Colau tiende la mano a Artur Mas para reclamar a Madrid “el derecho a decidir”
Es la primera mujer al frente del gobierno local de la capital catalana, y lo es con mayoría absoluta. Por tanto, la exportavoz de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca ya hizo historia
La nueva alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, es la primera mujer al frente del gobierno local de la capital catalana. Por tanto, ya hizo historia. Además, con sólo 11 concejales, logró 21 votos a favor, lo que representa justamente la mayoría absoluta: la apoyaron su propio grupo, Barcelona en Comú, ERC, PSC y un concejal de la CUP. Y en su primer discurso, Colau hizo también su primer gran equilibrio político: tendió la mano al presidente de la Generalitat, Artur Mas, en su periplo soberanista, pero le puso condiciones.
“Dentro de pocos minutos, plantearé al presidente de la Generalitat ir a reclamar al Gobierno españolinversiones que no realiza y que en justicia tiene que hacer en Cataluña y Barcelona, pero también a reclamar una mayor democracia y el derecho a decidir. Cataluña tiene derecho a un proceso constituyente para la plena soberanía, porque hay un amplísimo consenso social para ello. Cataluña ha de poder decidir su futuro desde la libertad incuestionable de una sociedad democrática”.
Pero Colau le pone deberes al president: “Le quiero decir que tendremos colaboración con la Generalitat. Artur Mas puede contar con mi lealtad institucional. Pero exijo reciprocidad y que respete a Barcelona. No podemos permitir que Barcelona sea menospreciada, ya que necesita recursos en educación y sanidad que tendría que aportar la Generalitat y no lo hace. De la misma manera, tendremos relación institucional con el Gobierno español, al que reclamaremos las inversiones pendientes, como la herida abierta de La Sagrera [donde se ubicará la gran estación del AVE en Barcelona y que lleva años construyéndose], porque está haciendo dejación de funciones”.
Ada Colau, a Artur Mas: "Barcelona necesita recursos en educación y sanidad que tendría que aportar la Generalitat y no lo hace"
Colau también mostró su intención de convertir a Barcelona en la punta de lanza de la lucha contra el TTIP (el tratado de libre comercio entre Estados Unidos y Europa) porque “amenaza la democracia, la soberanía real y los derechos de los ciudadanos. Barcelona debe encabezar la lucha colectiva contera ese tratado”.
Al margen, desgranó los principales planes que tiene para la ciudad en medio de un largo discurso en el que varias veces insistió en que “no somos ingenuos. Sabemos que no podremos cambiar todo en un día”. En primer lugar, habló de moderar los salarios públicos. “Tenemos que poner orden –añadió. Y pondremos la lupa en cada contrato. Queremos que las paredes del Ayuntamiento sean de vidrio, transparentes”. Colau, que se comprometió a que todos sus concejales serán “honestos”, también quiere “limitar los mandatos para evitar la profesionalización de la política y vaya por delante nuestro compromiso contra las puertas giratorias de la política”. Tranquilizó también a los trabajadores del Ayuntamiento prometiendo que “no habrá marginaciones de trabajadores por sectarismo político. Ni haremos clientelismo ni fomentaremos el amiguismo partidista”. Por otra parte, se mostró dispuesta a “revertir las externalizaciones” de servicios y a “remunicipalizar los servicios básicos”.
Las advertencias de los socios
En sus intervenciones, los dirigentes de los partidos que apoyaron su candidatura le recordaron que sus votos en esta jornada “no son un cheque en blanco”. “Es un gesto explícito de confianza en que sabrá interpretar las necesidades de la ciudadanía”, le dijo el socialista Jaume Collboni, que reclamó que Barcelona sea una “ciudad abierta”, no supeditada a otras instituciones (en clara referencia al influjo de la Generalitat, que se consumó durante el mandato del convergente Xavier Trias) y le deseó un importante papel “en una Barcelona dentro de una España Federal”.
El republicano Alfred Bosch, en cambio, le recordó que el suyo “es un apoyo a Barcelona”, que quiere que sea “la capital de la futura República Catalana”. Bosch subrayó que durante las negociaciones para apoyar la investidura detectó acercamientos de ERC y Barcelona en Comú. “Miraremos de avanzar con ustedes en el eje social, pero también en el eje nacional, porque toda la sociedad constituye una nación”.
El popular Alberto Fernández Díaz le anunció una “oposición intensa y rigurosa y desgranó sus líneas rojas: no a la consulta independentista pata adherirse a la Asociación de Municipios por la Independencia (AMI). Le pidió también meditar algunas de las medidas anunciadas, como la limitación del tráfico en algunos tramos o la paralización de iniciativas . “El cambio no ha de ser sinónimo de ruptura. Se puede gobernar desde el equilibrio y eso obliga al pacto y al diálogo. El turismo, por ejemplo, debe ser una oportunidad y no un problema”, alertó. Y es que Colau quiere redactar un nuevo Plan de Turismo para limitarlo.
Carina Mejías, de Ciutadans, le recordó que “ha llegado la hora de dejar el activismo y pasar a responsabilidades de gobierno”. Le advirtió que “no permitiremos que se nos ignore” y matizó que “desde el Ayuntamiento no tenemos competencias para modificar la Ley Hipotecaria, pero sí podemos disponer de recursos para potenciar un parque de viviendas públicas como existen en otras grandes ciudades de Europa”.
La alcaldesa de todos
Por último, el alcalde saliente, Xavier Trias, le anunció una “oposición responsable y positiva”. El convergente no quiso definirse luego como oposición, sino como “una alternativa sólida de gobierno, para lo que estamos dispuestos a dialogar con todos, piensen o no como nosotros. Pero seremos críticos con los que busquen la crispación o los que justifiquen la violencia”.
Y mientras su segundo, Gerardo Pisarello (que controlará todo el aparato económico del nuevo ayuntamiento al mismo tiempo que será el regidor de los distritos de Sarrià-Sant Gervasi, en la zona alta de la ciudad), insistía en que “queremos un Gobierno honrado pero realista” y en que “no podemos perder nuestro espíritu utópico que nos ha traído hasta aquí”, Ada Colau hizo varias veces la promesa que le habían exigido sus rivales: “Me comprometo a ser alcaldesa de todos los barceloneses y barcelonesas, tanto de los que nos han votado como de los que no nos han votado”. Eso sí. Tanto ella como la mayoría de los que apoyaron su investidura (exceptuando a los socialistas) prometieron sus cargos (“de lealtad el Rey y respetar y hacer respetar la Constitución, El Estatuto de Cataluña y la Carta Municipal de Barcelona”) por “imperativo legal”. Los republicanos añadían que su meta era lograr “la República Catalana”. Toda una declaración de intenciones.
La nueva alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, es la primera mujer al frente del gobierno local de la capital catalana. Por tanto, ya hizo historia. Además, con sólo 11 concejales, logró 21 votos a favor, lo que representa justamente la mayoría absoluta: la apoyaron su propio grupo, Barcelona en Comú, ERC, PSC y un concejal de la CUP. Y en su primer discurso, Colau hizo también su primer gran equilibrio político: tendió la mano al presidente de la Generalitat, Artur Mas, en su periplo soberanista, pero le puso condiciones.
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