Es noticia
La Cataluña profunda sale de Diada: "Seguir en España es insoportable"
  1. España
  2. Cataluña
LA DIADA EN EL CORAZÓN DEL INDEPENDENTISMO

La Cataluña profunda sale de Diada: "Seguir en España es insoportable"

Berga, uno de los pueblos más simbólicos de la Cataluña interior, tiró de los mejores emblemas del folclore cuatribarrado para celebrar el 11 de septiembre y atestar las calles

Es una lástima que a Berga no llegaran durante la Diada autobuses procedentes de toda España, cruceros mediterráneos y aviones de Nueva York. Porque lo que los turistas se hubieran llevado de este simbólico pueblo de la Cataluña interior es nada menos que un máster en folclore catalán. Hubo sardanas, 'castellers', butifarras, señeras, esteladas, camisetas del Barça, pegatinas del burro, barretinas. Por haber, hubo hasta baile de cabezudos y desfile de las ‘pubillas’ más hermosas del lugar. Con semejante subidón de glucosa catalanista era imposible fallar. Y Berga no falló: juntó a más de 60.000 personas, felices de que, al fin, el carnaval de la independencia se dejase de tanto remilgo en Barcelona y desembarcara en su ciudad.

Es cierto que la manifestación en la Cataluña profunda alcanzó el objetivo de participación. Acudieron "más de" 60.000 participantes, entrecomillado consensuado por la Policía Local de Berga y la Asamblea Nacional Catalana (ANC). Objetivo cumplido y que siga la fiesta. Sin embargo, de esos meritorios 60.000, al menos un tercio fueron menores de edad. Familias enteras, con los niños, la abuela y el perro, que no dudaron en sumarse a la rua, danzar al ritmo de la música popular y clamar por la independencia.

La Diada se ha convertido en una magnífica excursión para los niños, que lo pasan de miedo pintándose la cara y llevando una estelada tipo capa de Superman

En eso se ha convertido la Diada para los catalanes, en una magnífica excursión para entretener a los más pequeños, que cada año se lo pasan de miedo pintándose la cara en casa y llevando todo el día una estelada en plan capa de Superman. Tan hondo ha calado la independencia en gran parte de la ciudadanía catalana, que la misma prudencia que tantos padres exhiben al no bautizar a sus hijos para no condicionar su credo religioso no parece aplicar en lo relativo al credo político. De hecho, tanto la ANC como Òmnium Cultural temblarían si la Diada se convirtiera, como los resorts turísticos, en un 'adults only'.

"En España no nos entienden, por eso hay que seguir saliendo a la calle cada 11 de septiembre", aseguraba Montserrat Casanovas, una de los miles que se desplazaron desde la cercana y muy militante ciudad de Manresa. "Es normal que algunos tengan dudas, porque la independencia avanza muy lentamente, pero avanza. Lo que no podemos es rendirnos, y menos viendo que en España la gente sigue votando a los partidos más corruptos. Es denigrante", continuó. Para Julià Muñoz, transportista, seguir en España es, sencillamente, insufrible. "Muchos catalanes nunca nos habíamos sentido españoles, pero no teníamos ningún problema, íbamos trabajando y viviendo. Pero ha llegado un punto en el que es insoportable. Necesitamos un Estado propio", sentenció. Los argumentos de los manifestantes en Berga no distaron mucho de los habituales: vulneración del derecho a decidir, atentado a la dignidad nacional y latrocinio a las arcas públicas catalanas.

"No nos podemos rendir, y menos viendo que en España la gente sigue votando a los partidos más corruptos. Es denigrante”

"¡Queremos ser una nación libre!", arengó la pantalla gigante instalada en la plaza de Les Creus a pocos minutos de tocar las 17:14, la hora mágica del independentismo. Terminados los parlamentos desde las otras sedes, llegó el momento de gloria para Berga. "¡Arriba esos latidos!", tronaron por megafonía para que la Diada de la Cataluña interior, bautizada como la del pilar de la cultura catalana, saliera guapa en la foto, que no es otra que la que ofreció TV3 en directo para todo el territorio. Y la gente, puro éxtasis, levantó las cartulinas transmutada en los glóbulos rojos de ese corazón que este año se han inventado los organizadores de la Diada. O tal vez se convirtieron en plaquetas dispuestas a tapar como sea la fuga de adictos a la independencia, según quien lo mire.

De lo que no hay duda es de dos cosas acerca de los creativos de la Diada. La primera, que adoran las formas geométricas. Tras el enorme triángulo que abrió paso a la Vía Catalana el año pasado, llegaron este curso los círculos amarillos para hacer un juego de palabras con el lema oficial (‘A punto’) y de paso simular los latidos de un corazón republicano y catalanista. La segunda evidencia es que rompedores con la idea, precisamente, no han sido.

"Se trataba de hacer algo diferente para mostrar al mundo la diversidad de Cataluña y lanzar una reivindicación contundente desde todo el territorio", argumentó Manel Escobet, secretario nacional de la ANC en la región de Berga y supervisor del espectáculo. Y espetó: "Llevamos ya tres siglos en los que el pueblo de Cataluña no ha tenido voz ni se ha respetado su dignidad, y la conclusión que sacamos es que no tenemos cabida en el proyecto de España. Y menos con la clase política que manda hoy en sus instituciones. Tenemos que deshacernos de ese Gobierno mafioso cuanto antes".

"No tenemos cabida en el proyecto de España. Tenemos que deshacernos de ese Gobierno mafioso cuanto antes", afirmó el responsable de la ANC

Bailadas las sardanas, degustados el arroz y la butifarra y cantado a pleno pulmón 'Els Segadors' y el sonsonete de "in-inde-independencia", la jornada terminó con música en directo para los más jóvenes a cargo del grupo Brams, uno de los referentes musicales del nacionalismo cuatribarrado. Aunque casi todo el mundo se fue pronto a casa. Hoy toca escuela y los niños tenían que descansar después de tantas emociones.

Es una lástima que a Berga no llegaran durante la Diada autobuses procedentes de toda España, cruceros mediterráneos y aviones de Nueva York. Porque lo que los turistas se hubieran llevado de este simbólico pueblo de la Cataluña interior es nada menos que un máster en folclore catalán. Hubo sardanas, 'castellers', butifarras, señeras, esteladas, camisetas del Barça, pegatinas del burro, barretinas. Por haber, hubo hasta baile de cabezudos y desfile de las ‘pubillas’ más hermosas del lugar. Con semejante subidón de glucosa catalanista era imposible fallar. Y Berga no falló: juntó a más de 60.000 personas, felices de que, al fin, el carnaval de la independencia se dejase de tanto remilgo en Barcelona y desembarcara en su ciudad.

El redactor recomienda