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Artur Mas llamó a su candidata de Tarragona para que no pactara con el PP
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LOS POPULARES NEGOCIAN EL APOYO A LOS PRESUPUESTOS DEL GOBIERNO CATALÁN

Artur Mas llamó a su candidata de Tarragona para que no pactara con el PP

La dirección de Convergència i Unió (CiU) se salió con la suya y doblegó finalmente a la dirección territorial de Tarragona, que ya tenía atado prácticamente

Foto: Artur Mas llamó a su candidata de Tarragona para que no pactara con el PP
Artur Mas llamó a su candidata de Tarragona para que no pactara con el PP

La dirección de Convergència i Unió (CiU) se salió con la suya y doblegó finalmente a la dirección territorial de Tarragona, que ya tenía atado prácticamente un pacto con el Partido Popular (PP) para arrebatar la alcaldía al Partit dels Socialistes de Catalunya (PSC), que había ganado de largo las elecciones municipales en esta ciudad: el candidato socialista, Josep Fèlix Ballesteros, obtuvo 12 concejales, frente a los 7 de la convergente Victòria Forn y otros 7 del popular Alejandro Fernández. Estos dos últimos no dejaron de hacerse guiños políticos desde el día siguiente al 22-M. Sin embargo, las cosas se torcieron.

La dirección de CiU acordó una decisión salomónica: facilitar que gobernase la lista más votada excepto en contadas ocasiones. El propio Oriol Pujol, secretario general adjunto de Convergència Democràtica (CDC), se desplazó esta semana a Tarragona para poner orden en sus filas, ya que Forn sostenía que los ciudadanos tarraconenses querían un cambio y que el pacto lógico era de CiU con PP. Fuentes conocedoras de esa reunión señalaron a El Confidencial que “fue muy tensa. Oriol casi fue manteado. Llegó como quien llega a las colonias y salió escaldado”. Total, que el propio Artur Mas en persona tuvo que desbloquear la situación y dar la orden a Victoria Forn para que paralizase cualquier pacto con el PP. La disposición de la candidata convergente despertó incluso las críticas de Unió Democràtica (UDC), partidaria de que Ballesteros siguiese detentando la alcaldía.

Con esta batalla interna, la candidata convergente en esa localidad “ha quedado tocada”, según las mismas fuentes. Primero, porque en las elecciones bajó 2,5 puntos y sacó un concejal menos que en la anterior legislatura. Fue una de las pocas zonas donde los convergentes pincharon. Y segundo, porque con su maniobra de pacto con el PP, “al final, hizo el ridículo” y se enfrentó a la dirección del partido en una batalla “que tenía perdida de antemano”.

Pero la luz verde para el candidato socialista permite a CiU justificar que también gobierne en Badalona, la tercera ciudad catalana, el candidato del PP, Xavier García Albiol, que ganó las elecciones pero que no dispone de mayoría suficiente, ya que un pacto de la oposición le dejaría fuera del sillón municipal. Por si fuera poco, cumpliría una de las exigencias del PP: gobernar en esa ciudad, que considera prioritaria por el peso específico que tiene. Falta sólo consolidar la misma estrategia en Castelldefels, al sur de Barcelona, donde el PP fue la lista más votada y Mas lo tendrá más fácil para gobernar. Y, por si fuera poco, se asegura el voto afirmativo (y absolutamente necesario) del PP para poder gobernar la poderosa Diputación de Barcelona.

En otras localidades de menor importancia, las decisiones dependerán en mayor medida de las estructuras locales. En El Vendrell, por ejemplo, donde CiU estaba dispuesta a arrebatar la alcaldía al PSC (que fue la lista más votada) con los votos de la xenófoba Plataforma per Catalunya (PxC), las negociaciones entre convergentes y socialistas se retomaron ayer por la mañana y cerraron finalmente un pacto de legislatura: se repartirán dos años cada uno el sillón municipal. En esta localidad, el PSC obtuvo 7 representantes; CiU, seis; PxC, cinco; el PP, 2; y ERC, 1. Paralelamente, Plataforma per Catalunya anunció que, aunque estaban dispuestos a votar a los convergentes para no dejar gobernar a los socialistas, finalmente se votarán a sí mismos.

