900 euros por 50 metros cuadrados: las zonas vip del Pirineo se acercan al 'fenómeno Baleares'

El turismo en el Pirineo aragonés está experimentando un auge considerable. Su crecimiento es tal que, en los últimos años, la temporada alta va más allá del invierno para abarcar también un verano repleto de actividades en la naturaleza o entre patrimonio románico. Esto tiene una incidencia más que notable: los precios de los alquileres están disparándose y las zonas turísticas se consideran ya como tensionadas. Así lo reconoce el Instituto Nacional de Estadística (INE) en uno de sus últimos estudios, que advierte de que el número de alojamientos de vivienda turística en la zona tiene el mayor porcentaje por metro cuadrado respecto al coste.

Una situación que hace que la tensión en el mercado inmobiliario en el Pirineo se esté volviendo comparable a la de destinos turísticos como Málaga o Ibiza. Por ello, las afecciones son múltiples para los trabajadores que no buscan una vivienda como fin turístico. La zona pirenaica aragonesa, que emplea a casi 5.000 trabajadores en hostelería o en el sector servicios, muchos de ellos procedentes de otras regiones, se enfrenta a un mercado de alquiler limitado y altamente costoso. La falta de opciones de alojamiento asequibles está llevando a algunos trabajadores a rechazar ofertas de trabajo temporales.

Los trabajadores, especialmente en las categorías salariales más bajas del sector de la hostelería y en las estaciones de esquí de Aramón, con sueldos cercanos a los 1.200 euros, encuentran inviable pagar alquileres desorbitados cerca de sus centros de trabajo. O incluso alojarse en municipios alejados a más de 50 kilómetros con un alquiler más aceptable. Esto último causa rechazo, porque son trabajos que requieren largos desplazamientos, dada la combinación de bajos salarios, turnos partidos y gastos de transporte.

En conversación con El Confidencial, desde el Grupo Aramón aseguran que tienen "sensibilidad" con esta realidad que se extiende a todas las zonas turísticas. Sin embargo, detallan que no perciben que sea un freno importante para sus trabajadores. "Hay que tener en cuenta que la estabilidad de los trabajadores de temporada es cada vez mayor en la empresa y esto influye en su situación personal. No obstante, en el Valle de Tena tenemos plazas a través de convenios con establecimientos hosteleros para hacer accesible la vivienda para quien la necesite", reconocen las fuentes consultadas.

El boom de vivienda turística en el Pirineo

La creciente presencia de viviendas turísticas que acaparan el mercado, concretamente en el Pirineo aragonés, ha hecho que los municipios de Alquézar o El Pueyo de Araguás ya tengan más de un 15% de vivienda turística respecto al total. En otros municipios, una de cada cinco viviendas son ya de uso turístico. Las cuatro comarcas pirenaicas de Aragón —Jacetania, Alto Gállego, Sobrarbe y Ribagorza— se encuentran en régimen de zona tensionada por tener pisos turísticos. Una cifra muy por encima del 2,26% que delimita el último nivel de riesgo.

El Valle de Tena, donde está la estación de Formigal, es uno de los más afectados, reconocen desde Fincas Jaca. Estos alquileres de apartamentos de 50 metros cuadrados pueden alcanzar los 900 euros mensuales. En el Valle de Benasque, la situación es similar. Pero, si hay un sitio en el que la situación es casi crítica, es en el Valle de Aragón, a pesar de que la oferta de vivienda es mayor.

Opinión

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A vueltas con la limitación del precio de los alquileres

Eduardo Leira

Casi todas las localidades del Pirineo aragonés tienen entre un 2,25% y un 30% de pisos convertidos en viviendas de uso turístico. Ese mínimo del 2,25% ya supera el límite establecido. El INE detalla con estas cifras la gravedad de que la presencia de estos pisos, destinados al negocio, supere el 2,2% de la oferta inmobiliaria de la localidad.

Para aliviar esta tensión social y de falta de vivienda a precio asequible, ayuntamientos como Panticosa, Biescas, Canfranc o Sallent de Gállego están promoviendo la construcción de vivienda social. En Panticosa, por ejemplo, se está rehabilitando un edificio para convertirlo en apartamentos accesibles. También hay intentos de regular los alquileres turísticos, como ya se ha hecho en Boltaña, para asegurar vivienda para profesionales esenciales. Otro municipio, Aínsa, se ha adelantado como la primera localidad en implantar medidas para limitar a 60 los pisos turísticos en el lugar.

En Villanúa, su alcalde Luis Terrén ha optado por adquirir desde el ayuntamiento un edificio de 27 apartamentos que quedó a medias tras la crisis inmobiliaria para destinarlo al alquiler. En Canfranc, el regidor, Fernando Sánchez, ha decidido crear una bolsa de viviendas para los interesados. Desde la gerencia de la Asociación Provincial de Hostelería y Turismo del Pirineo, se denuncia la problemática, en conversación con este diario, y se exigen ayudas al alquiler por parte del Gobierno autonómico o la Diputación de Huesca para mejorar el acceso a la vivienda, ya que el mercado actual favorece más el alquiler turístico que el residencial a largo plazo.