Tibio apoyo del Parlament y la calle a Quim Torra ante su inminente inhabilitación

Quim Torra necesitaba caldear la calle y la cámara catalana pero no logró ni lo uno ni lo otro el día después de que la JEC instase a la inhabilitación del presidente de la Generalitat. El número de manifestantes en la calle fue exiguo, unos centenares en una Cataluña que sigue en modo Navidad; los alcaldes soberanistas convocados en el Parlament no alcanzaron ni a llenar la mitad de la sala que se les había preparado y la propuesta de resolución votada, de retórica inflamada eso sí…, no llegaba ni a desobediencia, con lo que conociendo el nivel político catalán se puede considerar como un acuerdo de mínimos que se utilizó para sumar a la CUP, según han explicado fuentes parlamentarias que estuvieron en la cocina de la propuesta de resolución.

[La investidura de Sánchez, en directo​]

Un experimentado parlamentario apunta que lo mismo que se aprobó en la propuesta de resolución votada ayer en apoyo a Quim Torra se hubiera podido hacer en la Comisión del Estatut del Diputado del Parlament, que podría haberse reunido sin más problemas después de las fiestas, sin obligar a trabajar en un sábado previo a Reyes. Pero, claro, no se hubiera podido dar la imagen de excepcionalidad buscada por los independentistas. De boquilla, Torra volvió a decir que iba a desobedecer, en la práctica, como casi siempre, no lo hizo. Todo el pleno de ayer solo tenía un objetivo: copar minutos en TV3.

Con los 74 votos de las tres fuerzas independentistas y los comunes, el Parlament ha acordado "rechazar la resolución de la JEC".

Y, con el apoyo de los 67 diputados de JxCat, ERC y la CUP -Catalunya en Comú Podem se ha abstenido, PSC y PPC han votado en contra, mientras que Cs no ha participado en ninguna votación- la cámara ha "ratificado" a Torra como diputado y presidente.

Como de costumbre, fue el avieso Miquel Iceta (PSC) quien volvió a poner el dedo en la llaga al recordar que no había sido la JEC la que había inhabilitado a Quim Torra, sino que lo había hecho el Tribunal Superior de Justicia de Catalunya, contra el cual ni se celebró pleno alguno ni se convocó manifestación ni nada, con lo que el propio 'president' y sus huestes quedaron en evidencia.

La propuesta de resolución ratifica a Torra como 'president' de la Generalitat, pero no desobedece a la JEC, aunque discrepa abiertamente de su resolución de ejecución de sentencia. Todo el texto está insuflado de una retórica dura que ha sido necesaria para sumar a la CUP, ya que los de Carles Riera no estaban por respaldar la iniciativa en la mañana de ayer, según explican fuentes de JxCAT que negociaron el documento con ERC. Para sumar a los 'cupaires', y así obtener la mayoría necesaria, se endurecieron los términos. Así, "califica de golpe de Estado el intento de la Junta Electoral Central de inhabilitar el Muy Honorable Presidente, Quim Torra" o "Exige el fin de la represión, el reconocimiento del derecho a la autodeterminación del pueblo de Cataluña, la amnistía para los presos y presas". Pero nada de eso se puede considerar desobediencia. Además de que una propuesta de resolución no tiene luego translación jurídica ni efectos en el mundo real.

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Al contrario, se insta al 'president' de la Generalitat a recurrir ante los tribunales de justicia españoles, los mismos de la causa general. Todo raro, contradictorio y con el toque absurdo que siempre tiene la política catalana en los últimos años.

Formalidades de trámite

Lo que sí refleja la propuesta de resolución son los equilibrios de ERC para estar a la vez en misa y repicando, es decir: para facilitar la investidura de Pedro Sánchez en el Congreso y a la misma hora votar una propuesta de resolución de dura retórica —se habla de "causa general"— pero nulos efectos legales, solo para intentar preservar la maltrecha unidad del independentismo.

La propuesta de resolución de apoyo a Torra no solo resulta insustancial sino que podría quedar anulada por cuestiones de trámite que el Parlament se saltó

Las principales críticas han venido de Cs y no por las cuestiones de fondo sino por las de forma. Para tramitar este pleno extraordinario, se ha tenido que saltar las vacaciones del Parlament y se ha pasado por encima de la Diputación Permanente de la cámara, que era la que tenía potestad para aprobar el pleno y la tramitación de la propuesta de resolución, tal y como ha explicado el diputado Carlos Carrizosa. Y eso supone dudas legales sobre lo que se vote, que podría ser anulado por ese motivo, como ha reconocido de manera implícita el socialista Ferran Pedret. Es decir, una votación tan importante como dar apoyo al 'president' de la Generalitat podía quedar en nada por un formalismo.

Sin control

Torra volvió a dar ayer la sensación de que no controla nada. Como cuando dejó que la ANC arriase la bandera de España del Palau de la Generalitat durante 13 minutos hace dos días. Volver a insistir en su inhabilitación incomoda hasta a los suyos, que no lo quieren de candidato para unas catalanas que están cada día más cerca. Pero eso tampoco supone ninguna novedad.

Con el pleno de ayer el 'president' de la Generalitat destacó su irrelevancia. Mientras la Mesa discutía a media tarde sobre las formalidades antes comentadas, el vicepresidente Pere Aragonès abandonaba el Parlament para seguir la intervención de Gabriel Rufián en el Congreso. La verdadera política catalana se estaba llevando a cabo en Madrid, a espaldas del 'president'. No es de extrañar que Quim Torra anunciase que iba a convocar la Asamblea de Cargos Electos, el parlament paralelo impulsado por Carles Puigdemont donde solo hay cargos independentistas. Allí tal vez Torra encuentre la respuesta que necesita su caso y su causa.