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Puig estrena ‘diplomacia’ público-privada con Broseta como ‘embajador’ en Madrid
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Puig estrena ‘diplomacia’ público-privada con Broseta como ‘embajador’ en Madrid

La Generalitat cede gratis al 'lobby' privado Conexus su sede en la calle Españoleto, cerrada por los recortes presupuestarios, con el encargo de contactar con los “núcleos de decisión”

Foto: Ximo Puig y Manuel Broseta, en la reinauguración de la sede valenciana en Madrid.
Ximo Puig y Manuel Broseta, en la reinauguración de la sede valenciana en Madrid.

El ‘president’ valenciano, Ximo Puig, ha estrenado este miércoles un nuevo concepto de relaciones entre administraciones: la ‘diplomacia’ por colaboración público-privada. La Generalitat ha cedido a la Fundación Conexus, un ‘lobby’ empresarial dedicado a fomentar las relaciones económicas entre Madrid y la Comunidad Valenciana, el control sobre el edificio público de su propiedad en la calle Españoleto de Madrid que hasta 2012 sirvió de sede para la delegación de la autonomía en la capital de España.

El acuerdo, suscrito hace algunos meses, permite a Conexus ocupar varios despachos del edificio con la condición de tenerlo abierto de forma permanente a cualquier entidad, empresa o asociación valenciana que lo pida para realizar gestiones o mantener reuniones. La fundación se hace cargo de los gastos (facturas, mantenimiento, limpieza, etc.), pero no paga alquiler por el inmueble, la planta baja de un edificio del siglo XIX en la calle Españoleto, en el barrio de Almagro, con más de 1.000 metros cuadrados de superficie útil en total en sus cuatro plantas. La Administración autonómica es dueña también de la primera planta, que tiene alquilada a una asesoría financiera.

Conexus es una fundación presidida por el abogado Manuel Broseta. Inicialmente, tuvo como cabeza visible al empresario Javier Serratosa, hasta que dejó el puesto para concentrarse en tratar de reflotar sus negocios familiares. El letrado, que desde hace años vive en Madrid, controla ahora el ‘lobby’, en cuyo patronato participan algunas de las grandes empresas valencianas o con intereses de la autonomía: Balearia, Ford, Bankia, Noatum, Stadler… También están representadas las patronales, las cámaras de Comercio y la Asociación Valenciana de Empresarios.

placeholder La sede de la Generalitat en la calle Españoleto, ahora cerrada. (GVA)
La sede de la Generalitat en la calle Españoleto, ahora cerrada. (GVA)

“Esto es una pequeña plataforma para trabajar conjuntamente y tener mejor relación con Madrid y con los núcleos de decisión de Madrid”, señalaba Ximo Puig en el acto de reinauguración de la ‘embajada’ valenciana, ahora en manos privadas. Entre los presentes, los exministros Jaime Lamo de Espinosa (UCD) o Jordi Sevilla (PSOE); el presidente y el expresidente de Ford Jesús Alonso y José Manuel Machado, respectivamente; empresarios como Alfredo Rodríguez Verdú (Rover Alcisa), o representantes de Bankia y CaixaBank, entre otros. La convocatoria fue restringida a poco más de medio centenar de personas.

Esto es una pequeña plataforma para trabajar conjuntamente y tener mejor relación con Madrid y con los núcleos de decisión

Cargos públicos socialistas también se dejaron caer. No apareció ni un solo representante de Compromís, socio de gobierno de Ximo Puig, ni del Partido Popular ni de Ciudadanos. Rosana Pastor y Ángela Ballester, diputadas de Podemos en el Congreso, estuvieron presentes. Aunque el acuerdo no ha suscitado críticas en público por parte de la oposición, sí ha generado extrañeza incluso en las filas socialistas que la Generalitat haya optado por una fórmula distinta al nombramiento de un delegado propio, o director general, tal como fue hasta que el expresidente Alberto Fabra cerró la sede por los recortes presupuestarios. En su discurso, Manuel Broseta, presidente a su vez del despacho de abogados del mismo nombre, se ha ofrecido para prestar “cualquier ayuda a empresarios, sindicatos y personas” con intención de realizar gestiones en la capital de España. Broseta ha demostrado tener una enorme habilidad para las relaciones institucionales. Fue uno de los despachos de cabecera de los gobiernos del PP en la Comunidad Valenciana y ahora aparece como aliado de Puig. Paradójicamente, su bufete representa a clientes con disputas con el Consell, como Ribera Salud o Puerto Mediterráneo.

El acto de reapertura de la sede derivó en un nuevo ejercicio de reivindicación por un cambio en el modelo de financiación autonómica, uno de los mantras del discurso político de Puig. "Esta es una sede modesta, el germen de un aterrizaje importante de la Comunidad Valenciana", afirmaba el barón socialista, que se ha fijado como objetivo cambiar "la imagen" de la autonomía en la capital de España. "No somos el Levante feliz. Estamos 12 puntos por debajo de la media en PIB per cápita", insistía tras volver a recordar los problemas de endeudamiento de la Generalitat. La decisión de Mariano Rajoy de no incluir quitas de deuda en el nuevo modelo de reparto de recursos entre territorios ha sido mal encajada por el Consell valenciano, que confía en que la alternativa de la reestructuración ofrecida por el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, permita reducir la mochila financiera, salir a los mercados privados y reducir la dependencia del FLA. En caso contrario, la Comunidad Valenciana no respaldará la reforma, tal como ya ha anunciado el 'conseller' de Hacienda, Vicent Soler.

El ‘president’ valenciano, Ximo Puig, ha estrenado este miércoles un nuevo concepto de relaciones entre administraciones: la ‘diplomacia’ por colaboración público-privada. La Generalitat ha cedido a la Fundación Conexus, un ‘lobby’ empresarial dedicado a fomentar las relaciones económicas entre Madrid y la Comunidad Valenciana, el control sobre el edificio público de su propiedad en la calle Españoleto de Madrid que hasta 2012 sirvió de sede para la delegación de la autonomía en la capital de España.

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