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Heineken se queda Veles e Vents, joya de Camps y Barberá, a precio de saldo
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se precisan 100 años para amortizar la inversión

Heineken se queda Veles e Vents, joya de Camps y Barberá, a precio de saldo

Los créditos impagados asfixian al organismo que desarrolló las obras de transformación por la America’s Cup

Foto: Marina Real Juan Carlos I. (web oficial)
Marina Real Juan Carlos I. (web oficial)

Heineken España y La Sucursal se acaban de adjudicar por un periodo de siete años el arrendamiento y explotación del emblemático edificio Veles e Vents de Valencia. La cervecera y el conocido restaurante valenciano pagarán 360.000 euros anuales por el arrendamiento de un espacio cuyo coste de construcción se elevó a 35 millones de euros. Diseñado en 2006 por el afamado arquitecto británico David Chipperfield en colaboración con su colega español Fermín Vázquez, el inmueble, blanco y rectilíneo, ha sido el icono de la transformación de la fachada marítima de la ciudad que se ejecutó con motivo de la celebración de la America’s Cup, el mejor torneo de regatas del mundo.

[Lea aquí: 'El Detroit valenciano o cómo recuperar los edificios inútiles fruto del despilfarro']

Entre los años 2007 y 2010, la ciudad se convirtió en residencia temporal de ricos empresarios internacionales obsesionados con los yates, los barcos y el universo de la vela. Fueron tiempos de excesos y salas vip en las que las macetas se regaban con botellas de Möet&Chandon y los valencianos de a pie se conformaban con verse en los telediarios y sentirse, por fin, “en el mapa”.

Todo eso se esfumó cuando el torneo cambió de sede y la Marina Real Juan Carlos I, el espacio ganado al industrial Puerto de Valencia, se transmutó en desierto. La estampida del conglomerado organizador coincidió además con el pinchazo inmobiliario y la cruenta crisis económica. El Consorcio Valencia 2007, el organismo participado por el Gobierno central, la Generalitat y el Ayuntamiento de Valencia, encargado de desarrollar todas las obras, se quedó con una magníficas instalaciones y una deuda en su balance de casi 500 millones de euros.

Al contrario que en otros grandes eventos en los que el Estado hizo una inversión directa a fondo perdido (Juegos Olímpicos de Barcelona, Expo de Zaragoza, etc.), todo el lavado de cara de la conexión de Valencia con su espacio marítimo se efectuó con cargo a endeudamiento avalado por el Instituto de Crédito Oficial.

Esa carga financiera y el complejo entramado burocrático que conlleva realizar cualquier actuación en la Marina han impedido que el espacio haya podido desarrollarse tras el acontecimiento deportivo con el fin de incorporarlo a la trama urbana y dotarlo de actividad. Solo el dueño de Mercadona, Juan Roig, se ha lanzado a sortear todos los escollos y ha pagado de su bolsillo la construcción y puesta en marcha de Marina de Empresas, un complejo de dos edificios en cuya obra ha invertido alrededor de 15 millones, y que alberga la sede de la escuela de negocios EDEM, su aceleradora de empresas Lanzadera y su brazo inversor en proyectos de capital riesgo, Angels Capital. Roig ha obtenido del Consorcio un derecho de superficie durante 50 años de los terrenos sobre los que se asienta Marina de Empresas.

El empresario pagará al organismo tripartito 300.000 euros al año, menos incluso que Heineken, pese a haber realizado una inversión mucho mayor. La cervecera y sus socios se han comprometido a asumir el mantenimiento del edificio y a realizar mejoras en el Veles e Vents por importe de 1,7 millones de euros con la intención de crear un espacio ligado a la cultura y la alta gastronomía, con un restaurante de Javier Andrés, una estrella Michelin.

100 años para amortizar la inversión

No deja de ser llamativo que un inmueble tan emblemático en el que se han invertido 35 millones de euros acabe en manos de un grupo de empresarios por el módico alquiler de 360.000 euros al año. Con esa tarifa, harían falta casi 100 años para amortizar la inversión realizada, un periodo de tiempo inaceptable para cualquier rentista privado. Pero el Consorcio Valencia 2007 no está para muchas alegrías. Debe 420 millones al ICO, que además es avalista de otro crédito 'swap' del Santander de 66 millones de euros previsto para afrontar la variación de intereses. Este préstamo ha vencido y el banco que preside Ana Patricia Botín ha iniciado la ejecución de las garantías.

El Ayuntamiento de Valencia de Joan Ribó ya ha dicho que no piensa hacer aportaciones dinerarias extraordinarias para hacer frente a los vencimientos de deuda, una posición similar a la que tiene la Generalitat. Ambas instituciones, gobernadas por la coalición PSOE-Compromís con respaldo de Podemos, consideran que debe ser el Gobierno central el que asuma las deudas, de la forma que sea, incluida la vía Prespuestos Generales del Estado. Las partes han abierto negociaciones con el ICO para que interiorice que le va a tocar apuntar sus riesgos con el Consorcio Valencia 2007 en el apartado de morosos y créditos irrecuperables.

Heineken España y La Sucursal se acaban de adjudicar por un periodo de siete años el arrendamiento y explotación del emblemático edificio Veles e Vents de Valencia. La cervecera y el conocido restaurante valenciano pagarán 360.000 euros anuales por el arrendamiento de un espacio cuyo coste de construcción se elevó a 35 millones de euros. Diseñado en 2006 por el afamado arquitecto británico David Chipperfield en colaboración con su colega español Fermín Vázquez, el inmueble, blanco y rectilíneo, ha sido el icono de la transformación de la fachada marítima de la ciudad que se ejecutó con motivo de la celebración de la America’s Cup, el mejor torneo de regatas del mundo.

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