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El secesionismo asciende a Colón a Príncipe y ficha a un profesor 'serio' para defenderlo
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HÉCTOR LÓPEZ BOFILL, FICHAJE DE PUIGDEMONT

El secesionismo asciende a Colón a Príncipe y ficha a un profesor 'serio' para defenderlo

La obra cuenta con un prólogo escrito por un político pretendidamente serio, profesor de Derecho Constitucional en la UPF, en sus tiempos vinculado a ERC

Foto: Estatua de Colón en Barcelona
Estatua de Colón en Barcelona

Si algo les faltaba a los catalanes era una 'rancia estirpe', pero eso está a punto de terminar: el historiador Jordi Bilbeny va a sacar a la calle su libro 'Cristóbal Colón, Príncipe de Cataluña', una obra que ya fue editada en 2006, descatalogada, pero que ha cobrado actualidad a raíz de nuevas incorporaciones de tesis políticas para sustentar el origen noble y catalán del descubridor de América. Además, la obra cuenta con un prólogo escrito por un político pretendidamente serio: Héctor López Bofill, profesor de Derecho Constitucional en la UPF, en sus tiempos vinculado a ERC, uno de los fundadores de las plataformas Sobirania i Progrés y Cercle d'Estudis Sobiranistes y actualmente en la órbita de Junts per Catalunya. También es candidato a la alcaldía de Altafulla en una lista denominada Junts per Altafulla, apoyada por el PDeCAT y por un colectivo independiente.

López Bofill fue militante de ERC, para pasar luego a las filas de Solidaritat Catalana per la Independència hasta que cayó rendido a los encantos de Puigdemont y aceptó integrar las listas de Junts per Catalunya (JxCAT) por Tarragona en las últimas elecciones, en las que no salió elegido al concurrir en el puesto número 12. Pero era, sobre todo, y hasta hace poco, uno de los referentes intelectuales 'serios' del independentismo en Cataluña.

Ahora, no obstante, ha caído rendido a los encantos de la historia aristocrática de Cristóbal Colón. Es un paso atrevido del profesor universitario, aunque no desacorde con otras iniciativas sorprendentes.

Foto: La estatua de Colón, situada al final de las Ramblas barcelonesas, luce una camiseta del FC Barcelona. (EFE)

En el prólogo de la obra, apuesta López Bofill por apoyar teorías "fuera de la estructura hegemónica de generación de discurso científico" y alaba los intentos revisionistas de los 'pseudohistoriadores' catalanes del Institut Nova Història (INH) que acusan a España de haber falseado la historia por medio de la Inquisición y de haberse apropiado de personajes catalanes como Francisco Pizarro, Miguel de Cervantes o Santa Teresa de Jesús.

¿Por qué abraza ese discurso un profesor que hasta ahora se había mantenido combativo solo en el plano político? Porque ese discurso acusatorio "es una operación que no solo hace temblar el discurso histórico ejercido desde el poder político que representa el actual Reino de España (que comienza a arrancar en la unión dinástica entre Isabel I de Castilla y Fernando II de Aragón, contemporáneo a los avatares de los Colón), sino que también suscita inquietudes en espacios académicos más alejados del poder estatal y más enraizados a Cataluña".

Sin documentos que apoyen la tesis

Asegura que la tesis de Bilbeny del origen noble de Colón, a quien este denomina Príncipe de Cataluña, han encontrado apoyo en los últimos años en tesis que sustentan "historiadores de gran valía". ¿Y por qué Colón era Príncipe? La tesis tiene miga: "Por la constatación del hecho de que Colón mantenía una relación de familiaridad con el sistema institucional de la Corona de Aragón y, específicamente, en Cataluña y eso era así por sus orígenes".

Bilbeny detalla que Colón reclamó a los Reyes Católicos el título de virrey de las tierras que podría conquistar solo porque "era catalán y de ascendencia noble, bregado con el trato con monarcas y con el estamento aristocrático de su tiempo y conocedor profundo de su estructura institucional". Solo por eso es capaz de exigir a los reyes de Castilla el título de virrey vitalicio, no temporal como se solía conceder en la época. Y se atreve a pedirlo porque solo un alto dignatario, como un Príncipe, tendría el valor suficiente como para hacerlo. Una deducción que no se sustenta en ningún documento histórico, pero que Héctor López Bofill acaba apadrinando. Cualquier República que se precie debería tener un Príncipe en su currículum.

