El arte sacro reclama su peso como industria al alza tras seis siglos de historia
Los artistas piden mayor regulación para evitar la competencia desleal y ayudas a la formación de aprendices en los oficios, además de la rebaja del IVA al 10% prevista en 2025
El arte sacro vive en pleno siglo XXI una edad dorada tanto por calidad de sus producciones como por el crecimiento del número de talleres y de artistas que surgen por todo el país, especialmente en Andalucía. Sin embargo, se trata de un sector disperso y poco atendido por las administraciones que ha dicho basta y quiere ser reconocido por su contribución cultural, artística, religiosa e inmaterial, pero también por su aportación económica.
Sevilla es desde hace seis siglos el epicentro de esta industria, pero no ha sido hasta 2018 cuando un buen grupo de artistas ha vuelto a aglutinarse como en la antigüedad en torno a la Asociación Gremial de Arte Sacro.
Entre sus asociados se encuentran orfebres, diseñadores, imagineros, pintores, restauradores, tallistas, carpinteros, escultores, bordadores, doradores, pasamaneros, bolilleros, protectores de cuero, cordoneros y complementos para imágenes.
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— Ayuntamiento de Sevilla (@Ayto_Sevilla) March 21, 2024
Desde el Ayuntamiento de #Sevilla apoyamos al gremio de #artesacro 🪡👑🥁 y el trabajo de nuestras Hermandades.
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Esta organización se está moviendo intensamente para dignificar un sector no siempre conocido y reconocido. De momento, este año han conseguido que el Gobierno central le conceda la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes a propuesta del ministro de Cultura, Ernest Urtasun (Podemos), y cuya entrega se formalizará próximamente con la presencia de los Reyes de España.
Al frente de esta asociación se encuentra Francisco Carrera Iglesias, Paquili, un prestigioso bordador y activo cofrade que fue hermano mayor de la Hermandad del popular barrio sevillano del Cerro del Águila. Allí mismo cuenta con su taller, con siete empleados y dos becarios, que apenas dan abasto para atender la demanda creciente de estos años.
Este bordador asegura que esta Medalla supone un reconocimiento nacional de la excelencia de un gremio de "artistas, que no es lo mismo que artesanos" tras siglos de historia de calidad.
Paquili reconoce el gran momento que vive este sector. "Las redes sociales han contribuido a que en Galicia o País Vasco, donde había una Semana Santa con una tipología distinta, se esté asentando culturalmente el estilo de arte sacro de la Semana Santa de Sevilla, que es la mayor y más importante de España". "Desde distintas hermandades y cofradías de todo el país y de fuera se busca a artistas ya consagrados en esta ciudad o también a jóvenes promesas en su actividad", explica.
Sin embargo, esta excelencia está amenazada por varios motivos. Uno de ellos es que esas mismas redes sociales se convierten en fuente de inspiración para jóvenes con buenas habilidades, pero que no tienen dónde formarse y que acaban haciéndolo a través de tutoriales hechos por cualquiera que busque seguidores.
"No existe una formación reglada para transmitir estos conocimientos, excepto en pintura y escultura, que se dan en la Facultad de Bellas Artes", denuncia Carrera Iglesias. Por ello, piden subvenciones para poder dar formación a los aprendices en sus propios talleres y asegurar la excelencia del arte sacro.
Este vacío es tal que muchos de estos artistas de hasta 14 disciplinas no tienen identificación oficial como profesión por parte del Gobierno. "Un orfebre es una empresa metalúrgica, aunque su materia prima sea oro y plata, mientras que un bordador es un surtidor de medias", lamenta este artista.
El Ministerio está intentando solucionarlo y englobará a los profesionales del arte sacro en el grupo 861, junto a pintores, ceramistas, artesanos, grabadores, artistas falleros y artistas similares.
Regularizar el sector es una de las tareas prioritarias para esta asociación que denuncia la competencia desleal de talleres ilegales. Sin embargo, lo cierto es que ni ellos saben realmente las cifras de un sector que se ha movido en demasiadas ocasiones en la economía sumergida.
Paquili asegura que "hasta ahora no ha habido interés ninguno por parte de la administración pública en hacer un estudio profundo y cuantificar el arte sacro como industria. Por eso, nosotros hemos llegado a un acuerdo con la Universidad de Sevilla para hacerlo y confiamos en poder presentarlo el próximo año".
El Libro Blanco del Arte Sacro no solo nos pondrá cifras de lo que supone este sector, sino que quiere estudiar su influencia cultural, artística, turística, etc., así como analizar sus posibilidades.
Por su experiencia, explica que "solo en Sevilla tenemos unos 300 talleres de todas esas profesiones que mueven 800 o 1.000 personas", pero desconoce cuánto pueden facturar en total, porque no es lo mismo tallar una imagen o un paso que hacer una corona de oro o un manto de salida para una Virgen.
Lo que sí han conseguido ya del Gobierno central es la reclamada rebaja del IVA cultural del 21 al 10% para estos sectores, que debe entrar en vigor en enero de 2025. Así lo anunció el Ministerio de Hacienda a final de febrero. El departamento que preside la sevillana María Jesús Montero se acogerá a la mayor flexibilidad que permite la Unión Europea para estos artistas que son microempresas y autónomos.
⛪️@AndaluciaJunta dedicará casi 8 millones a la conservación, difusión e investigación del arte sacro.
— Cultura Junta de Andalucía (@CulturaAND) March 25, 2024
Se ha establecido un plan de trabajo hasta 2026 que comprende cinco líneas de actuación, que se revisarán con carácter anual.
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A nivel regional, la siguiente batalla de la asociación es que la Junta de Andalucía les reconozca como Bien de Interés Cultural. Hace ya un año que el Parlamento Autonómico aprobó por unanimidad una propuesta de Vox para instar al Gobierno andaluz a hacerlo, pero el Ejecutivo de Juanma Moreno se está retrasando en llevar a cabo esta legislación que daría un importante amparo legal a este gremio.
Por último, Paquili agradece la atención del Ayuntamiento de Sevilla a esta asociación, a la que han apoyado los "alcaldes de todos los colores porque son conscientes de lo que supone para la ciudad este gremio para la transmisión del patrimonio, la cultura, la fe, el turismo, etc".
El arte sacro vive en pleno siglo XXI una edad dorada tanto por calidad de sus producciones como por el crecimiento del número de talleres y de artistas que surgen por todo el país, especialmente en Andalucía. Sin embargo, se trata de un sector disperso y poco atendido por las administraciones que ha dicho basta y quiere ser reconocido por su contribución cultural, artística, religiosa e inmaterial, pero también por su aportación económica.