Puigdemont evita hablar de amnistía en el 1-O: "No malvendemos nuestros objetivos por salidas personales"

Carles Puigdemont evitó la palabra amnistía en el acto de conmemoración del 1 de octubre que convocaba el Consell per la República, que preside él mismo. Consciente de que una buena parte del público asistente era contrario a la negociación en la que está sumido el político independentista con la Moncloa, Puigdemont solo señaló: “Tenemos que hacer aquellos trabajos que nos quedan pendientes, sin perder el aliento y perder nuestros puntos cardinales, ni tampoco malvenderlos buscando salidas personales”.

Sin referirse a la amnistía, Puigdemont pidió a los suyos un voto de confianza, ya que “el año pasado advertimos del riesgo de olvidar el 1 de octubre. Ahora las cosas han cambiado. Y ahora entre nosotros hemos de explorar esta vía”. “Nosotros nunca hemos sido los de dejarlo correr o del punto final”, añadió.

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Puigdemont fue mucho más prudente que la propuesta de resolución votada por ERC, JxCAT y la CUP este viernes. Hasta el presidente catalán Pere Aragonès fue más lejos esta mañana al exigir no solo la amnistía, sino también la autodeterminación.

El expresidente huido a Bélgica se mostró mucho más prudente. "Han pasado seis años, y pasarán 100 y recordaremos con orgullo y esperanza la gesta histórica del 1-O, el día en que Cataluña decidió de manera democrática ejerciendo el derecho a la autodeterminación, empezar a andar como república independiente. El referéndum se ha convertido en una referencia política inexcusable", ha afirmado Puigdemont, cuya imagen se ha proyectado en una pantalla gigante en una concentración que ha llenado la Plaza Cataluña de Barcelona, pero sin agobios. Puigdemont ha sido jaleado por el público asistente. Pero el referéndum tal como lo planteó hoy Puigdemont es una referencia, no algo que haya que celebrar en esta legislatura.

Quien sí defendió la amnistía fue Xavier Antich, el presidente de Òmnium Cultural y fue abucheado y silbado por ello por una parte de los asistentes. "Luchamos por la amnistía para que el Estado reconozca que votar no es delito", aseguró el presidente de Òmnium. Pero no era el público adecuado para un mensaje así, con lo que quedó en evidencia que buena parte de las bases del independentismo no ve la amnistía como una buena fórmula.

La ANC sí conecta

La presidenta de la ANC, Dolors Feliu, sí que conectó con los asistentes. "Ni olvido ni perdón. ¿Queréis que os perdonen? Dicen que quieren hacer la amnistía para ahorrarse una sentencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos. Nosotros no tenemos ganas ni de que nos perdonen ni de perdonar, hasta que podamos votar como un pueblo libre. Cualquier pacto, cualquier reconocimiento, cualquier amnistía ha de ir vinculad a la libertad de Cataluña y poder ejercer la autodeterminación", dijo.

Feliu calificó la medida de gracia de “amnistía trampa” y aseguró que el Gobierno en funciones buscaba una “carambola” para eludir una sentencia negativa en el Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo. También demandó que “Si El Congreso aprueba la Ley de Amnistía ese mismo día, el Parlament ha de hacer resonar la palabra independencia. Si este Parlament del 52% no lo pueden o no lo saben hacer que convoquen elecciones”, subrayó.

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El mensaje sobre la autodeterminación —no sobre la amnistía— coincidía con el de Pere Aragonès e incluso con las declaraciones del diputado de la CUP, Carles Riera presente en el acto. De manera que al final el más prudente fue Puigdemont.

En Plaza Cataluña estaban básicamente líderes de JxCAT. Su presidenta, Laura Borràs; el secretario general, Jordi Turull; y dirigentes como Albert Batet o Josep Rull. Y personalidades como la periodista Mònica Terribas o el exconseller de Salut, Josep Maria Argimon. Pocas personas de ERC, a excepción de su concejal en el Ayuntamiento de Barcelona, Ernest Maragall.