Foto: Palau de la Generalitat de Cataluña. (EFE)

"Esto, obviamente, no confirma con plenitud la veracidad de la hipótesis sobre la identidad del Almirante, pero abre el camino en su investigación que, como mínimo, sería preciso tener en cuenta por la comunidad científica", se cura luego en salud el profesor. Alude, sin embargo, a tesis de historiadores como Charles J. Merrill o Estelle Irizarry para reivindicar la catalanidad del descubridor y reivindica las tesis revisionistas de los 'pseudohistoriadores' del INH para denunciar "la irrupción del poder para reescribir la historia a su conveniencia". Alaba, eso sí, la habilidad de Bilbeny para exponer sus "intuiciones" y, especialmente, denunciar "la ocultación del pasado a través de los mecanismos de poder".

En el prólogo del libro de Bilbeny, comienza señalando que "la audacia es una de las virtudes más admirables". Y no debe de ir desencaminado, porque su trayectoria está llena de iniciativas audaces.

Partidario de milicias ciudadanas

Partidario de una línea dura del soberanismo y de la declaración unilateral de la independencia, se mostró a favor de crear milicias ciudadanas para "garantizar el control de territorio" después del referéndum, es decir, de la articulación de unos 'camisas pardas' puestos al servicio de la República Catalana. Además, es partidario de establecer el catalán como única lengua oficial y de no reconocer como catalanes a los que no acrediten un suficiente grado de conocimiento de ese idioma.

En las redes sociales, López Bofill ha pecado siempre de incontinencia verbal. Y es que no ha tenido pelos en la lengua. En Twitter llegó a argumentar, a raíz del asesinato de la diputada laborista Jo Cox que "toda transformación constitucional profunda pide muertos" y que "el gran obstáculo para la independencia es, quizás, no tener demasiados jóvenes patriotas con la testosterona alta". Y amenazó veladamente a jueces, fiscales y funcionarios que se atrevieron a investigar los delitos del 9-N (por los que fueron condenados Artur Mas, Joana Ortega, Francesc Homs e Irene Rigau).

Dijo que "toda transformación constitucional profunda pide muertos"

En otoño pasado, la Audiencia de Barcelona lo absolvió de los delitos de injurias contra la autoridad, amenazas a un colectivo profesional y amenazas a los derechos fundamentales, aunque censuró su lenguaje, teniendo en cuenta que es profesor de Derecho Constitucional. "El acusado debería saber por la disciplina que imparte y los autores que lee que sembrar la semilla del odio es peligroso, como hacer la distinción de los 'unos' y los 'otros' mostrando subliminalmente que los de 'enfrente' ni siquiera se dan cuenta de que son de peor condición por el hecho de no estar a su lado". Los magistrados señalaron que la invitación velada al uso de la violencia no era lo suficientemente explícita como para condenarle por ello.

En julio pasado, el profesor recordaba: "No olvidéis nunca que la República Catalana ya está declarada, que al derecho internacional le da lo mismo lo que digan al respecto algunos dirigentes del 'procés' sobre si fue simbólica o no". Y en el delirio soberanista, escribía el 18 de agosto de 2017, un día después de los atentados en Barcelona: "Los Mossos d’Esquadra defendiendo el país, Raül Romeva [consejero de Exteriores] recibiendo ministros, Puigdemont ejerciendo la dignidad presidencial. Ya somos un Estado".

El verano pasado, el profesor escribía también que el independentismo catalán solo tiene como salida "asumir que la plenitud nacional catalana (el pleno reconocimiento internacional de la República Catalana, por ejemplo) solo puede pasar por inducir al Estado a una crisis profunda que lleve a su disolución, una crisis que necesariamente pasa por que las pretensiones catalanas desborden los límites del Principado de Cataluña". Abogaba por hacer de Puigdemont el líder indiscutible e indiscutido de esa estrategia y proponía desestabilizar Valencia y Baleares para romper España. El 'Príncipe' Colón es uno de los instrumentos en esa megalómana estrategia de sacralización y supremacía de lo catalán sobre lo español.

Si algo les faltaba a los catalanes era una 'rancia estirpe', pero eso está a punto de terminar: el historiador Jordi Bilbeny va a sacar a la calle su libro 'Cristóbal Colón, Príncipe de Cataluña', una obra que ya fue editada en 2006, descatalogada, pero que ha cobrado actualidad a raíz de nuevas incorporaciones de tesis políticas para sustentar el origen noble y catalán del descubridor de América. Además, la obra cuenta con un prólogo escrito por un político pretendidamente serio: Héctor López Bofill, profesor de Derecho Constitucional en la UPF, en sus tiempos vinculado a ERC, uno de los fundadores de las plataformas Sobirania i Progrés y Cercle d'Estudis Sobiranistes y actualmente en la órbita de Junts per Catalunya. También es candidato a la alcaldía de Altafulla en una lista denominada Junts per Altafulla, apoyada por el PDeCAT y por un colectivo independiente.

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