La situación contrasta con Ulldecona (Tarragona): PSC y CiU obtuvieron cuatro concejales cada uno, frente a 2 del PP, dos de una lista independiente y otro de otra lista también independiente. Aquí quien ganó en votos fueron los socialistas, pero un pacto de CiU, PP y un lista independiente le ha dado el sillón municipal a CiU.

Dos reuniones clave

Los pactos municipales discurren paralelos a los pactos para apoyar los presupuestos. Ayer, el presidente de la Generalitat se reunió con la presidenta del PP catalán, Alicia Sánchez-Camacho. Ambos sentaron las bases de lo que puede ser una colaboración futura que asegure estabilidad al Gobierno, empezando por la aprobación de los presupuestos de la Generalitat para este año, ya que de momento tiene los presupuestos del 2010 prorrogados (no pudieron aprobarse a finales del 2011 porque estaba disuelto el Parlamento como consecuencia de la celebración de elecciones autonómicas).

Y la primera consecuencia es que el PP no presentará enmienda a la totalidad ni votará las de los restantes grupos, con lo que queda allanado el camino para que los populares puedan introducir modificaciones en las partidas, en la Ley de acompañamiento o en la Ley Ómnibus que prepara el Ejecutivo catalán.

Tras la reunión de Mas y Sánchez-Camacho, ésta mantuvo otra reunión con el consejero de Economía, Andreu Mas-Colell; el portavoz de CiU en el Parlamento, Jordi Turull; el portavoz del PP en el Parlamento, Enric Millo; y el secretario general del PP catalán, Jordi Cornet. En esta segunda reunión, decidieron formar un grupo de trabajo (que podrán ser varios dependiendo de la complejidad de los asuntos).

“Lo que exigimos es que sean unos presupuestos austeros, que se ajusten lo más posible a las previsiones de déficit y que no se carguen los recortes en temas sociales como la sanidad, la educación y los servicios sociales”, señalaron fuentes del PP a este diario. Según estas fuentes, “el hecho de que aceptemos trabajar conjuntamente con el Gobierno no quiere decir que vayamos a votar sí a los presupuestos, sino que viene como consecuencia de que vemos que hay disponibilidad y que CiU está abierta a hablar de las principales líneas que les hemos presentado. Pero que nadie piense que Artur Mas tiene garantizado el sí del PP”.

El propio Enric Millo señaló ayer, tras las reuniones, que la decisión de no presentar enmienda a la totalidad se debe a que “el Gobierno ha cambiado de actitud respecto a nuestros planteamientos. Y dado que las conversaciones avanzan de manera satisfactoria, somos coherentes y no la presentaremos”. Con eso, según fuentes del PP, queda alejado el peligro de que el Gobierno tenga que redactar un nuevo presupuesto para presentar en el Parlamento.

El portavoz popular advirtió, no obstante, que “ahora se abre una segunda etapa en donde un grupo de trabajo del Gobierno y uno del PP habrán de discutir ya cuestiones concretas de los presupuestos. Los populares basan sus reivindicaciones en tres ejes: la simplificación y racionalización de empresas y organismos públicos; la estabilidad presupuestaria y el recorte de gastos superfluos; y la reducción del impacto de los recortes en salud, educación y servicios sociales. A Mas le ha llegado, pues, un balón de oxígeno cuando más lo necesitaba.

La dirección de Convergència i Unió (CiU) se salió con la suya y doblegó finalmente a la dirección territorial de Tarragona, que ya tenía atado prácticamente un pacto con el Partido Popular (PP) para arrebatar la alcaldía al Partit dels Socialistes de Catalunya (PSC), que había ganado de largo las elecciones municipales en esta ciudad: el candidato socialista, Josep Fèlix Ballesteros, obtuvo 12 concejales, frente a los 7 de la convergente Victòria Forn y otros 7 del popular Alejandro Fernández. Estos dos últimos no dejaron de hacerse guiños políticos desde el día siguiente al 22-M. Sin embargo, las cosas se torcieron.

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