El Gobierno catalán toma el control de instituciones con hombres de su confianza

Instituciones semiprivadas, entidades cívicas y fundaciones son ahora el objetivo del Gobierno catalán, una vez que ha tomado ya el control de la Administración tras las elecciones autonómicas del pasado mes de noviembre. Convergència i Unió ha nombrado, en las últimas semanas, a miembros de patronatos o ha influido en la elección de las direcciones de determinadas instituciones en un proceso paulatino de asalto a las mismas. Se trata de lo que se podría denominar la “segunda corona” del poder, entidades donde el Gobierno tiene participación y en las que renueva a los vocales que le pertenecen.

Sin embargo, aquí es donde aparecen recelos. Las promesas del presidente del Gobierno catalán, Artur Mas, de incorporar independientes a su proyecto, se cumplió sólo a medias. En la formación del Gobierno, por ejemplo, llamó a personas que no eran militantes de CiU, como el consejero de Economía, Andreu Mas-Colell; el de empresa y Ocupación, Francesc Xavier Mena; el de Sanidad, Boi Ruiz; e incluso fichó al ex socialista Ferran Mascarell para Cultura. Pero ahí pareció quedarse todo, ya que los cargos en las estructuras de las consejerías ya fueron copados casi en su totalidad por personas políticamente vinculadas a la formación nacionalista. Ahora, en la segunda etapa de control de organismos, esta dependencia política se acentúa significativamente.

Dos de los ejemplos más claros de esta estrategia son los cambios producidos en sendas instituciones emblemáticas. Por un lado, el Hospital Clínico de Barcelona, que ha elegido como presidente a Xavier Pomés, un hombre de partido que había sido consejero de Sanidad en los gobiernos de Jordi Pujol. Otro ejemplo es el nombramiento de Sol Daurella como presidenta del Teatro Nacional de Cataluña (TNC), que sustituye en el cargo a Romà Cuyàs. En el Patronato de la Montaña de Montserrat, el presidente de la comisión Ejecutiva será Joan Rigol, ex presidente del Parlamento autonómico y ex presidente de Unió Democràtica de Catalunya (UDC). Éste último organismo, no obstante, acoge también, aunque en mucha menor medida, a representantes de la Administración central, de la Diputación, de ayuntamientos cercanos y de una empresa privada, aunque el mayor peso recae en la Generalitat al ser de titularidad pública.

“Que se nombren a personas afines es normal, pero se está apostando demasiado por personas vinculadas directamente al partido. Incluso hay algunos patronatos que se han renovado exclusivamente con personas convergentes, rompiendo la tendencia seguida hasta ahora de incluir a profesionales de prestigio”, señala una fuente del patronato de una de estas instituciones.

Decenas de patronatos en un solo día

La actividad de cambios en la Generalitat ha sido frenética las últimas semanas. En un solo día, por ejemplo, se nombraron a los patronatos de varias decenas de fundaciones. “Lo malo -prosiguen las fuentes consultadas - es que a expertos en sanidad, por ejemplo, los han puesto en temas culturales o viceversa. en muchos casos, se han hecho los cambios sin pies ni cabeza”.

En el Hospital Clínico, fueron nombrados a propuesta de la Generalitat siete miembros del Patronato, mientras que la Universidad de Barcelona nombró a sólo dos. Además del significado políticamente presidente (Xavier Pomés), varios de estos miembros se consideran personas cercanas a CiU.

En el TNC ya hubo sus más y sus menos a comienzos del mes de marzo. El director general del teatro, Alfred Fort, dimitió después de que el consejero de Cultura ni lo hubiera citado para hablar con él, ya que el TNC es el principal organismo de las artes escénicas que tiene Cataluña. El desembarco de Sol Daurella ahora comporta también la llegada de Xavier Solà, secretario general de Cultura y ex teniente de alcalde de Vic, Georgina Arderiu, secretaria general de Economía y Conocimiento, Jacint Boixassa, director general de Patrimonio, o Marian Muro, directora general de Turismo, todos ellos considerados políticamente cercanos a CiU. Daurella, además, es la esposa de Carles Vilarrubí, que había sido director general del Juego con Jordi Pujol y ha sido uno de los hombres de confianza de CiU en el mundo de la empresa.

Otro de los nombramientos que ha levantado polvareda es el de Josep Prat Domènech como presidente del Instituto Catalán de la Salud (ICS). Prat ya había sido director del Servicio Catalán de la Salud entre 1998 y 2003. . A partir de esa fecha, se integró como director general en el grupo Innova y desde el 2009 era también consejero del grupo USP Hospitales. “Lo que se ha hecho es introducir intereses partidistas en la sanidad. Prat proviene de la sanidad concertada, que es la principal enemiga del ICS y lo que puede producirse con este aterrizaje es descapitalizar el organismo público y beneficiar a las empresas privadas, lo que sale mucho más caro para las arcas de la Administración”.

Mención aparte merece el proceso electoral del Círculo de Economía, donde Josep Piqué acaba de sustituir a Salvador Alemany. Piqué, que fue ministro de Industria y de Exteriores con José María Aznar, había comenzado su carrera política en la Generalitat de los años 80 como director general, junto a otro de los valores emergentes de Convergència que luego también participó en el Gobierno del PP: Anna Birulés. El actual presidente de Vueling fue la apuesta de Alemany, que además de presidente de Abertis es el presidente de la comisión asesora de Mas en materia económica.

Un sector del Círculo de Economía no se recata en criticar lo que considera un pacto político para controlar el Círculo. Y subrayan que el pasado del nuevo presidente y su estrecha vinculación política puede dañar la imagen del Círculo en el futuro próximo, ya que éste posiblemente se tenga que pronunciar sobre temas que enfrentan al Gobierno de la Generalitat con el Gobierno central. Pero tradicionalmente, en las cinco décadas que esta institución lleva en marcha, siempre se ha seguido el mismo mecanismo de elección del sucesor, que es introducido por el presidente saliente. En este sentido, Alemany tenía a su favor no sólo la luz verde política del Gobierno catalán, sino el hecho de que Piqué no está mal visto entre la clase empresarial catalana. Además, el ex ministro tuvo la inteligencia de introducir en la dirección una serie de jóvenes valores provenientes de estratos ideológicos diferentes. Y esta habilidad abortó el conato de rebelión a bordo en el Círculo.