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La CUP o el ejército de Pancho Villa: del asalto al PP a los ataques a Puigdemont
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La CUP o el ejército de Pancho Villa: del asalto al PP a los ataques a Puigdemont

La Coordinadora de Unidad Popular es una amalgama de grupos radicales que la dirección cupera no es capaz de controlar y cuya 'autonomía' se ha destapado en el ataque al PP

Foto: Fotografía facilitada por el PPC de la fachada de la sede central del PP catalán en Barcelona. (EFE)
Fotografía facilitada por el PPC de la fachada de la sede central del PP catalán en Barcelona. (EFE)

Las huestes de los independentistas catalanes se están convirtiendo en un auténtico ejército de Pancho Villa, en el que cada organización o célula independentista va por su cuenta y la propia Candidatura d’Unitat Popular (CUP) ha de ir improvisando respuestas y acciones. El intento de asalto de la organización Arran (una de las organizaciones que dan apoyo a la CUP) a la sede del PP catalán exigiendo la convocatoria de un referéndum no fue una acción coordinada desde la cúpula de la organización independentista.

Fuentes cuperas explicaron a El Confidencial que “el asalto a la sede del PP se tomó en el seno de Arran. Fue un tema interno de ellos y ni siquiera nos avisaron hasta la misma mañana del asalto, un rato antes de llevarlo a cabo. Nos pilló a todos por sorpresa”. La organización antisistema solo tuvo tiempo de enviar a su diputada Anna Gabriel y al exdiputado David Fernández para visualizar su apoyo.

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Las fuentes reconocen que, en estos momentos, “en el mundo independentista existe un ambiente enrarecido”. En las filas de la CUP supo a cuerno quemado que ERC, el PDeCAT y el propio Carles Puigdemont condenasen el asalto a la sede del PP. “Las armas de Arran fueron adhesivos, carteles y urnas. No hubo violencia”, intentó justificarse ayer Anna Gabriel. Y luego lanzaba una advertencia: “Las amenazas del PP ya no cobran ningún valor. Lo que nos preocupa es ERC, PDeCAT y CSQEP asumiendo el marco mental del PP”.

Desde la cúpula de la CUP se señala a este diario que “aunque no haya sido una acción de la organización, consideramos que es una buena acción y muy lógica. Quien puede convocar el referéndum, en estos momentos, es el PP. Pues lo lógico es que los presionemos a ellos, ¿no?”. Y asumen que “cuando Arran toma una iniciativa, no podemos hacer otra cosa que apoyarlos”. De ahí que ayer mismo Gabriel haya considerado “legítima” la iniciativa de Arran, calificándola de “escrache”, similar al de la Plataforma Antidesahucios (PAH).

¿Qué es Arran?

Pero ello no quita para que algo se mueva dentro del movimiento independentista. Arran es una organización juvenil (desde la CUP se subraya que “no son las juventudes de la organización, sino un partido soberano”) que cuenta con cierto predicamento dentro del mundo radical. De hecho, según ha podido saber este diario, la CUP ha sido la correa de transmisión para que selectos activistas de Arran hayan trabado relaciones con organizaciones radicales de Madrid, Galicia, Valencia, Aragón y País Vasco. Ha habido varias reuniones a lo largo de los últimos años para intercambiar experiencias y, en especial, estudiar cómo afrontar el proceso catalán, poniendo sobre la mesa todas las alternativas posibles. Y esto no excluye ninguna de las alternativas que puedan presentarse.

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En Barcelona, los jóvenes de Arran mantienen excelentes contactos con algunos dirigentes de la CUP. “El hecho de que ante la sede del PP estuviese el exdiputado David Fernández no es casual. Tanto él como la concejala María José Lecha han dado muchas charlas a los jóvenes de Arran sobre cuestiones políticas y los conocen bien. Pero más allá de ese vínculo, que nadie quiera ver algo más con la presencia de David en la calle Urgell [donde está la sede del PP]”, advierten las fuentes consultadas.

Lo que está claro es que el mundo independentista no camina al mismo ritmo. Dentro de la CUP ha habido problemas, como cuando Corriente Roja dejó la organización en febrero de 2016 debido al apoyo de la CUP al Gobierno de Carles Puigdemont, considerado “un hecho de extrema gravedad” que “cuestiona el rol rupturista de la organización al supeditarse a un Gobierno sumiso a la UE y a la Troika”.

