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CUNDE EL DESÁNIMO EN EL PP

El PP hace el vacío a la 'estrella' Garrido mientras Cs se crece y huele la victoria

Dos debates políticos centraron este Dos de Mayo: el 'traidor' Garrido, un 'apestado' para sus excompañeros, y el optimismo de Ciudadanos, que se ve ganador a finales de mayo

Foto: Pablo Casado pasa por delante de Ángel Garrido sin saludarle.
Pablo Casado pasa por delante de Ángel Garrido sin saludarle.

Un Dos de Mayo en clave electoral. Era de esperar. La cercanía de las elecciones autonómicas y municipales centró todas las tertulias y corrillos que se produjeron este miércoles en la fiesta madrileña, más abarrotada que nunca. La gran estrella fue obviamente el expresidente regional Ángel Garrido, el nuevo fichaje de Ciudadanos. Todas las miradas se centraron él. Le habían recomendado días antes desde el Gobierno regional que lo mejor sería que no acudiese. Pero Garrido se plantó y ocupó su sitio en la zona reservada para expresidentes, junto a Esperanza Aguirre, que le felicitó porque por fin se había hecho liberal.

Casado se reencuentra con Ángel Garrido en la celebración del Dos de Mayo

Garrido fue el protagonista. Sus ya excompañeros le hicieron claramente el vacío. No le saludaron. El presidente nacional del PP, Pablo Casado, evitó hacerlo y puso como excusa que los mandos militares presentes y el arzobispo de Madrid se interpusieron en su camino. La candidata del PP a la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, tampoco cruzó mirada con el que fue su jefe (ella era viceconsejera de Justicia cuando Garrido era consejero) e incluso dio un rodeo para ocupar su asiento y no cruzarse así con el 'apestado' Garrido.

Foto: El expresidente Ángel Garrido, el año pasado, en la fiesta del Dos de Mayo con dos de las bajas de la política nacional: Soraya Sáenz de Santamaría y Dolores de Cospedal.

Quienes sí le estrecharon la mano son los que hasta hace unos días eran sus compañeros de Gobierno, el presidente en funciones, Pedro Rollán, y el resto de consejeros del Ejecutivo autonómico. No tuvieron más remedio. Garrido fue derecho hacia ellos y forzó el saludo. Lo que es evidente es que hay resquemor por ambas partes. "Hacernos los dolidos, podemos todos", señaló luego Garrido. Él sigue teniendo sus motivos, que no ha hecho públicos. No hay que olvidar que Casado le llegó a decir que él sería el candidato autonómico. "No saludar no es de centro ni es liberal", sentenció el expresidente, que quiere empezar una nueva etapa.

Garrido fue uno de los debates políticos que protagonizaron este Dos de Mayo. Pero no el único. El otro es la batalla que ya se ha iniciado entre Ciudadanos y el PP por intentar ser los ganadores a finales de mayo del centro derecha madrileño. Ciudadanos está crecido. No lo niegan. Y en el PP cunde un pesimismo peligroso, conscientes de que pueden perder la Comunidad de Madrid por primera vez en 24 años. Los resultados de las generales el pasado domingo dan alas a los naranjas, ya que Ciudadanos sacó 86.000 votos más a los populares.

placeholder El candidato del PSOE a la Comunidad de Madrid, Ángel Gabilondo, saluda a la candidata del PP, Isabel Díaz Ayuso. (EFE)
El candidato del PSOE a la Comunidad de Madrid, Ángel Gabilondo, saluda a la candidata del PP, Isabel Díaz Ayuso. (EFE)

La rivalidad es palpable. Aunque muchas de las encuestas (internas de los partidos y de algunos medios de comunicación) dan por ganador el 26 de mayo al PSOE de Ángel Gabilondo, los socialistas no suman con las otras dos opciones de izquierda, Más Madrid, de Íñigo Errejón, y Podemos. "La izquierda no tiene masa electoral suficiente", explican desde Ciudadanos, quienes ya saben que tendrán que entenderse con el PP y recabar el apoyo de Vox, después de que el líder naranja, Ignacio Aguado, vetara públicamente un futuro acuerdo con el PSOE.

La cuestión es por tanto quién liderará esa coalición de centro derecha. Ciudadanos se ve con posibilidades de gobernar, porque espera sacar más votos que el PP, y desde las filas populares empieza a cundir cierto desánimo a menos de un mes de los comicios y sin que haya empezado oficialmente la campaña autonómica. "Necesitamos que esa campaña sea muy buena y no cometer errores de bulto", señalan importantes voces del PP de Madrid. Todos los gestos serán importantes. El primero se ha visto este miércoles en Sol, donde algunos partidos ya estaban en campaña.

placeholder El presidente del PP, Pablo Casado, junto al candidato de Ciudadanos a la presidencia de la Comunidad de Madrid, Ignacio Aguado. (EFE)
El presidente del PP, Pablo Casado, junto al candidato de Ciudadanos a la presidencia de la Comunidad de Madrid, Ignacio Aguado. (EFE)

Algunos han acusado a los populares de engordar el aforo de la fiesta de militantes sin invitación para realizar una especie de 'perfomance' electoral de apoyo a la candidata Díaz Ayuso, cuando espontáneamente un grupo de invitados se ha acercado a la popular y ha empezado a gritar "presidenta, presidenta". Muchos destacan, en ambas formaciones, que las matemáticas pueden ser endiabladas tras el 26 de mayo y que los resultados harán necesario un tercer elemento en la ecuación, Vox, cuyos dirigentes madrileños han hecho acto de presencia por primera vez en un Dos de Mayo. Eso sí, sin mezclarse demasiado con otras formaciones.

Garrido tuvo suerte en ese sentido. No fue el único 'apestado' para las filas populares. El otro fue Vox. Ciudadanos tampoco quiere sumar con ellos, aunque los comicios dejen esas "matemáticas endiabladas" de las que hablan algunos. "El objetivo es dejar a los dos extremos en la mínima expresión en votos, Vox y Podemos", aseguran desde Ciudadanos. En el PP resoplan y resoplan cuando se les pregunta. "Ya tenemos bastante con lo nuestro".

Un Dos de Mayo en clave electoral. Era de esperar. La cercanía de las elecciones autonómicas y municipales centró todas las tertulias y corrillos que se produjeron este miércoles en la fiesta madrileña, más abarrotada que nunca. La gran estrella fue obviamente el expresidente regional Ángel Garrido, el nuevo fichaje de Ciudadanos. Todas las miradas se centraron él. Le habían recomendado días antes desde el Gobierno regional que lo mejor sería que no acudiese. Pero Garrido se plantó y ocupó su sitio en la zona reservada para expresidentes, junto a Esperanza Aguirre, que le felicitó porque por fin se había hecho liberal.

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