Los 'comuns' pactarán el 21-D con quien apoye en Madrid la moción contra Rajoy
Sin cambios en el Gobierno central, las salidas al conflicto catalán son limitadas, según sostienen fuentes de la dirección de Podemos
Un "Gobierno de reconciliación" en Cataluña, de carácter transversal y alternativo, y otro de progreso en Madrid. Este es el escenario ideal para Catalunya en Comú-Podem tras las elecciones del 21-D, la fuerza bisagra ante la ausencia de mayorías, según vaticinan todas las encuestas publicadas hasta la fecha. A pesar de que en el entorno de Pablo Iglesias insisten en que las negociaciones poselectorales deberán producirse solo en Cataluña, sin interferencias de Madrid, tanto Podemos como los 'comuns' condicionan su apoyo a un acuerdo para la Generalitat a echar a Mariano Rajoy de la Moncloa, vía moción de censura.
Sin cambios en el Gobierno central, las salidas al conflicto catalán son limitadas, según sostienen fuentes de la dirección de Podemos. Pablo Iglesias ya deslizaba esta idea durante su primer mitin de campaña junto al candidato Xavier Domènech, en un acto celebrado este lunes en Tarragona, en el barrio obrero de Bonavista. "Hace falta echar a Rajoy", arengaba, al mismo tiempo que justificaba la necesidad de tener un "Gobierno de cambio en España". El líder de Podemos recordó el apoyo del grupo parlamentario de ERC a la moción que presentó en el pasado mes de junio y afeó al PDeCAT, que el 21-D se presenta bajo las siglas de Junts per Catalunya, que se pusiese de parte del PP.
En lugar de poner sobre la mesa el término condición, Iglesias prefiere hablar de "compromiso", en la línea con el discurso en clave positiva y propositiva que los 'comuns' pretenden desplegar en su campaña. De este modo se propone un gobierno de izquierdas, aglutinando a independentistas y no independentistas, pero que se "comprometa" a forzar un cambio progresista en España. A ocho días para la cita con las urnas, algunas cartas, no muchas, comienzan a ponerse boca arriba, y Catalunya en Comú-Podem dirige esta exigencia, principalmente, al PSOE, que decidió abstenerse en junio y posteriormente Pedro Sánchez descartó presentar una aun con el apoyo de Unidos Podemos debido a la necesidad de sumar a los independentistas.
La presión aumentaría así sobre el secretario general de los socialistas, a quien desde Unidos Podemos acusan de acercarse a Ciudadanos y PP, al tiempo que ponen en cuestión su voluntad de trabajar en un acuerdo progresista "para cambiar España". Por su parte, el candidato del PSC, Miquel Iceta, descartaba en una reciente entrevista con El Confidencial la opción de reeditar un tripartito de izquierdas, en este caso junto a ERC y Catalunya en Comú-Podem, inclinándose por encabezar un gobierno que diese cabida a 'consellers' de Cs y PP.
Los votos de los 'comuns' en una investidura se presentan como la clave para desbloquear una situación sin mayoría ni del bloque independentistas ni del autodenominado constitucionalista. Los vetos cruzados han despertado el fantasma de la repetición electoral, aunque Catalunya en Comú-Podem ha puesto en valor que su candidato, Xavier Domènech, es el que menos rechazo suscita de las diferentes formaciones políticas. Un contexto por el que presentan al todavía portavoz parlamentario de En Comú Podem en el Congreso como el "verdadero hombre Borgen", en referencia a una conocida serie danesa en la que su protagonista es investida presidenta a pesar de pertenecer a una fuerza minoritaria, debido a los vetos cruzados del resto del fuerzas.
Convertir a Domènech en el presidente Borgen es la prioridad de Podemos y los 'comuns', pero en cualquier caso suman la moción de censura a otras condiciones previas para abrir negociaciones con las dos formaciones progresistas que desde la precampaña han puesto en su radar: ERC y PSC. En el caso de los socialistas exigen, como explicaba el secretario de Organización, Pablo Echenique, que se desmarquen "pública y clarísimamente de la hoja de ruta del PP" como requisito previo para comenzar a negociar acuerdos. Respecto a ERC, la condición de partida para sentarse en una mesa de negociación junto a los republicanos es que, como añadía Echenique, se posicione "claramente en favor de resolver los problemas de los catalanes aquí y ahora" y no "dentro de 18 o 36 meses en una hipotética república catalana".
El conflicto catalán y el apoyo del PSOE a la aplicación del artículo 155 ha enfriado las relaciones socialistas y podemitas hasta el punto de que sus líderes conversaron por primera vez desde el pasado mes de septiembre en los actos oficiales del Día de la Constitución celebrados en el Congreso de los Diputados. El acercamiento que ambas formaciones escenificaron tras la vuelta de Pedro Sánchez a la secretaría general de su partido, y que se materializó en la ya rota mesa de colaboración parlamentaria, se convirtió en confrontación abierta las semanas previas al reférendum ilegalizado por el Tribunal Constitucional del 1-O.
La misma noche del 1-O, Iglesias reiteró su oferta a Sánchez para que encabezase una moción de censura, aunque esta vez ya en forma de ultimátum. Entonces se dirigió a Sánchez en público para que "construya con nosotros una alternativa" al PP, con el objetivo de que desembocase en una moción de censura y una salida a la crisis con Cataluña vía referéndum pactado. Propuesta que Sánchez ni siquiera valoró. Ahora queda en el aire si estaría dispuesto a considerarlo a cambio del apoyo a una hipotética investidura de Iceta como 'president' de la Generalitat. En las elecciones del 21-D no se juega solo el futuro político de Cataluña, sino también de todo el país.
Un "Gobierno de reconciliación" en Cataluña, de carácter transversal y alternativo, y otro de progreso en Madrid. Este es el escenario ideal para Catalunya en Comú-Podem tras las elecciones del 21-D, la fuerza bisagra ante la ausencia de mayorías, según vaticinan todas las encuestas publicadas hasta la fecha. A pesar de que en el entorno de Pablo Iglesias insisten en que las negociaciones poselectorales deberán producirse solo en Cataluña, sin interferencias de Madrid, tanto Podemos como los 'comuns' condicionan su apoyo a un acuerdo para la Generalitat a echar a Mariano Rajoy de la Moncloa, vía moción de censura.