 28 de mayo, un horizonte de escasas expectativas pero con una baza a su favor: la desintegración de Ciudadanos, sin presencia en el Parlamento gallego pero con suficiente arraigo en los ayuntamientos para sumar alcaldías al PP. Por ahí va la estrategia de los populares gallegos para la inminente cita electoral, con la fontanería trabajando a tope en ayuntamientos grandes y pequeños para hacerse con los restos del naufragio naranja.

Foto: El alcalde de Ourense, Gonzalo Pérez Jácome, y el cantante Omar Montes.

El caso más sonado se confirmó esta misma semana. José Araújo, el único concejal de Cs en Ourense y excoordinador provincial del partido, anunció que abandona la formación fundada por Albert Rivera para incorporarse a la lista del PP. Lo hará de momento como independiente, aunque en realidad es un regreso al partido que abandonó en 2019, después de ocupar el cargo de edil en el Ayuntamiento que entonces presidía Manuel Cabezas, al frente de la candidatura en la tercera ciudad de Galicia. El regreso de Araújo, que ejercía de portavoz de Ciudadanos en el Ayuntamiento, provoca recelos en sectores de la militancia en la ciudad, pero fortalece al PP ante el incierto escenario en un ayuntamiento fragmentado y de difícil gobernabilidad.

Ourense es crucial para el PP no solo por las opciones de recuperar esa alcaldía, sino por la dependencia que de ella tiene la única diputación en manos de los populares. En 2019 tuvieron que entregar la alcaldía a la Democracia Ourensana de Jácome (tercera fuerza política de la ciudad) para garantizar el apoyo de este en la institución provincial. Perderla sería un desastre en unas elecciones que tiene bastante de simbólicas en Galicia, al ser las primeras con Alfonso Rueda al frente del PP. Las aspiraciones no pasan por grandes conquistas, sino por salvar los muebles, y se concretan en mantener la diputación ourensana, asaltar la de Lugo y conseguir alguna de las siete ciudades.

Foto: Alfonso Rueda. (EFE/Xoán Rey)

El camino de las diputaciones se allana no solo en las ciudades. También los ayuntamientos de tamaño medio tienen importancia en el recuento de diputados, y en ese trabajo se vuelca desde hace meses la maquinaria electoral del PP gallego. Antes de que Alberto Núñez Feijóo pasara el testigo a Rueda, concejales de Ames, Bergondo y Santa Comba ya se habían pasado al bando popular, del mismo modo que los candidatos a la alcaldía del partido naranja en Baños de Molgás y Vilar de Barrios encabezarán ahora las listas del PP. En la ciudad de A Coruña se le adelantó el PSOE: fichó a la edil de Cs Mónica Martínez y la hizo responsable de Deportes, un nombramiento que anuló la justicia por incumplir el pacto antitransfuguismo.

A favor del PP jugará también el goteo de votos que no se materializaron en concejalías para Cs, pero que jugaron en contra de los candidatos populares. Se dan así circunstancias como la de Ponteareas, donde la líder local, Nava Castor, ha incorporado a su lista a un edil de Ciudadanos, cuya candidatura no obtuvo representación, pero sí un 3% de los votos.

Foto: Imagen de archivo de una instalación eólica marina. (EFE/Ángel Medina G.)
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La caída de Ciudadanos es la principal novedad para las elecciones municipales en Galicia, porque por lo demás, los meses previos a la cita con las urnas se caracterizan por la habitual práctica de integrar en las listas populares a candidatos de formaciones independientes, muchos de ellos antiguos militantes del partido. Como en Moaña, donde el PP ha fichado al aspirante de Independientes por Moaña, Javier Carro, exmilitante del partido. Es un caso singular, porque Carro ha anunciado la integración en su candidatura de dos concejales del PSOE, lo que ha dejado a muchos de los habituales del PP fuera de la lista.

También es curioso lo ocurrido de Samos, donde el PP no logró fichar al alcalde socialista desde 2007, Julio Gallego, pero sí a su hijo, Miguel Gallego. El apoyo explícito del todavía alcalde a la candidatura de su vástago provocó su expulsión fulminante del PSOE. En Ribadumia el PP ha fichado al alcalde, el independiente David Castro, y en localidades como O Páramo, en Lugo, es toda una lista la que pasa a las filas populares, en concreto Todo polo Páramo —que gobierna la localidad lucense—, con su alcalde José Luis López al frente.

Foto: Vista de la fábrica de Ence en Pontevedra. (EFE/Salvador Sas)

En la provincia de Lugo la lucha será voto a voto, porque apenas unos cientos de ellos dejaron al PP sin la Diputación, que ahora aspira a conquistar. Allí, el pacto del PSOE, con 10 diputados, y el BNG, con tres, dejó sin presidencia a los populares, que sumaban 12. Casi la mitad de los escaños se disputan en la circunscripción de la capital, que es donde los populares centran sus esfuerzos para lograr el acta que les dé la mayoría.

La batalla por las ciudades se le presenta mucho más complicada al partido de Rueda, que ha optado por la renovación. Cinco de los siete candidatos —presentados en un acto conjunto en octubre de 2022— son nuevos respecto a los de 2019, y solo repiten los de Pontevedra, Rafa Domínguez, y Ferrol, José Manuel Rey Varela. Marta Fernández Tapias en Vigo, Miguel Lorenzo en A Coruña, Elena Candia en Lugo, Borja Verea en Santiago y Manuel Cabezas en Ourense, donde ya gobernó entre 1995 y 2007, intentarán hacerse con alcaldías de peso para un partido sediento de ellas.

El PP de las mayorías absolutas en Galicia es el mismo que no gobierna ninguna de sus siete ciudades, y de la cuatro diputaciones solo salvó Ourense mediante un intercambio que hizo alcalde de la capital provincial al controvertido Gonzalo Pérez Jácome. Ese es el escenario que se le presenta al partido en las municipales del 28 de mayo, un horizonte de escasas expectativas pero con una baza a su favor: la desintegración de Ciudadanos, sin presencia en el Parlamento gallego pero con suficiente arraigo en los ayuntamientos para sumar alcaldías al PP. Por ahí va la estrategia de los populares gallegos para la inminente cita electoral, con la fontanería trabajando a tope en ayuntamientos grandes y pequeños para hacerse con los restos del naufragio naranja.

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