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El independentismo abre nueva etapa: sin marcha atrás, a por la desobediencia civil
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GUERRA DE CIFRAS EN UNA DIADA MULTITUDINARIA

El independentismo abre nueva etapa: sin marcha atrás, a por la desobediencia civil

La ANC y Òmnium cumplieron y llenaron las calles con una V masiva. La inicial de Votar, Victoria y Voluntad se vistió de rojigualda para imitar una senyera y lo logró

Foto: La manifestacion a favor de la consulta reúne a miles de ciudadanos en Barcelona. (AP)
La manifestacion a favor de la consulta reúne a miles de ciudadanos en Barcelona. (AP)

Diada con nota. La Asamblea Nacional Catalana (ANC) y Òmnium Cultural cumplieron y llenaron las calles de Barcelona con una V masiva. La inicial de Votar, Victoria y Voluntad se vistió de rojigualda para imitar una senyera, y lo consiguió. La Guardia Urbana de Barcelona, generosa con estos eventos desde hace tres años, cifró en 1,8 millones de personas la asistencia, mientras que la Delegación del Gobierno lo cuantificó en algo más de 500.000. La verdad debe de estar entre ambos extremos.

Los medios públicos catalanes, sin embargo, omitieron la segunda cifra y destacaron que eran 200.000 personas más que el año pasado, cuando la propia ANC reconoció que la asistencia a la Via Catalana de 2013 se situó sobre los 800.000 participantes. Incluso para el presidente catalán, Artur Mas, sólo existió la cifra de la Guardia Urbana barcelonesa.

Pero de lo que no hay duda es de que, sean los que sean los movilizados, la convocatoria fue un éxito rotundo. Carme Forcadell, presidenta de la ANC, arengó a los asistentes a la manifestación del día Nacional de Cataluña con un expresivo “¡Votaremos y ganaremos!”. Porque, aseguró, “hemos llenado las calles y el 9 de noviembre llenaremos las urnas”.

Vídeo: Imágenes aéreas de la V de la Diada

Barcelona fue desde las tres de la tarde una fiesta rojigualda. Miles de personas se dirigieron a pie al tramo que les habían asignado los organizadores de la concentración independentista. Mucho grupo y, sobre todo, muchas familias. Con una de ellas iba hasta un perro vestido con la estelada. Y es que el independentismo se está convirtiendo en un movimiento esencialmente familiar, lo que dice mucho de su arraigo social.

Forcadell ya lo advirtió: esta Diada es clave y habrá un antes y un después en la historia de Cataluña. “300 años después hemos recuperado la ciudad y el país”, aseguró recordando el tricentenario de la caída de Barcelona ante las tropas de Felipe V. Y Muriel Casals, presidenta de Òmnium, siguió su estela reivindicativa. “No permitiremos que vuelvan a pisar la voluntad de un pueblo. La libertad no es negociable”, aseguró recordando los recortes del Tribunal Constitucional al Estatuto Catalán y subrayando que el alto órgano no tiene legitimidad para suspender la Ley de Consultas que apruebe el Parlamento catalán el próximo 19 de septiembre.

La suerte está echada

Porque los independentistas aseguran que la suerte está echada. No hay marcha atrás. Los organizadores se encargaron de distribuir consignas entre el público asistente a la manifestación. Fue el presidente de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), Oriol Junqueras, el que abrió el fuego: la llamada de este miércoles a la desobediencia civil no fue una frase más, sino el inicio de una campaña que quiere pisar el acelerador independentista para tensionar a la sociedad.

O eso o el 9-N pasará sin pena ni gloria. O con más pena que gloria, lo que puede significar la tumba política de muchos dirigentes que han vivido sus días de vino y rosas durante el último bienio.

De ahí que la organización proveyese a una parte de sus 7.000 voluntarios de los textos adecuados para ir creando ambiente. “9N: refèrendum. Tant sí com no, Desobediència!” (“9N: Referéndum. Tanto sí como no, ¡Desobediencia!”). Se trataba de un folleto con un texto claro y directo, con emblemas a favor de los Països Catalans, de la estrella (que se incorpora a la senyera para hacer la estelada), de las urnas y de la movilización, pero curiosamente vetando el euro.

“El 9 de noviembre se ha de celebrar un referéndum de autodeterminación. Si nos escamotean el derecho a votar, será necesario desplegar la desobediencia popular ante la situación de democracia cero”, señala el texto.

