La oscura caída de uno de los hombres más poderosos del campo andaluz
El juez de las facturas falsas de UGT decidirá sobre la fulminante destitución de Agustín Rodríguez al frente de la Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos de Andalucía
Agustín Rodríguez, natural de Baeza (Jaén) y olivarero, es uno de los hombres con más poder y capacidad de influencia sobre las decisiones que en los últimos años se han tomado en el campo andaluz. Su destitución fulminante días atrás y la guerra civil abierta dentro de la Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos lo han puesto en el disparadero. Su lista de cargos es casi tan amplia como la de sus amistades en el poder. Íntimo del exvicepresidente socialista Gaspar Zarrías, también jiennense, y del ex ministro Miguel Arias Cañete, su círculo más próximo admite la gran influencia del líder sindical tanto en la Junta de Andalucía como en el Gobierno de la nación. En la actualidad, conserva importantes relaciones en el primer escalafón del poder. Con la exconsejera andaluza de Agricultura Elena Víboras pisaba moqueta oficial con frecuencia. Desde su entorno más próximo apuntan a su estrecha relación con el actual secretario de Estado de Agricultura, Carlos Cabana.
Rodríguez, un hombre que ha ejercido su poder sin medias tintas y mano dura, formaba parte de la Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos (UPA), una organización ligada a UGT, desde su constitución en 1988. En 1993 ingresó en su ejecutiva como secretario general y en 2003 se hizo con el poder de la cúpula andaluza. Un cargo que ha ejercido con plenos poderes y grandes apoyos durante 12 años hasta que el pasado jueves 29 de octubre la dirección federal de la UPA decidió por unanimidad y de forma irrevocable su cese fulminante alegando “pérdida de confianza”. Como respuesta, la dirección andaluza ratificó su poder y el de todos los miembros de la comisión ejecutiva. Solo se iría, advirtió el líder sindical, por orden de un juez.
Así será. Ante el amotinamiento de la cúpula andaluza, dos de los máximos responsables de la UPA llegaron a Sevilla el pasado miércoles junto a una notaria. Se encontraron la sede de la organización cerrada y vacía, los trabajadores fueron instados a tomar unos días de asuntos propios, mientras que dos guardias de seguridad, contratados por Agustín Rodríguez días antes, custodiaban la puerta y les impedían el paso. Tenían orden de no dejar acceder a nadie sin una orden judicial. El secretario de organización de UPA, Marcos Alarcón, acudió al juzgado e interpuso una denuncia contra el líder andaluz y su número dos, Montserrat Moyano. En el escrito, al que ha tenido acceso este periódico, sostienen que se han cometido “gravísimas irregularidades” y denuncian que dos días después de su cese, ambos responsables andaluces se dirigieron a la sede de UPA Andalucía “con el fin de manipular los ordenadores y llevarse toda la documentación de la organización, para así destruir todo aquello que pudiera comprometerles”. “Dada la urgencia y la gravedad del caso”, y para evitar la destrucción de pruebas, reclaman al juez que les permita acceder a la sede andaluza. El magistrado dio la orden en pocas horas y la policía abrió la sede. UPA Andalucía interpuso el viernes un recurso.
El caso recayó en el juzgado de Instrucción número 9 de Sevilla, el mismo que investiga las facturas falsas del sindicato UGT en Andalucía. Algo que la cúpula andaluza de la UPA no considera ni mucho menos casual. Al magistrado ya le sonaba el nombre de la organización. Figuró en uno de los informes de la Guardia Civil donde se rastrearon varios correos electrónicos en los que la UPA preguntaba a UGT en concepto de qué quería las facturas. Se señaló a esta organización agraria como una de las que elaboraban “facturas a la carta” para el sindicato. Se intuía así que UPA pudo contribuir al sistema creado por su sindicato para desviar de forma sistemática fondos públicos para una financiación ilegal. Agustín Rodríguez siempre negó esta acusación. Fuentes de UPA Andalucía aseguran que solo se trataba de una colaboración de UGT en uno de sus congresos y que se les preguntaba qué concepto querían financiar.
De las facturas falsas a los cursos de formación
No es la única vez que Rodríguez ha estado en el punto de mira de la justicia. Esta vez no fue por UPA sino por la Asociación de Regantes de Andalucía, Areda, nacida en 2005 y donde el líder sindical ocupa una vicepresidencia. El fiscal abrió hace más de un año una investigación por indicios de responsabilidad contable y penal en una serie de subvenciones aprobadas por la Junta de Andalucía y denunciadas por Feragua, la patronal de regantes y adversaria de Areda. Las ayudas investigadas, dentro de la trama de los cursos de formación, suman más de 150.000 euros y se otorgaron para cursos y para la celebración de su congreso. Desde UPA aseguran que no han vuelto a tener noticias de esta investigación judicial.
