Puigdemont no se rinde y avisa a ERC: "Tenemos que mantener la posición"
"Queremos seguir este camino a través del diálogo político con las autoridades españolas y, si es posible, lograr un acuerdo político con España", ha insistido el 'president' cesado
"Estamos cerca de cerrar un acuerdo con otros partidos para formar un Gobierno [en Cataluña]. Tenemos que mantener la posición". Así ve Carles Puigdemont la situación desde Bélgica, mientras en Cataluña continúan los contactos para resolver los flecos sueltos de un acuerdo que permita poner fin al punto muerto en que se encuentra la política catalana. Una llamada a cerrar filas, pero no centrados ya en la independencia inmediata, sino de nuevo en el "derecho a decidir". Y pide que se encuentre una “solución” que permita “seguir desplegando la república catalana y gestionar el Gobierno autónomo”. Eso sí, sin olvidar que él encarna la “legitimidad” expulsada por decisión del Estado español y el 155. Y que no tiene intención en convertirse en un “mero símbolo”.
"La decisión del pueblo de Cataluña es continuar nuestro camino de demandar nuestro derecho a decidir. Queremos seguir este camino a través del diálogo político con las autoridades españolas y, si es posible, lograr un acuerdo político con España", ha insistido. "Si España reconoce que hay un problema político, y no solo judicial, nuestra intención es sentarnos a la mesa" a dialogar, ha dicho. Incluso, asegura, aceptaría la celebración de un referendo en toda España sobre la cuestión catalana, si se le ofreciera.
Puigdemont no quiere ser un símbolo
El líder de JxCAT considera que actualmente —y muy especialmente con la preponderancia de Ciudadanos y el Partido Popular— no se dan las condiciones para emprender ese diálogo. "Construir las condiciones”, empujar a las autoridades españolas a que se muevan, ese es su objetivo. "Por esta razón estoy aquí, desde la prisión no sería posible", asegura. Aunque Puigdemont no aclara su futuro personal, ya no esconde que pasa por permanecer en Bélgica.
¿Pretende gobernar desde el 'exilio' o convertirse en un presidente simbólico?, pregunta un joven. “No tengo vocación de símbolo”, ha zanjado Puigdemont, quien ha reivindicado su “legitimidad” y que cuenta con la mayoría parlamentaria para ser investido. “El único que puede tomar esta decisión es el Parlamento catalán y espero su decisión. En caso de no ser elegido para la investidura, respetaré su decisión”. Pero Puigdemont lo achaca a que si vuelve a Barcelona, será “enviado directamente a la cárcel, y eso hará imposible de respetar el resultado de la elección del 21 diciembre”.
El político no renuncia a la idea de liderar la Generalitat desde Bélgica. “Es posible organizar un Gobierno desde el exilio. En la mayoría de las grandes organizaciones, el poder está lejos del centro de producción. En la era de la globalización es posible, aunque esto es una muestra de una gran anormalidad”, ha afirmado.
Críticas a España y la UE
Ante una audiencia formada por jóvenes flamencos simpatizantes del partido liberal Open Vld, Puigdemont ha criticado el "gran problema con la Justicia española" y la "violación de derechos humanos" que, afirma, se ha producido en Cataluña. "No hay separación de poderes, por ejemplo, para mí, no hay garantías de un juicio justo", ha dicho el político catalán.
Puigdemont ha vuelto a poner el foco en Bruselas y, muy en concreto, en el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, y su primer vicepresidente, Frans Timmermans. Les acusa de haber mirado hacia otro lado y de tener "dobles estándares" a la hora de defender el Estado de derecho. "No es aceptable ese silencio", ha dicho.
"Estamos cerca de cerrar un acuerdo con otros partidos para formar un Gobierno [en Cataluña]. Tenemos que mantener la posición". Así ve Carles Puigdemont la situación desde Bélgica, mientras en Cataluña continúan los contactos para resolver los flecos sueltos de un acuerdo que permita poner fin al punto muerto en que se encuentra la política catalana. Una llamada a cerrar filas, pero no centrados ya en la independencia inmediata, sino de nuevo en el "derecho a decidir". Y pide que se encuentre una “solución” que permita “seguir desplegando la república catalana y gestionar el Gobierno autónomo”. Eso sí, sin olvidar que él encarna la “legitimidad” expulsada por decisión del Estado español y el 155. Y que no tiene intención en convertirse en un “mero símbolo”.
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