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El pacto soberanista, más lejos

Aragonès sale humillado de la investidura mientras JxCAT sube el precio de su apoyo

Más allá de la cuestión del Consell per la República, ahora se les exige a los republicanos que rompan su acuerdo previo con la CUP y que se sumen al bloqueo parlamentario en Madrid

Foto: El candidato de ERC a la presidencia de la Generalitat, Pere Aragonès. (EFE)
El candidato de ERC a la presidencia de la Generalitat, Pere Aragonès. (EFE)

Pere Aragonès salió humillado de la sesión de investidura del Parlament. Hizo gestos, pero no fueron suficientes. Al contrario, la diputada de JxCAT Gemma Geis subió el precio de su apoyo. Ahora ya no basta con que el Consell per la República de Carles Puigdemont tenga el reconocimiento al que aspira, sino que desea a la tutela de la Generalitat. Ahora se les exige que rompan su acuerdo con la CUP, que se sumen al bloqueo parlamentario en Madrid que abandera JxCAT y que se muestren “flexibles” en el resto de cuestiones. Por tanto, cada día que pasa Aragonès es más débil y JxCAT cada vez tiene más exigencias.

Así que, al final, Pere Aragonès se tuvo que conformar con los 42 votos que ya obtuvo el viernes, 33 de ERC y nueve de la CUP. Pero nada más. El resto fueron votos negativos (61, de PSC, En Comú Podem, Vox, Cs y PP) o abstenciones (las 32 de JxCAT). Y con el peso añadido de tener que volver a presentarse dentro de unos meses.

Una lúcida Jèssica Albiach (comunes) resumió muy bien la segunda sesión del debate de investidura “no ha sido un debate de investidura, ha sido una reunión de sus negociaciones esta vez a la vista de todos”. En efecto, Aragonès aseguró que no iba a aceptar tutelas y JxCAT diseñó su carta de exigencias.

Si Gemma Geis ha dibujado el marco de por donde irá la futura negociación, que ahora se aspira en cerrar para Sant Jordi —23 de abril—, el acuerdo con la CUP tiene los días contados. “No nos interpela el acuerdo bilateral entre ERC y la CUP. Entendemos que hay una fuerza parlamentaria de 74 diputados y diputadas y sumaremos, llegaremos acuerdos y tenemos puntos de encuentro con las fuerzas independentistas. Pero este acuerdo electoral no lo podemos sentir nuestro, no lo podemos defender” adelantó la diputada 'juntaire'.

Según la diputada, de la formación de Puigdemont, “el proyecto de JxCAT está avalado de 32 diputados y diputadas y dista mucho del acuerdo entre ERC y la CUP porque consideramos políticas que no nos plantean este marco de solvencia para la reactivación”.

“También nos preocupa el impacto presupuestario de este pacto, que han hecho de economistas de reconocido prestigio, como Germà Bel, que sitúan la inversión en la renta universal en cerca de 4.200 millones de euros. Nos sentimos lejos del proyecto de país que han pactado con la CUP”, añadió. Más claro, el agua. Si ERC quiere pactar con JxCAT, lo primero que tienen que hacer los republicanos es romper con los antisistema. Una vez que se cierre el nuevo pacto, la CUP tendrá que ver si se suma.

Y un remate, también de Geis: “De hecho, esta estrategia prioritaria de comenzar a negociar con otras fuerzas parlamentarias con menos apoyo parlamentario, se ha demostrado ciertamente estéril”.

Verdades y barqueros

Con estos cimientos, lo que quedó del debate de investidura fueron las verdades del barquero, que, como en el caso de Jèssica Albiach, las dijeron los diputados que no se jugaban nada en este confuso arranque de legislatura.

Como siempre, el más brillante fue Alejandro Fernández (PP), como cuando le espetó a Aragonès “no le quieren de 'president' sus socios, y por eso lo están humillando. Y ya es triste que tenga que ser yo, precisamente yo, el que se lo diga, aunque es algo que ve todo el mundo”.

Mientras JxCAT y ERC daban vueltas sobre Puigdemont otros dijeron las verdades


Alejandro Fernández incluso se erigió en defensor de Vox: “El respeto institucional no se demuestra con 'performance' o con entradas y salidas ­—en alusión, de nuevo, a que cuando habló Ignacio Garriga buena parte de los diputados se levantaron y se fueron y otros exhibieron cartulinas contra el fascismo—. Pero quiero recordarles que eso no lo hacen en Madrid. Muestran ustedes más respeto al Congreso de los Diputados que a este Parlament”. Ante la evidencia, el grupo de Vox aplaudió agradecido. Y aquí Alejandro Fernández se creció: se dirigió a los independentistas y les dijo de manera socarrona: “Pueden aplaudir también ustedes. Reconozcan que he estado brillante”. Muchos independentistas reían debajo de sus mascarillas, como niños pequeños pillados en una travesura.

La importancia del Consell

Carlos Carrizosa (Cs) aseguró ante Aragonès que están allí "para decidir quién preside el Govern de Catalunya, no el fantasmal Consell per la República". "¡Es que, mire, me importa un pito el Consell per la República!", al que calificó, sin más ambages, de “artefacto inventado”.

Pero, más allá de estas verdades, el debate aportó poco. Nada. Solo que JxCAT había subido su precio. Y que Aragonès volverá a dormir esta noche como presidente en funciones.

Pere Aragonès salió humillado de la sesión de investidura del Parlament. Hizo gestos, pero no fueron suficientes. Al contrario, la diputada de JxCAT Gemma Geis subió el precio de su apoyo. Ahora ya no basta con que el Consell per la República de Carles Puigdemont tenga el reconocimiento al que aspira, sino que desea a la tutela de la Generalitat. Ahora se les exige que rompan su acuerdo con la CUP, que se sumen al bloqueo parlamentario en Madrid que abandera JxCAT y que se muestren “flexibles” en el resto de cuestiones. Por tanto, cada día que pasa Aragonès es más débil y JxCAT cada vez tiene más exigencias.

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