Los partidos catalanes ya barajan retrasar las elecciones del 14-F al agravarse la pandemia

La Navidad está perdida en Cataluña. La Generalitat espera datos muy malos los tres próximos días, por lo que no habrá más remedio que endurecer las medidas. La parte buena es que la mayor parte de las compras ya se han llevado a cabo. La mala es que la Navidad no podrá celebrarse en unas mínimas condiciones normales por culpa del coronavirus. Ahora, el objetivo de la Generalitat pasa por intentar preservar la fecha de las elecciones, fijada para el 14 de febrero, elecciones que pudieran no poder llevarse a cabo si los contagios siguen subiendo, según han apuntado fuentes parlamentarias.

El presidente en funciones de la Generalitat, Pere Aragonès, lo negó de manera rotunda en el Parlament: "El 14-F hay elecciones y tiene que haber las condiciones para hacerlas. Trabajaremos duramente para hacerlas". Así respondía a las dudas que el diputado del PP Alejandro Fernández expresó en el pleno de la Cámara. Otros grupos parlamentarios por los pasillos del Parlament expresaron las mismas dudas. Aragonès firmará el decreto de convocatoria electoral el próximo 22 de diciembre, tal y como marcan los automatismos de la ley, pero luego podría solicitarse un aplazamiento.

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Las dudas nacen del grupo de trabajo creado entre la Generalitat y los grupos parlamentarios para organizar la logística y la organización del 14-F. El debate en el seno de este grupo, que encabeza el 'conseller' de Exteriores, Bernat Solé, es cuándo es la fecha límite para pedir a la Junta Electoral que se atrasen las elecciones, según apuntan miembros de este grupo. Según algunas fuentes parlamentarias, si los datos empeoran, las elecciones deberían retrasarse hasta mayo del año que viene.

En la Generalitat, no son muy partidarios. Ni ERC ni JxCAT. La experiencia de gobernar juntos está resultando agotadora y todos preferirían pasar de pantalla gracias a una nueva convocatoria a las urnas. Pero el problema son las cifras epidemiológicas. Estas son malas, y de aquí al fin de semana empeorarán.

Además, el ciclo juega en contra. Una subida de la curva dura unas tres semanas. Es decir, hasta el 10 de enero no se llegaría hasta el culmen de la curva. Luego, se tarda otras tres semanas en hacerla bajar, lo que ya situaría el calendario a finales de enero y en el arranque de la campaña electoral. Todo muy delicado en términos epidemiológicos. Habrá que ajustar muy bien todo si se quiere poder celebrar los comicios.

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En todo caso, si se retrasan las elecciones, será una decisión consensuada por todos los partidos que esté sólidamente apoyada en criterios técnicos. Es decir, si las UCI están a rebosar o se prevé que lo estén para el 14 de febrero, se buscaría el aplazamiento, y no se pretende que nadie saque ventaja electoral del mismo. En realidad, todos quieren ir a las urnas, pero nadie sabe si se podrá.

Datos muy malos

Los datos de ayer son muy malos. Todo apunta a un repunte. Con las cifras de ayer, hay 1.511 hospitalizados por coronavirus y 351 en las UCI. De manera que si ahora empiezan a crecer los casos, las UCI podrían estar colapsadas en ese momento.

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La Rt, que mide la velocidad de propagación, llega a 1,11 y con tendencia a subir. Debe estar por debajo de uno. En apenas tres días, ha crecido la cifra de enfermos por cada 100.000 habitantes hasta situarse en 106,7, un crecimiento de más del 23% que todas las fuentes consultadas prevén que sea mayor, puesto que hay que sumar contagios de la última semana analizada, por los retrasos en las pruebas y las comunicaciones, lo que hace que la cifra resultante siempre acabe subiendo, al menos, cinco puntos respecto al dato original.

Tercera ola

La pregunta clave es qué porcentaje de votantes se quedaría sin votar a causa de la pandemia. Hay que intentar garantizar los derechos de la mayor parte de los ciudadanos. Para intentar aplanar la curva lo antes posible, se ha decidido que los colegios se abran el 11 de enero y no el 7, cuando correspondería. La clave para la Generalitat es reducir la movilidad el máximo posible. Pero el coronavirus no da descanso.