Amalgama de grupúsculos

En realidad, la CUP es una amalgama de fuerzas distintas. Aunque la organización juega al oscurantismo y trata de ocultar no solo su agenda sino su propia composición, lo cierto es que en esa amalgama sobresalen dos fuerzas: Endavant y Poble Lliure. La primera (a la que pertenecen, por ejemplo, los diputados Anna Gabriel y Benet Salellas) está considerada el núcleo duro de la CUP. Poble Lliure (entre cuyos militantes está el diputado Albert Botran) es la heredera del Moviment de Defensa de la Terra (MDT), y heredera, por tanto, del tradicionalismo independentista catalán. Pero a esos dos grupos hay que añadir Lluita Internacionalista, En Lluita, COS, Sindicat d’Estudiants dels Països Catalans (SEPC), Arran, el Collectiu Drassanes (muy cercano a Poble Lliure), Constituents per la República y Crida Constituent.

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Todo este batiburrillo de siglas e intereses pasa periódicamente factura a la CUP, inmersa en continuadas crisis internas, porque controlar el magma que fluye a través de todos esos canales se convierte poco menos que en misión imposible. Así, no solo Arran actuó por su cuenta el pasado lunes: lo cierto es que el apoyo la pasada semana a los Presupuestos del Gobierno de Carles Puigdemont ha provocado otra grieta en la organización.

Desde hace unos días, los críticos con ese apoyo hacen circular un manifiesto que ya lleva varios cientos de adhesiones en contra del apoyo a los Presupuestos. “Pensamos que esta decisión puede suponer un cambio de rumbo en la estrategia de Unidad Popular porque puede representar, en la práctica, la subordinación de la lucha por la transformación social en clave socialista y feminista a la lucha por la liberación nacional”, dice el texto. Y esta decisión “no ha sido fruto de un debate profundo, sino el resultado de decisiones tácticas espoleadas por la vorágine de la lucha institucional y por los focos y la presión mediática partidista”. Consideran, asimismo, que el apoyo a los Presupuestos de Puigdemont “puede ser un punto de no regreso para nuestro proyecto político, puesto que constata que nuestra agenda política ha quedado supeditada, en este momento concreto, a la del independentismo transversal”.

Los disidentes afirman que “es importante preservar espacios de la unidad popular fuera del chantaje con el que JxS ha sometido a la organización, dejándola muy debilitada como elemento autónomo para garantizar tanto el referéndum unilateral por la independencia como las posibilidades de la victoria del sí, en el supuesto de que el referéndum finalmente se pueda celebrar”. Critican especialmente que “vincular las políticas neoliberales al derecho a la autodeterminación es una apuesta perdedora” y recuerdan que una parte significativa de los ciudadanos “solo se comprometerá con el proyecto de república catalana si lo ve como una manera de mejorar nuestras condiciones materiales de vida”. Y los Presupuestos de Puigdemont no lo garantizan.

Así, una parte de los militantes cuperos se compromete a “trabajar por una recuperación de los planteamientos de la CUP de acuerdo con los acuerdos tomados en la Asamblea Nacional de Esparreguera del pasado mes de mayo, donde la organización se comprometió a no entrar en ninguna dinámica que suponga avalar unos Presupuestos que no se planteen la desobediencia clara y frontal en relación a las imposiciones del Estado español”. Y, además, se comprometen a “contribuir de manera activa a la celebración del referéndum unilateral de independencia y a ejercer la desobediencia para hacerlo posible si el Estado español lo quiere impedir”.

Las huestes de los independentistas catalanes se están convirtiendo en un auténtico ejército de Pancho Villa, en el que cada organización o célula independentista va por su cuenta y la propia Candidatura d’Unitat Popular (CUP) ha de ir improvisando respuestas y acciones. El intento de asalto de la organización Arran (una de las organizaciones que dan apoyo a la CUP) a la sede del PP catalán exigiendo la convocatoria de un referéndum no fue una acción coordinada desde la cúpula de la organización independentista.

Carles Puigdemont David Fernández
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