El fiscal abrió hace más de un año una investigación por indicios de responsabilidad contable y penal en una serie se subvenciones aprobadas por la Junta
Todo está envuelto en una densa nebulosa. Cuando se pregunta a los responsables de UPA en Madrid qué “graves irregularidades” habría cometido su jefe en Andalucía, solo señalan como desencadenante de su destitución un desfase en el censo de afiliados. Pese a los requerimientos emitidos, Rodríguez no proporcionó información sobre las cuotas ni el número de afiliados andaluces, que en los últimos cuatro años habría caído un 50%. Desde UPA Andalucía aseguran que esto es responsabilidad de las direcciones provinciales y en ningún caso de la ejecutiva andaluza. Señalan que esto es solo una “excusa” y que se ha abierto “una auténtica caza de brujas” contra Agustín Rodríguez tras intentar la dirección federal sin éxito destituirlo en 2005. La pugna viene de lejos. UPA está en plena fase congresual en las provincias. Todas, menos Almería y Córdoba, han cerrado filas con el dirigente andaluz. Después del golpe de mano desde Madrid, ambas provincias celebraron este viernes sus congresos con la presencia del secretario general, Lorenzo Ramos, el archienemigo de Rodríguez, según describen desde su entorno. Desde Andalucía señalan que todo es una operación para alzarse con un poder que se les resiste de forma democrática. Tampoco ocultan que UPA Andalucía, que alegan que tiene estatutos y personalidad jurídica propia, será clave para elegir al próximo dirigente de UGT.
Investigan su patrimonio
En mitad de esta guerra, el pasado sábado la cadena Ser dio una información en la que apuntaba a una investigación judicial abierta contra Agustín Rodríguez que él niega. Se apunta a la compra a tocateja, sin cargas hipotecarias, de una gran vivienda en Baeza supuestamente edificada en 2013 (quienes la han visitado no ocultan que es “todo un palacete”). Esta casa obtuvo licencia previamente como alojamiento rural, algo que nunca fue. Siempre fue su residencia privada, admiten desde su entorno. La referencia catastral del inmueble señala su construcción en 2008, 664 metros cuadrados construidos, y su cambio de titularidad de alojamiento rural a residencia privada en 2012 según acta del Ayuntamiento de Baeza. El líder sindical asegura que esta casa es fruto del esfuerzo de su trabajo. Niega tener conocimiento de que estén investigando su patrimonio y declara la propiedad de cientos de hectáreas de olivar, junto a su mujer. No especifica el valor de estos terrenos, cuánto recibe por ellos de fondos europeos y tampoco desvela su sueldo. Rodríguez no cobra como líder sindical andaluz sino como secretario general de UPA Jaén, posiblemente la provincia donde la organización es más poderosa, con más de 3.000 afiliados.
Uno de los asuntos que la dirección federal de UPA quiere aclarar cuanto antes es la relación de la organización con la asociación de regantes Areda. Desde la ejecutiva andaluza, aseguran que ambas entidades son totalmente independientes pese a la presencia de Rodríguez en ambas direcciones. Apuntan a la misma relación que la patronal Asaja pudiera tener con Feragua. Para sus detractores, Areda se convirtió en “un chiringuito muy jugoso” para Agustín Rodríguez, desde donde señalan que se pudo convertir en un “conseguidor de licencias de riego” previo pago de cantidades que nada tendrían que ver con una cuota habitual de este tipo de asociaciones. Sin embargo, de momento nadie ha interpuesto nunca una denuncia sobre este asunto. “Es un hombre muy poderoso y persuasivo. Un agricultor de Quesada (población jiennense) que se atrevió a pedir un justificante o factura de un pago de miles de euros por una licencia de riego se encontró con la visita del mismo Agustín Rodríguez en su finca. Le advirtieron de que no pidiera más papeles”, declara alguien próximo al aludido. En este caso y desde Areda, su amistad con un excomisario del Guadalquivir y ex alto cargo de la Agencia Andaluza del Agua, Javier Serrano, también es señalada como clave. El Gobierno andaluz no ha dicho nada sobre la destitución de Agustín Rodríguez. Sí lo ha hecho el secretario general del PSOE de Jaén, Francisco Reyes, que ha destacado su importante labor en favor de los agricultores y el olivar jiennese. Su futuro está en manos de un juez. El mismo que investiga a UGT.
Agustín Rodríguez, natural de Baeza (Jaén) y olivarero, es uno de los hombres con más poder y capacidad de influencia sobre las decisiones que en los últimos años se han tomado en el campo andaluz. Su destitución fulminante días atrás y la guerra civil abierta dentro de la Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos lo han puesto en el disparadero. Su lista de cargos es casi tan amplia como la de sus amistades en el poder. Íntimo del exvicepresidente socialista Gaspar Zarrías, también jiennense, y del ex ministro Miguel Arias Cañete, su círculo más próximo admite la gran influencia del líder sindical tanto en la Junta de Andalucía como en el Gobierno de la nación. En la actualidad, conserva importantes relaciones en el primer escalafón del poder. Con la exconsejera andaluza de Agricultura Elena Víboras pisaba moqueta oficial con frecuencia. Desde su entorno más próximo apuntan a su estrecha relación con el actual secretario de Estado de Agricultura, Carlos Cabana.