Las ideas más locas de las catalanas: crear una discográfica o cerrar embajada en Israel

Un nuevo referéndum para la independencia de Cataluña no es la propuesta más descabellada que uno puede encontrar en los programas electorales de la campaña para las elecciones del 12 de mayo. En los partidos que se sabe que no tendrán responsabilidades de gobierno menudean pequeñas perlas del despropósito con más sentido ideológico que lógica en su futura ejecución.

Una de las más significativas es la CUP, que propone crear una discográfica pública como una manera de luchar contra el retroceso del catalán en el mundo de la música. Que conste que el catalán en cuestiones musicales retrocede igual que el castellano y es por la presión del inglés. En el programa de los anticapitalistas esta iniciativa forma parte del decálogo para relanzar la lengua catalana.

Los comunes han lanzado otra propuesta peculiar, que pasa por cerrar la "embajada" de la Generalitat en Tel Aviv, como un medio de presionar a Israel para que pare la guerra en Gaza. No es por desmerecer a los de Jèssica Albiach, pero ni la "embajada" es una sede diplomática de verdad, ni la Generalitat cuenta con reconocimiento internacional. Así que la ejecución sería sencilla, pero resultaría poco útil. La alcaldesa Ada Colau justo se perdió el arranque de la campaña por estar con la flotilla de ayuda humanitaria para Gaza.

Pero no solo la izquierda luce propuestas exóticas. La derecha tiene su punto. Ahí está Junts con su idea, que lanzó Carles Puigdemont en persona, de que el Gobierno español le condone a la Generalitat la deuda del FLA a cuenta de las inversiones no ejecutadas en los últimos años. Ojo, que estamos hablando de más de 86.800 millones de euros en deuda que la Generalitat tiene pendiente con el Estado. El problema no es solo la cuantía, que también, sino que esa deuda sirve para financiar el gasto corriente de la Administración catalana, mientras que las inversiones no ejecutadas año tras año en Cataluña por parte del Gobierno, una de las fijaciones de Puigdemont en sus actos de campaña, es una partida diferente, de una administración diferente y un presupuesto distinto. Contablemente no se puede compensar una con otra.

Opinión

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Pablo Pombo

La CUP siempre vuelve por sus fueros y en cuestiones como el trasvase del Ebro va un paso por delante. No solo se opone al trasvase, una postura típica de la izquierda y el independentismo, sino que a medio plazo propone acabar con el trasvase del Ter, cuando es el Ter y sus reservas hídricas las que alimentan el grueso de Barcelona y su área metropolitana extendida. La idea mataría de sed de manera literal a seis millones de personas.

Baja natalidad

ERC se planta ante el problema de la baja natalidad, pero a lo mejor alguna de sus ideas no acabarán de animar a los catalanes, como una especie de canastilla de la Generalitat a cargo las arcas públicas. "Repartiremos la maleta de crianza a todos los bebés que nazcan en Cataluña, para dotar a las familias noveles de herramientas y recursos en las primeras etapas de la crianza", reza el programa de los republicanos en su página 67.

Ciudadanos ha puesto sobre la mesa para estas elecciones eliminar el requisito del catalán en las pruebas de acceso a los sanitarios, lo que debería servir para contratar a 4.000 profesionales de personal médico, personal de enfermería y personal administrativo. Sin embargo, el requisito se aplica de manera flexible en sectores como la sanidad.

Las propuestas incluidas en los programas buscan desde rebajas hasta potenciar la natalidad

En terreno de rebajas fiscales, Vox gana la partida. Proponen reducir 15 impuestos propios de la Generalitat a cero, además de bajar el tramo autonómico del IRPF. Según el partido de Ignacio Garriga, esto se compensaría reduciendo el gasto político de la Generalitat reduciendo instituciones públicas.

Los partidos extraparlamentarios también tienen sus propuestas. Tal vez una de las más forzadas es la de crear un ejército catalán por parte de Aliança Catalana. Alhora, el partido de Clara Ponsatí, también juega fuerte como su plan de reducir el turismo sin explicar cómo compensarían su impacto en la economía catalana de una medida así. El turismo representa el 13% del PIB de Cataluña.