Vídeo: Una joven vota en una urna a las 17:14 horas en la gran V

También dice que “será preciso aumentar las movilizaciones a medida que se aproxime la fecha para demostrar al mundo que estamos resueltos a llegar hasta el final y para demostrar a los políticos temerosos, tardoautonomistas, que no retrocederemos, que no aceptaremos pactos de rebajas como en la ‘transición’. El 9 de noviembre habrá referéndum. Como pueblo, ya hemos demostrado que somos capaces de organizarnos. Volveremos a hacerlo, para dar voz a todas las opiniones”.

Y no sólo eso: “El 10 de noviembre será preciso hacer valer el resultado. El Estado español deslegitimará nuestra expresión democrática. Por ello, será necesario que iniciemos unilateralmente el despliegue del contrapoder y que aislemos los resortes de poder del Estado español”.

President, ponga las urnas”

En un último párrafo, el folleto de las consignas resalta que “sabemos que nos enfrentamos a un Estado con una larga tradición de autoritarismo y represión, en el cual se apoyan grandes intereses oligárquicos. Por tanto, no nos regalarán nada, al contrario. Pero nosotros también tenemos nuestra propia tradición. 300 años de dominio son 300 años de solidaridades y resistencias. Sabremos cómo sortear las zancadillas y las puertas cerradas. Estamos decididos a ganar y ganaremos”.

Sus cartas, pues, ya están todas encima de la mesa. Pase lo que pase, se inicia una etapa de desobediencia hacia todo lo que huela a España o Estado español. Ya lo dejó claro Carme Forcadell: President, ponga las urnas”. La legalidad queda en un segundo plano, arrollada por lo que se reivindica como legitimidad.

Tras el acto, Artur Mas recibió a una comisión de los organizadores y luego valoró la Diada. Felicitó a la ANC, a Òmnium y a la Asociación de Municipios por la Independencia (AMI) y resaltó que “ningún país del mundo tiene este poder de movilización. Este pueblo quiere ser escuchado, quiere votar, quiere ser tenido en cuenta y quiere ser respetado. No se puede silenciar a un pueblo que quiere hablar y no se puede impedir votar a un pueblo que quiere votar. Es un doble error. Que se sienten a una mesa y negocien las condiciones en que el pueblo catalán vote”.

Luego, retomó su tono épico ya tradicional y clamó: “Cuando veo a un país movilizado de esta manera para reivindicar sus derechos y lanzando mensajes tan potentes como los que lanzáis, vuestro presidente no sólo se siente orgulloso de serlo, sino comprometido”. Y de la misma manera subrayó su compromiso para intentar que haya en torno a la consulta el máximo consenso político posible.

Vídeo: Manifestación en Tarragona contra el independentismo

Paralelamente, Sociedad Civil Catalana (SCC) reunió a 7.000 personas en Tarragona (datos del Ayuntamiento de la ciudad, rebajados a la mitad por los Mossos d’Esquadra) en una jornada que tenía como objetivo reivindicar la senyera y el seny (cordura). Allí estuvieron presentes los principales dirigentes de PP y Ciutadans.

Albert Rivera, presidente de C’s, aprovechó para arremeter contra Artur Mas por haber hecho de éste un día de confrontación. Sabía lo que decía: por la mañana tuvo que salir escoltado de la Plaza Cataluña, donde participó en el programa Al Rojo Vivo, de laSexta, porque algunos exaltados independentistas le querían agredir. “Mas y Junqueras han dividido a la sociedad catalana en dos”, advirtió Rivera.

La exministra socialista Carme Chacón, también presente en el acto, pidió unidad para que el 11 de septiembre vuelva a ser de todos y advirtió que el proceso soberanista no sólo provoca la ruptura de Cataluña con el resto de España, sino también una fractura interna dentro de la propia Cataluña. Las instancias oficiales, sin embargo, optaron por ignorar el acto tarraconense y abandonarse a la ebriedad del éxito de la Diada independentista.

Diada con nota. La Asamblea Nacional Catalana (ANC) y Òmnium Cultural cumplieron y llenaron las calles de Barcelona con una V masiva. La inicial de Votar, Victoria y Voluntad se vistió de rojigualda para imitar una senyera, y lo consiguió. La Guardia Urbana de Barcelona, generosa con estos eventos desde hace tres años, cifró en 1,8 millones de personas la asistencia, mientras que la Delegación del Gobierno lo cuantificó en algo más de 500.000. La verdad debe de estar entre ambos extremos.

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